CAPÍTULO 10

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—Ay, esto es aburrido, ¿no podemos pasar a la sección de chismes? —preguntó Rose, una de las redactoras del periódico universitario.

     —Debemos asegurarnos de que no se nos ha escapado nada —dijo Leslie, la editora—. Por si no te enteras, alguien murió en este mismo campus. Deberías tomártelo más en serio.

     Rose rodó sus ojos celestes y resopló.

     —El artículo está casi terminado: todo sugiere que el novio loco de Nicolle la asesinó y ahora todo el DII lo está buscando, pero no podemos añadir nada más hasta que el priorato extienda una versión oficial mañana, por lo que... —La mesa retumbó cuando Rose colocó una pila de fotos y cuadernos—. Deberíamos hablar sobre lo bien que lucía el Príncipe DeBlanckfort al aterrizar el día de hoy.

     Kina hizo una mueca conforme Rose desperdigaba las fotos que había tomado del noble; desde que un oficial le abrió la puerta hasta que se adentró en la abadía. Como no había forma de detener el parloteo de su compañera, miró a Leslie, quien jugueteaba con su largo cabello rubio al tiempo que analizaba las tomas.

     —¿Estás segura de que es prudente publicar esta versión? —preguntó Kina. Todavía recordaba lo que Jeff le había mencionado respecto a los Minoritarios. Moría por contárselo y demostrar que Leslie no era la única con fuentes importantes, pero las averiguaciones de Jeff eran ilegales. Metería tanto a su amigo como a su hermano en problemas si abría la boca, aunque le tentaba la idea de delatarlo cada vez que Leslie le soltaba una mirada de superioridad como la que ahora formaba al arquear una ceja.

     —Es la única versión coherente por el momento, D'Agout.

     —Eso no es cierto —replicó Clarice por detrás de su laptop, terminando de recortar las imágenes para diseñar la portada.

     —Oh, claro, ya se me olvidaba —Leslie apoyó su rostro en una de sus manos—: de seguro que tu hermano tiene una teoría mucho más coherente, ¿es eso?

     Clarice tensó su mandíbula y continuó diseñando los gráficos del periódico sin dejar de negar con su cabeza.

     Como hermana de A.J., la chica tenía el mismo tono de piel moreno y un cabello negro súper largo, aunque, en lugar de usar trenzas como lo hacía su hermano, ella lo llevaba rizado, y con un par de mechones teñidos en azul.

     Sin embargo, pese al parecido físico, Kina sabía que Clarice no seguía aquel rollo de teorías demasiado locas por las que tanto Jeff como A.J. se desvivían. En ese sentido, era mucho más lógica. Tan lógica como para ignorar a Leslie y sus tonterías.

     Dando la batalla por ganada, Leslie echó su melena hacia atrás y cogió un par de fotografías donde el Príncipe DeBlanckfort aparecía demasiado serio, igual que siempre. A muchas chicas les agradaba el futuro heredero, pero a Kina le resultaba demasiado... sombrío. Pocas veces sonreía, no hablaba con los estudiantes, solo se presentaba en los actos indispensables, y corría el rumor de que lo hacía porque la corte lo obligaba. No era uno de esos príncipes que aparecían en las películas animadas de cuando ella era cría. A decir verdad, y de acuerdo con lo que su familia le relataba, ningún DeBlanckfort jamás lo había sido. Como uno de los linajes reales más antiguos, siempre han demostrado ser una familia de guerreros dispuestos a matar a cualquiera que amenazase al reino, pero esa reputación se había manchado después del 97.

SangbìbiersWhere stories live. Discover now