11. Matamos a un Edevane

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Mientras se alejaban de aquel lugar, Danielle se preguntaba qué demonios iba a pasar cuando la gente encontrara los cuerpos de los vampiros muertos en el distrito viejo

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Mientras se alejaban de aquel lugar, Danielle se preguntaba qué demonios iba a pasar cuando la gente encontrara los cuerpos de los vampiros muertos en el distrito viejo. ¿Por qué jamás escuchó de cuerpos de vampiros encontrados? ¿Quién los cubría? O peor, ¿y si más secuaces de Chicho aparecían? Acababa de matar al líder de los vampiros de la ciudad, eso no podía quedar impune, ¿verdad?

Se miró otra vez la mano. Ya entendía los guantes negros, entendía todo. Le dolía la cabeza porque de pronto todo parecía más brillante, los sonidos más fuertes, incluso los olores. Apretó los ojos mientras iba en la moto con Aliz de vuelta a los barrios altos, esperando que todo fuera solo pesadilla.

Para el resto, eso era una fiesta. No se dio cuenta de nada, ni siquiera en qué momento Diego y José Alonso llegaron con botellas de ron y vino en mano.

Matamos, matamos a un Edevane. Sufriendo él se fue —cantaba Diego, torciendo alguna canción. A Aliz y Alonso eso es hizo mucha gracia, así que bebieron el licor de la botella.

—"Matamos" es mucha gente, los mató mi angelito —aclaró Aliz, y los demás asintieron de inmediato.

Mi angelito eres tú, tu amor bendito, un regalito de Dios. Mi angelito eres tú, mi amor bendito, cariñosito —improvisó José Alonso—. ¡Les dije que nos la teníamos que quedar! Ahora somos un equipo más genial, ¡tenemos a una auténtica cazadora Montagny con nosotros!

—Y Bautista —les dijo ella—. Y ya basta con eso de "angelito". Soy Danielle, maldita sea, ¡Danielle!

—Angelito, relájate —pidió Diego, ignorando lo que dijo—. Mira, los Edevane son casi intocables, son el clan de vampiros más fuerte y poderoso del mundo, ¿entiendes? ¡Y tú te cargaste a uno en tu primera cacería!

—¡Es lo que querías que hiciera!

—Todos pensamos que ibas a morir, así que deberías estar bebiendo como si no hubiera mañana, ¡porque quizá no haya mañana! —añadió, riendo al lado de José Alonso.

Mataron, mataron a un Edevane, volando él se fue —siguió José Alonso—. Ya lo mataron, la Danielle lo dejó tieso —seguía cantando el otro, y los demás se reían sin parar.

—¡Ya basta! ¡Quiero irme de aquí! —gritó ella. Eso más parecía una pataleta y lo sabía, gritaba mientras los otros reían y bebían.

—Cielo, tienes que tomártelo con calma. —Aliz apareció a su lado de pronto, y posó despacio una mano en su hombro—. Ya rompiste la maldición, bien. Ahora mismo la muerte de Chicho debe estar causando revuelo en la ciudad, con este vacío de poder de seguro que hay un caos vampírico. Pero no pasará mucho tiempo antes que alguien decida vengarse por la muerte de Chicho, y tal vez un poco más hasta que llegue un nuevo Edevane a sustituirlo, así que...

—¿Qué cosa? ¿Entonces ahora me van a perseguir? ¿Van a asesinarme para vengar a ese tipo? ¿Sabías que esto iba a pasar? —Aliz se encogió de hombros con desinterés—. ¡Lo sabías, y me usaste para que me persiguieran! ¿Eso era lo que querías?

Frontera de cazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora