56.

2.7K 225 23
                                    

Junior abrió la puerta de la casa, revelando un amplio espacio de un solo piso. Al entrar, me quedé asombrada; la casa era espaciosa y, al fondo, se extendía un enorme jardín con vistas al mar.

—Lo que pediste, chula.

—Es como una mansión —expresé sorprendida.

Él me sonrió.

—¿Te gusta? —asentí—Perfecto, pues ya vamos a dormirnos.

—Ay no, Junior —lo tomé del brazo—. Vamos a la playa, quiero entrar al agua.

—Mami, hay una alberca aquí dentro —dijo sacando un cigarro de su bolsillo—. No necesitas ir allá.

Abrí la boca asombrada.

—¿En serio? —asintió divertido—. Ay, entonces sí ve a dormirte, yo me meteré.

Fui directo a la habitación a tomar mi traje de baño mientras Junior se acostaba en la enorme cama.

—Fue un viaje cansadísimo, chula —dijo viéndome—. ¿Por qué no te vienes a recostar?

—No venimos a dormir, Antonio.

—Solo un ratito, vente —alzó su brazo, haciéndome lugar junto a él.

Suspiré y me subí a la cama para acostarme a su lado. Puso su cabeza sobre la mía y me abrazó.

—Por fin, paz.

Esperé unos minutos, pero no podía dormir. Quería ir a la playa, turistear, salir a comer, comprar cosas del mar, etc. Sabía que para Junior esto era rutinario, pero yo tenía años sin salir de vacaciones.

Alcé la mirada y él tenía los ojos cerrados, respirando profundamente. Estaba profundamente dormido.

Con cuidado, me solté de su abrazo y me levanté. Volví a tomar mi bikini y fui al baño a ponérmelo. Salí feliz, dirigiéndome hacia la piscina.

—Ni una hora pudiste estar quieta —escuché a Junior.

—Ay, Antonio —lo miré, seguía acostado—. Llevaba años sin salir de vacaciones, sé que para ti esto es lo mismo, pero para mí es ver el mar de nuevo después de años.

Me di la vuelta y me dirigí de nuevo a la piscina. En un clavado me metí y comencé a nadar.

—Se te olvidaron —miré a Junior con su traje de baño puesto y mis gafas en la mano.

Sonreí.

—Un clavado —le pedí.

Negó y bajó por las escaleras. Nadé hacia él abrazándolo.

—Ya pedí que nos traigan algo de tomar —dijo pasando su brazo por mi cintura—. ¿Quieres algo?

Negué. Caminamos hacia una pequeña barra dentro de la piscina para sentarnos. Junior me tomó de la cintura y me sentó en él.

—Tenemos mucho tiempo, mi amor —dijo en mi oído—. Lo suficiente para descansar y conocer.

Asentí.

—Igual este no va a ser el único de nuestros viajes —puso sus manos en mis caderas mirándome—. Tú solo pide y lo haremos.

Sonreí y pasé mis manos por detrás de su cuello. Comencé a besarlo.

—Después ya vendremos con hijos —dijo entre besos.

Carcajeé.

—En mucho tiempo más, tal vez.

Junior arqueó la ceja y puso sus manos en mi espalda baja, jalándome más hacia él.

—Pues yo cada que te veo así me dan ganas de hacerte unos ya mismo.

Reí mientras sentía sus besos en mi cuello.

—Podemos hacerlo luego —dije tomándolo de la cabeza—. Hay que ir a la playa.

—Ay, Pau, ¿por qué no puedes estar quieta unos minutos y ya, mi amor?

—Es que estoy muy emocionada, amor —busqué sus manos entrelazándolas con las mías—. Además, tenemos la playa para nosotros.

Había rentado una casa con acceso privado a la playa. Estábamos lejos y distanciados de todo y todos. Junior suspiró viéndome y asintió.

—Vamos, pues.

Salí de la piscina pasando mis manos por mi cabello.

—Ay, chula —lo sentí tomarme de la cintura desde atrás—. Solo una y ya.

—¿Una qué?

—Cogida.

Abrí la boca sorprendida, sentí mis cachetes colorearse. Me giré para verlo y pegué en su pecho.

—¡Junior! —me quejé riendo—. Eres un puerco.

Él rió echando su cabeza hacia atrás y después me abrazó tomándome de la cintura.

—Ay, mami, es que ahora no hubo sexo de reconciliación.

Sonreí y dejé un pequeño beso en su boca.

—En la noche, lo juro.

Ahora fue él quien me dio un beso y peinó mi cabello.

—Vamos, pues.

Busqué un vestido ligero en mi maleta y me lo puse. Tomé la mano de Junior y caminamos hacia la sección de la playa que estaba afuera de la casa.

—¡Sí, por fin, mar! —brinqué emocionada.

Él solo me veía sonriendo y con un cigarro en su boca.

—A ver, posa —pidió sacando su celular para tomar una foto.

Sonreí a la cámara.

—Qué chula estás.

—Toma una de ambos —pedí ahora yo acercándome a él.

Volteó la cámara y apuntó a nosotros.

—Ahora, dame un beso —dijo mirándome. Sonreí y junté nuestros labios.

Después de tomar más fotos, retiré mi vestido y entramos al mar. Fuimos metiéndonos un poco más lejos hasta que las olas se empezaron a sentir pesadas.

—Ay, agárrame bien, Antonio —me quejé agarrándolo fuerte del brazo.

Él solo se reía, tomándome firme de la cintura.

—Mami, pues ponte dura —dijo divertido—. Mira, qué bonita te ves.

Dio un beso en mi mejilla, sonreí.

—El atardecer te hace verte aún más hermosa —lo sentía admirarme—. Me gusta más tu pelo así chino  natural.

—¿Sí? —asintió—Es que yo podría estar recién despierta y seguirías diciendo eso.

—Por supuesto, que diré eso —me abrazó pasando sus manos por mi espalda baja—. Eres mi mujer.

Vi una ola venir y me agarré más fuerte a Junior, clavando mis uñas en su espalda.

—¡Auch, Paula! —se quejó.

—Es que viene una ola grande.

Y como dije, la ola nos arrastró y a mí me hizo tambalear. Sentí los tirantes de mi bikini deshacer su nudo.

—Junior, junior —me apreté más hacia él—. Mi traje, ámarralo.

—Ay, Pau. No me agarres así —dijo riendo—. Espera, lo amarro.

Sentí sus manos en mi espalda y de nuevo todo en su lugar. Miré a Junior y él estaba por soltarse a reír.

—No te burles —pegué en su hombro.

—Mami, es que no hay nadie más aquí y yo te he visto desnuda cientos de veces.

Reí con él.

—Ven, ya vamos a salir para ir a comer.

Me encanta que les guste volver a leerme. Solo que la verdad, pienso que esto está por terminar. Ya no tengo muchas ideas sobre lo que podría seguir o más escenas. Si ustedes tienen, díganme y tal vez podría alargarla pero por lo pronto, siento que estos son los últimos capítulos. 🩷

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now