CAPÍTULO 23

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Nínive comenzó a valorar las ventajas de no poseer esencia después de mentirle a Agnès

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Nínive comenzó a valorar las ventajas de no poseer esencia después de mentirle a Agnès. Tras una jornada extenuante, le había asegurado a la doctora que se encargaría de revisar los archivos que le había entregado por la mañana. Y eso hizo, pero las imágenes de los estudiantes en llamas y el olor a carne carbonizada no se quitaba con nada. Se suponía que ella era parte de la investigación, pero ni DeBlanckfort ni Wagner le habían dado un punto de encuentro, por lo que no le sorprendía caer en la cuenta de que, quizás, el heredero no se tomaba su palabra muy en serio.

«Farsante», pensó para sus adentros mientras serpenteaba entre las mesas de la cafetería vacía, con una libreta y bolígrafo en mano.

Si pensaban deshacerse de ella cual crío al que se le promete algo y luego lo olvida, estaban muy equivocados. Nínive no había mentido al decir que poseía información. Información que de seguro Wagner y DeBlanckfort ignorarían, o al menos tardarían en dar con ella, ya que necesitarían que los oficiales observaran el comportamiento del chico durante más de un día mediante las cintas de seguridad.

«Lux», «asciende», «sombra»... Las mismas palabras que el chico había gritado hasta arder su garganta eran las que había tallado en varias mesas. No obstante, había más palabras; palabras como «oro» o «sangre» no habían sido mencionadas, y eso había captado su atención. Nínive podría saber poco sobre Minoritarios, pero sabía que, si en verdad se comportaban como una célula terrorista, su fin sería más importante que sus miembros, por lo que, la misión no estaba completa...

—¡Oh, pero mira quién está aquí, Kina!

Nínive reprimió un respingo cuando oyó la voz de Jeff bajo el umbral de la cafetería. Entornó sus ojos al ver cómo ambos chicos se aproximaban a ella; Jeff con una sonrisa de oreja a oreja, y Kina jugueteando con los dedos de sus manos.

—¡Qué casualidad encontrarte aquí, Terrestre! ¿Te has perdido? —Indicó con su pulgar la puerta—. Los dormitorios están un poquitito más abajo...

Nínive se los quedó viendo.

—Tu amigo informante te dijo que estaba aquí, ¿cierto?

Las comisuras de los labios de Jeff se retorcieron hasta formar una sonrisa malvada.

SangbìbiersWhere stories live. Discover now