CAPÍTULO 36

272 64 21
                                    

-¿Has podido hacer amigos? -preguntó Katherine

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.

-¿Has podido hacer amigos? -preguntó Katherine. Nínive acababa de ponerla al tanto sobre la investigación, pero el tema se había dividido ni bien empezó a nombrar un sinfín de palabras que su madre no entendía-. De seguro que hay estudiantes bilingües. Y... ¿Hay algún, qué sé yo..., posible interés amoroso?

-¡Mamá! -Nínive miró de reojo a De-Ràzes. La doctora le había prestado el teléfono de su oficina y se encontraba detrás de ella, corrigiendo exámenes.

Katherine rio.

-Oh, vamos, sabes que bromeo. Aunque, un yerno europeo no estaría mal; tendría un lugar nuevo donde vacacionar.

Nínive frunció el ceño y volvió para ver con disimulo a De-Ràzes, rezando para que los sangbìbiers no tuvieran oídos sónicos.

-No habrá tal cosa -replicó-. Además, debo concentrarme; necesito estudiar mis treinta mil genes sin distracciones si quiero que la investigación avance. No me sirve de nada hacer amistades que no podré mantener. -«Y también necesito capturar a un asesino en serie, pero no puedo decírtelo», pensó, y supo que había sonado demasiado tajante cuando se produjo una larga pausa con un ligero sonido de estática de fondo.

-Niv. Sé que ha sido duro, pero no puedes bajar los brazos. Debes creer que hallarás una respuesta. y dejar de vivir como si no hubiera un futuro esperándote allí afuera sería un buen comienzo.

-Lo sé -contestó con sus ojos fijos en la pared. Era mentira; no pensaba dejar de vivir de esa forma hasta que su anemia se curase, pero hacérselo entender a su madre era misión imposible, por lo que siempre se limitaba a concederle la razón. Katherine aseguraba que podría tener una vida normal, pero ¿quién en su sano juicio se casaba con alguien que viviría hasta los cuarenta, por ejemplo? Aceptar los hechos siempre era mucho menos decepcionante que hacerse ilusiones.

Cuando terminó la llamada, colgó su maletín en su hombro y le agradeció a la doctora por el favor. Como estaba demasiado ensimismada en la corrección de los exámenes, Nínive se conformó con el asentimiento que hizo con su cabeza y se dirigió a la puerta, pero entonces la voz de De-Ràzes se oyó fuerte y claro:

-¿Asistirás al interrogatorio en vez de al laboratorio una vez más?

La pregunta hizo que los dedos de Nínive se crisparan de la rabia.

-Haré de cuenta que estás muy feliz con el hecho de que sacrifico un par de días para que tú y los tuyos no seáis víctima en masa de un psicópata.

La doctora reajustó sus gafas y miró por encima de ellas a Nínive. Rodeó su escritorio hasta quedar cara a cara, junto a la puerta.

-¿Te digo algo? Entiendo que lo veas como algo honorable, pero me gustaría que lo tengas muy presente: DeBlanckfort, Wagner, los linajes reales... Todos son iguales. Ahora les resultas útil, pero no dudarán en volver a sospechar de ti como lo hicieron el primer día. Sea por un futuro asesinato o cualquier otra cosa. No conseguirás borrar siglos de odio y de guerra con un acto honorable. Y lo que es peor: podría costarte demasiado caro meterte en el camino de los Minoritarios. A ellos no les importa si eres de sangre pura o un terrestre. Piénsalo dos veces antes de seguir con esta locura, o tendré que tomar medidas serias.

SangbìbiersUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum