➳ Capítulo 30

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Un joven de unos 19 años caminaba entre los callejones escapando del que creía era su depredador, entre sus manos tenía un bebé de apenas unas horas de haber nacido, un niño que había sido robado del hospital sin que nadie se diera cuenta de su delito, pero es que no podía evitarlo la carne tierna lo atraía con desesperación y su sangriento lobo se lo pedía entre chillidos.

Pero no puso que era vigilado hasta que se topó con ese hombre en la puerta trasera del lugar, no supo distinguir que jerarquía pertenecía, si es que era un alfa, Omega o tal vez un beta no lo sabía, solo sabía que debía de escapar de éste. El cachorro en sus brazos amenazaba con empezar a llorar, hacía mucho frío y tenía hambre.

Se detuvo para ver mejor a su nuevo juguete.

—Eres muy lindo—le acarició el suave y rojizo rostro del bebé. Un niño muy bonito.

— Ese niño no te pertenece, perro— hablaron detrás de él, este salto del susto— por qué no lo regresas con su madre, así te evitas muchos problemas, lindo.

— ¿Y si no quiero?— preguntó retador mirando al otro con burla.

— Entonces te mataré— dijo con simpleza.

— Consíguete el tuyo, estuve esperando mucho para que ese omega lo pariera no pienso regresarlo— negó rotundamente.

Pero para él su espera había sido muy bien compensada con ese bonito niño que traía en sus brazos.

— robar un bebé para después comerte lo— comentó sin creerlo, el otro se encogió de hombros restándole importancia.

—por favor, no me vengas con tus tonterías, DoYoung, tu hiciste lo mismo y peores, sabes que están detrás de ti y que darían mucho para cerrarte esa boca tuya.

El nombrado lo miro con una expresión dura.

—Pues dile a ese maldito carnicero que su hijo será quién lo mate, yo me haré cargo de que suceda.

—Claro, si es que él no llega primero a ti— susurró para desaparecer en la oscuridad dejando al otro ahí parado. DoYoung no comprendió aquello hasta que sintió una respiración cerca de su cuello donde descansaba una marca rota.

Donde se encontraba un error suyo, pensó.

Un cuchillo no tardó en llegar a él y caer justo en su pierna derecha. Jadeó por el dolor pero no se dejó ver débil ante ello. Sintió que era sostenido por los brazos y levantado sin piedad por la herida, el chico sabía que ese cuchillo estaba envenenado así que no tardaría en morir, pero conociendo de quien era esa arma sabía que venía con una cura amarrada.

—Mi querido Kim DoYoung te estuve buscando—dijeron desde la oscuridad del callejón, Kim reconoció aquella dulce y suave voz como el canto de un demonio.

¿Hace cuánto que no oía aquella voz?

—Y yo alejarme de ti—respondió con arrogancia.

—Eso es imposible solo lo harás cuando estés muerto, te escapaste de mí una vez. Me dejaste.

—En realidad fueron dos las veces que te deje—se burló DoYoung, no pudo evitar reír, que más le quedaba.

DoYoung conocía el temperamento del otro, sabía que burlarse de él era humillarlo, y le encantaba hacerlo siempre que podía, así que no tardó en sentir la cercanía del otro, de sentir la respiración en su rostro y ese aroma fuerte de un alfa. Café amargo con un toque de cigarrillo.

—No podía tocarte por el imbécil de Lee pero ahora no eres de nadie, estás solo, bonito plan el quererte pasar por un estudiante más, no lograste nada—Kim miro a los ojos al otro y sonrió de lado.

Why Do You Love Me, Baby? © YoonMin [Omegaverse]Where stories live. Discover now