Capítulo 59

45.5K 6.7K 2.5K
                                    


Luna

Después de esa cena, las cosas volvieron a la normalidad.

Bueno, tal vez no tanto así "a la normalidad". Quiero decir, Vladimir, el casi ex marido de la tía Elena, despertó al día siguiente en el patio de la casa de mis papás, con resaca y decidido a tomar el camino de la violencia —de nuevo—, pero los guardaespaldas no lo dejaron. Entonces al otro día después de ese apareció con la demanda de divorcio, una amenaza sobre pelear la mitad de la empresa Betancourt y después prosiguió con una demanda contra Max y Francois porque lo tiraron al patio como un perro muerto. Okey, él mismo se llamó perro muerto, no yo ¿Okey? El punto es que él se enojó todavía más cuando la respuesta de Max fue:

—¿Qué te pasa? A todos nuestros perros los hemos tratado bien, hasta cuando se mueren ¿De dónde sacas que los tiramos al patio? ¿Estás loco?

—O sea ¿Sí me estás comparando con un perro?

—No ofendería a los perros de esa forma.

Vladimir y Max nunca se habían llevado bien.

En fin, al menos el día de la cena Gabriel no salió corriendo. Soportó toda esa velada de locos y todavía aguantó las bromas de Max y Francois, tomó vino en las copas elegantes y platicó un rato con la tía Elena y la tía Lu. Gabriel había logrado caerle bien a todos ¿Y cómo no? Si es un hombre simpático, inteligente, educado y encantador. Si dejamos a un lado el momento tóxico de Vladimir, me parece que todo salió perfecto.

En todo caso, le pregunté su opinión a Gabriel y su respuesta fue:

—Bueno, había un sujeto medio muerto en su jardín.

Creo que hay cosas a las que todavía tiene que acostumbrarse.

No le hice ese comentario, por supuesto. Ni ninguno otro relacionado con la cena. Al menos no por algunos dos días, porque después tuvo que ser tema obligatorio cuando el martes ya estaba puesta la demanda de divorcio de parte de Vladimir y el miércoles había otra por cincuenta millones contra Max y Francois. Es que ese es un día que jamás se va a borrar de la mente de Gabriel, eso es seguro.

Es más, ayer por algún motivo se me ocurrió preguntarle:

—¿Cuál es el día más bizarro que hayas vivido?

Su respuesta de inmediato fue:

—El día de la cena en casa de tus papás.

Y ni siquiera se tomó el tiempo de pensarla.

Y yo sí me reí, después le mencioné eso sobre tener que acostumbrarse y se quedó meditando mi comentario por un rato. Después me preguntó si entonces eso era algo común y yo le dije que había pasado algunas veces. Se rio un poco y contestó que entonces tenía que encerrar a Vladimir en la cárcel.

Y yo le dije que si lo desaparecía, era mejor.

Hoy por la mañana me había dicho que iría con Juan a casa de mis padres. Además me había enviado la ubicación que le envió Francois y después, una foto vergonzosa que tomó en el despacho de papá. Estoy guardando las cosas de mi escritorio cuando tengo otro mensaje de texto, pero este ya no es de Gabriel.

De: Caterine

¿Podemos vernos en un rato?

Había intentado ignorar a la señora Caterine desde lo acontecido con las fotografías con Antoine. No quería mentirle ¿Ok? Tampoco era un buen momento para contarle —el mismo Gabriel me lo había dicho—. Así que cuando me llamó tuve que inventarme algo rápido: Decirle que estaba trabajando con Antoine en un comercial. Por supuesto que no estaba trabajando en ningún comercial, pero me acordé de los videos publicitarios para Belrose que grabé antes de irme de la casa de mis padres. Por supuesto que en ellos estaba Antoine. Entonces, ese mismo día le pedí a la tía Lucy que los publicara.

Se busca novia © (Disponible en Amazon 🌸Digital, Papel y Kindle Ilimitado🌸)Where stories live. Discover now