13.

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En la pantalla se veía un Tik Tok donde salía Junior en un antro, lo grabaron de lejos con una chica mientras él la tomaba de la cintura.

—Bueno, puede que sean amigos, solo la está agarrando de la cintura—excusé, aunque en realidad sentía mi corazón al mil por hora.

Mi prima suspiró enojada para después pasar al video siguiente donde era imposible negar que Junior se estaba besando a aquella chica. Pasé saliva y mis manos comenzaron a temblar, dejé caer las bolsas que traía del súper. Sentí cómo mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Está bien, no?—dije mientras recogía las bolsas de piso y aguantaba mis ganas de llorar—De todos modos, no somos nada.

No sé qué me dolía más, el video o la mirada de lástima que Estef me dirigía.

—Iré a mi cuarto.

Llegué, abrí las cobijas, me metí en ellas y me solté a llorar. Tal vez no solo era el video, era todo lo que no había querido afrontar: el pensamiento de vergüenza que sentía Junior por mí, su respuesta a querer tener algo serio y que no sabía cómo actuar.

Minutos después escuché la puerta abrirse, sentí cómo Estef se acostó a mi lado abrazándome.

—Ya va a pasar, tranquila—dijo susurrando mientras masajeaba mi espalda—Puedes llorar, estabas muy ilusionada.

Continué llorando, sentir a Estef cerca me reconfortaba un poco.

—Soy una estúpida—dije enojada y sollozando—Yo sabía que esto jamás sería algo serio, por qué me tomaría en serio? Es mi culpa sentirme así.

—No es tu culpa, Paula—me consoló—Quién no se enamoraría? Sé que siempre te dije que no, pero era imposible si él venía a diario, dormían juntos, tenían toda una rutina—limpió mis lágrimas—Era imposible que no sintieras nada.

—Pero por qué él no pudo sentirse como yo?—pregunté queriendo llorar más—Por qué nadie nunca puede quererme como lo hago yo?

Miré a Estef y ella solo me abrazó, tomó mi cabeza y me permitió seguir llorar.

—Cómo quisiera guardarte en una cajita de cristal y que nadie te hiciera nada.

Así pasé la noche, llorando hasta quedar dormida.

Desperté debido al constante sonido del timbre, pero no me levanté de la cama. Estef podía ir, yo no quería hacer nada, quería quedarme acostada y ya. Escuché los pasos de mi prima yendo a abrir la puerta. Por unos segundos todo se quedó en silencio, después la voz de Estef se escuchó:

—Qué haces aquí?—preguntó molesta. Abrí los ojos sorprendida al recordar quién llegaría hoy.

—Pau sabía que llegaría hoy, ¿dónde está?—lo escuché contestar, tragué saliva y me senté en la cama.

Sentí mis latidos acelerarse.

—No está—contestó Estef y después se escuchó la risa de Junior—No te dije que podías pasar.

—Ya dime dónde está—escuché la voz de Junior más cerca, podía imaginar que estaba afuera de mi cuarto.

—No quiero que la veas.

Volví a escuchar la risa de Junior y después la puerta se abrió. Sonrió al verme y caminó hacia la cama junto a mí, logré ver el ramo de rosas en su mano y una caja de regalo.

—Hola, mami.—saludó sonriendo.

Maldito, si no estuviera lastimada probablemente me hubiera derretido de amor.

—Qué haces aquí?—me miró extrañado al escuchar mi pregunta.

—Te dije que llegaría hoy.

Cínico, pensé. Miré a Estef quien estaba recargada en el marco de la puerta y su rostro denotaba enfado.

—Puedes irte, Estef, está bien.—le dije para después sonreírle, ella solo bufó y cerró la puerta molesta.

—Por qué está tan enojada?—preguntó Junior sentándose junto a mí después de verla salir.

Suspiré, restregué mis ojos y con todos los nervios del mundo, hablé.

—Antonio, de verdad qué haces aquí?

la cherry; junior hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora