CAPÍTULO 7

403 60 17
                                    

Nínive se había enderezado como si su columna fuera un palo de escoba

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.

Nínive se había enderezado como si su columna fuera un palo de escoba.

     Hematófagos. Las personas que la rodeaban se alimentaban en base a sangre. Sangre como la que corría por sus venas. Miró de reojo la vitrina enmarcada en un arco ojival; los calados en piedra impedían que alguien se arrojara en caída libre. «Tiene sentido ahora», pensó, cuando la idea de aventarse por la ventana se le pasó por la mente. Solo en caso de emergencia, por supuesto.

     De˗Ràzes y Pierrick aguardaban a que dijera algo, ambos con miradas atentas, a lo que ella enarcó una ceja.

     —Espero que tanta expectación no se deba a mi yugular rebosante de adrenalina.

     De˗Ràzes elevó sus brazos al soltar un resoplido y se dio la vuelta.

     —Quien tendría que enojarse soy yo —le dijo Nínive—. ¿Te das cuenta de que me has traído a un nido de víboras? ¿Cómo diablos te asegurarás de que no me despedacen ni bien salga de aquí? ¿O es que nadie sabrá que soy... distinta? Podría usar mis batidos de remolacha y espinaca para hacerlos pasar por sangre. —Silenció cuando vio que la doctora comenzó a negar con su cabeza.

     —No será necesario, señorita Bryce —dijo Pierrick. Miró a De˗Ràzes cuando ella dejó de darles la espalda.

     —Sé lo que piensas, Nínive, pero no somos unos salvajes descerebrados. Así como tú no te abalanzas sobre una vaca para matarla, los sangbìbiers no dañamos a los terrestres.

     —Yo ni siquiera como animales muertos, De˗Ràzes. —Nínive formó un mohín—. Aunque comprendo tu punto. Sin embargo, si no atacáis terrestres, ¿cómo demonios... preparáis vuestro desayuno?

     La doctora entrecerró sus ojos y Nínive se preguntó si lo que había allí era enojo, incredulidad o... ambas cosas.

     —¿No ingieres carnes? ¿Teniendo anemia falciforme?

     Nínive rodó sus ojos.

     —Oye, ya tuve esta discusión con mi madre y todo el cuerpo médico de Maine, ¿vale? No, no consumo cadáveres de ningún tipo, me parece... perturbador. Pero tengo mis suplementos. Ya de por sí consumo todo un cóctel de pastillas; hierro, ácido fólico, la hidroxicarbamida, Omega-3... Añadir B12 a la colección no hace daño.

     La doctora apretó el puente de su nariz. Nínive sonrió para sus adentros al verla tan... ¿frustrada? Le recordaba al doctor Colleman, quien se exasperaba cada vez que ella se esterilizaba a sí misma para tomar las muestras para los análisis por su cuenta desde que aprendió cómo hacerlo en la universidad. En su defensa, él le había pinchado un nervio una vez.

     —Oigan. Sin ofender, pero creo que merezco saber cómo diablos sobreviviré estando aquí adentro. No me comerán viva, lo entiendo. Sin embargo, ¿qué ocurriría si me sangrara la nariz, me cortara o vomitase sangre, como en el vuelo?

SangbìbiersМесто, где живут истории. Откройте их для себя