Vigesimoquinta sesión con el doctor Cantú

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Mauricio está camino a su consultorio, cuando es interceptado por Javiera.

—Doctor Mauricio —dice ella, intentando recuperar el aliento después de haberse apresurado para alcanzarlo—, le tengo muy buenas noticias —Javiera se detiene de nuevo, respira profundo—: los muchachos de la noche me dijeron que la demanda en contra de la señorita Eva no procedió. Al parecer el joven Gustavo logró llegar a un acuerdo con la familia Arceo.

Mauricio siente un gran alivio. Asiente, se retira los lentes, los limpia y se los vuelve a colocar.

—Hubiera visto a Berta, hasta se puso a bailar de gusto —Javiera se ríe y se sonroja—. Todos estamos muy alegres de que la señorita Eva no vaya a ir a la cárcel, así que me imaginé que usted también estaría contento de saberlo.

—Gracias, Javiera —dice Mauricio, intentando mantener una expresión neutral porque es lo mínimo que se espera de un profesional como él.

—Son excelentes noticias, ¿no cree? —Insiste Javiera.

—Por supuesto que lo son —responde él, manteniendo su fachada seria. Mira su reloj y continúa—. Tengo que darme prisa, sino, no llego a tiempo a verla.

—Claro, claro —dice Javiera, dejándolo continuar su camino.

Cuando Mauricio llega a su consultorio, Eva está en la sala de espera. Él no la encuentra particularmente alegre.

—Pensé que estarías celebrando —Le dice.

—¿Ya se enteró de la última? —Eva niega con la cabeza—. Las noticias vuelan en este hospital.

—¿No estás contenta? —Mauricio abre la puerta de su oficina, luego regresa a donde se encuentra su paciente para empujar cuidadosamente la silla de ruedas hacia el interior del consultorio.

—No —responde ella, intentando mirarlo aunque el ángulo es evidentemente incómodo—. Por lo menos, no hasta saber qué fue lo que hizo mi hermano para lograr que retiraran la demanda.

—¿Temes que haya recurrido a métodos poco legales? —Mauricio detiene la silla de ruedas frente a la que él ocupa durante la terapia y se inclina para poner el freno.

—Temo que haya entregado dinero que debería ser para el futuro de mi sobrino —responde Eva.

—¿Crees que tu hermano se haya dejado estafar por los padres de Jaime? —Mauricio abre un cajón, saca el bloc de notas y toma asiento frente a Eva.

Eva asiente con cierta tristeza.

—Por lo que sé, Gustavo siempre se ha mantenido en el lado honesto de la ley, pero no sabré como logró sacarme de este problema hasta que pueda preguntárselo mientras lo miro a los ojos.

—¿Continuamos con tu historia?

Eva asiente una vez más.

Sólo a ella | #PGP2024Where stories live. Discover now