Especial de Halloween 2023 [Parte 2]

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VI

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VI. El horror

—¡Milla! ¡Diego! —gritó Aliz. Segundos después, Dani los vio asomarse por su balcón, los dos iban a medio vestir. Milla gritó espantada, pero Diego salió corriendo escaleras abajo hasta la piscina, mientras el resto lo seguía.

Cuando llegaron, el chico ya se había metido al agua para sacar al hombre. Si por un instante pensaron que tal vez estaba vivo y que eso fue un accidente, todo se acabó en cuanto notaron que aún tenía el arma que lo apuñaló varias veces en el vientre, y además le habían desfigurado el rostro. Milla se abrazó a ella, y empezó a llorar, pues conocía al hombre desde niña, él siempre trabajó con su familia.

—Ha vuelto... Se escapó... Se escapó... —empezó a decir ella presa de los nervios. Era ese asesino, ese maniático de Jack. ¿Quién más podía ser?

—¡A la casa, ahora! ¡Cierren todas las puertas! —exclamó Aliz, quien tomó el mando de pronto.

—¡No está José Alonso! —gritó Diego.

—¡Lanslet tampoco! —añadió ella, mirando por todos lados. ¿Y si el asesino los encontró primero?

—¡A la casa! —insistió Aliz, y Milla se la llevó de la mano casi corriendo.

—¡Tenemos que ir por ellos! —insistía Diego, y le pareció que Aliz asentía.

Pero primero había que ponerse a salvo. Una vez entraron a la cabaña, Milla se apresuró a poner seguro a las ventanas y a la puerta principal. Estaban temblando, y con el pasar de los segundos se ponía peor, pues ninguno de los chicos aparecía.

—¡Papá tiene un arma! ¡Está arriba, en la gaveta! —advirtió Milla, y Diego asintió.

Sin decir nada, corrió escaleras arriba y poco después regresó con la pistola y las balas. Vio que Aliz cogía un palo y un cuchillo de cocina, los dos se estaban armando, y ella no sabía qué hacer.

—Vamos a ir a buscar a los chicos —les dijo Aliz—. Quédense aquí, no abran ni una sola ventana a nadie, ¿está claro?

—¡No puedes irte! ¡Diego! —lloró Milla. El chico la abrazó fuerte, pero no eso no iba a detenerlo.

—¡Aliz, no! —gritó ella, sintiendo que las lágrimas le nublaban el rostro. A modo de despedida, la chica la tomó de las mejillas y le plantó un beso antes de salir, Diego la siguió.

Así que se quedaron solas, y eso solo consiguió que se pusieran más nerviosas. Las chicas se abrazaron y lloraron, Dani temblaba sin tener idea de qué hacer. Tal vez podrían escapar hasta la comisaria o al pueblo en el auto, ¿luego qué? ¿A quién pedían ayuda? ¡Estaban aisladas! Ni siquiera había línea telefónica, ni nada, y...

—¡Dani! —gritó de pronto Milla. Al seguir el rumbo de su mirada, notó lo que estaba viendo. Jack estaba allí, sostenía un cuchillo, y a José Alonso.

Frontera de cazaWhere stories live. Discover now