17. Nos preparamos

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Cuando bebió todo lo que pudo, la arrojó al piso y esta quedó sobre sus pies

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Cuando bebió todo lo que pudo, la arrojó al piso y esta quedó sobre sus pies. Aliz la empujó con la punta de su bota, y se limpió la sangre de la comisura de los labios. Nunca comprendió la razón por la que el mayor de los Edevane optó por hacer de la iglesia católica el refugio de los suyos, pero le reconocía que tuvo una visión de largo plazo, considerando que se unió a ellos cuando apenas empezaban a definir su dogma.

"Y bueno, la sangre de Edevane no sabe tan mal", se dijo con una sonrisa. Sabía que pronto iban a descubrirlos, que a los líderes del clan les llegaría la noticia de que una Drak se había apoderado de la ciudad que quisieron controlar. Y, teniendo El Sirada, ahora Aliz podría declararse...

—¡La reina del sur! —exclamó José Alonso, con la boca ensangrentada—. Es oficial, ahora sí lo eres. Pray for Teresa Mendoza. —A su lado, Diego rio. Según sus cálculos, el chico ya estaba listo para convertirse, así que tendría que programar pronto el día de su ritual. 

—Y pensar que tuvimos que venir a misa para concretarlo —añadió el humano, mientras el otro se reía.

—Crei que me iba a incendiar ni bien pusiera un pie sobre el Iglesia del Santo Sepulcro de las Monjitas encerraditas —le dijo José Alonso, pero a ella se le escapó una carcajada.

—No seas ridículo, no hay nada aquí que pueda dañarnos. —Y sí, decía la verdad. Ya no quedaba nadie vivo.

Después de Chicho, había tres personas más del clan Edevane en El Sirada: Una monja, y dos sacerdotes. Mentían diciendo que era un convento de clausura, pero Aliz conocía los métodos de los Edevane, algo que hacían desde la edad media: Usar monasterios y abadías para refugiar a vampiros recién convertidos, así cuidaban de ellos hasta que estuvieran preparados para salir al mundo. Y allí, en El Sirada, se formaban los jóvenes Edevane del Sudamérica.

Con Chicho muerto, Aliz supo que tenía que tomar el control pronto. La misma noche en que rescataron a Danielle, se llevó a sus muchachos al lugar donde sabía encontraría al resto de alimañas de Chicho. Vampiros en busca de apoderarse del vacío de poder, cosa que ella no podía permitir: Si alguien iba a dominar El Sirada, sería ella. Y vamos, tenía que hacerlo. De no ser así, tendría a la mitad de los vampiros más fuertes de la ciudad buscándola para arreglar cuentas.

No tuvo que hacer mucho, solo ejecutar a un par de ellos delante de todos para que quedara claro quien mandaba. Y claro, acabar con lo que quedaba de los Edevane. Por eso logró sacar a uno de los lamebotas de Chicho la verdad sobre la iglesia en la que estaban, y no perdió el tiempo. Ordenó a sus nuevos seguidores que atacaran y mataran a los jóvenes vampiros, cosa que en realidad no fue un esfuerzo. Hasta José Alonso, que tenía apenas un año de ser un Drak, era más fuerte que ellos. No iba a negarlo, estaba orgullosa de haberlo creado y que resultara ser tan salvaje como todos los Drak debían ser. Un poco quisquilloso con sus alimentos, cierto, pero al momento de la verdad sabía cómo comportarse.

Frontera de cazaWhere stories live. Discover now