Capítulo 66

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Gabriel

Oficialmente este ha sido el día más largo de mi vida.

Este y el día que conocí a los papás de Lu. Es más, voy a marcarlos como los más caóticos de mi existencia. Bueno, en realidad creo que es cada encuentro con Max & François que convierten cualquier día en un caos, pero bueno... espero los siguientes sean mejores. Espero.

A ver, al menos aquí todo ha ido bien, desapareció Roberto, tampoco están Cristal, ni su amiga, Elías todavía no habla sobre su página porno, —aunque no sé si ya se la ofreció a Antoine, porque los vi charlando hace un rato—, pero en fin, en lo que respecta todo ha marchado bien, digo... todavía nadie ha entrado apuntándonos con un arma en la frente.

Aunque no sé si eso es peor que escuchar a mi papá alcoholizado cantar junto a Max. Cuando digo "junto a Max" no significa que está cantando con él, no... él está a su lado tocando el piano mientras el comisionado suelta cuatro gritos con alguna canción que todavía no logro reconocer. El papá de Lu solo se ríe, François también y todos los miembros de la familia de Luna en realidad ¿Cómo te atreves a cantar frente a una familia de músicos o... frente a un cantante internacional? En fin, mi padre.

Bueno, tal vez debería grabarlo y después recordarle que cantó ebrio, desafinado y con una peluca roja frente a Max y François Belrose.

—La próxima vez es nuestro turno de organizar algo para ustedes. —Habla Max. —Solo elijan el día y nos avisan. Bueno, solo los que estamos aquí nada más ¿Ok? Sinceramente no queremos a ningún ex de nadie, ni esposos de exes, ni nada de eso. Bueno ustedes dos sí. —Agrega señalando a Caterine y después al comisionado.

—Me parece bien. —Escucho a mi padre exclamar. La risa de Juan es la siguiente, aunque intenta disimularla y se toma un sorbo de vino. François se pone de pie y dice:

—Por cierto ¿Les parece si salimos a dar una vuelta?

El comisionado es el primero en responder:

—¿En sus autos?

—Bueno, podemos mandar a traer la limusina, así nos vamos todos de una sola vez.

Y por supuesto que todos aceptan. Sin preguntar nada, sin oponerse, sin responder cuando ellos agregan que todavía está temprano y podemos ir a otro sitio. Es más de las ocho de la noche cuando ya estamos dentro de una limusina de los Belrose y por supuesto que no salimos solo a dar una vuelta, sí nos están llevando a otro sitio, uno que desde la entrada se ve más caro que toda mi vida. Es un club. Max y François acaban de traer a mis padres a un club privado de millonarios, porque bueno... que yo sepa este lugar es exclusivo y solo para personas del nivel de ellos dos.

Y no es como que a alguien le incomode.

Ni siquiera a Elías quién le confesó a Max que tenía una identificación falsa que iba a traerse por si las moscas, pero que no le dijera a mamá. Entonces él también está aquí, aunque al inicio Caterine no estuvo muy de acuerdo, terminaron por convencerla. Nadie más hizo preguntas, y a Max y François ni siquiera les importó que el enano anduviera ahí con una edad falsa.

Y no es como que en la entrada le preguntaran algo tampoco.

Digo, entró junto a Max y François Belrose.

Estoy sentado en la barra, viendo de lejos a mi padre junto a los papás de Lu reírse a carcajadas y me vuelvo a Juan, quién está al lado mío, pero charlando con Javier:

—¿Sabes? Creo que fue mala idea presentar al comisionado con Max y François. —Juan toma un trago de la barra, arruga la frente y después los mira.

Se busca novia © (Disponible en Amazon 🌸Digital, Papel y Kindle Ilimitado🌸)Where stories live. Discover now