Capítulo XXXIX

362 46 30
                                    

—¿Alguna vez te has planteado cuál es nuestro propósito aquí? Quiero decir, ¿por qué nacemos? ¿Para qué nacemos? —cuestioné con curiosidad.

   Mi hermano y yo estábamos jugando a la Play en el salón. Yo estaba bocabajo en el sofá, con las piernas subidas al respaldo y la cabeza colgando, a escasos centímetros del suelo. Mi hermano, sin embargo, se había sentado en la alfombra y estaba centrado en el juego como si se le fuera la vida en ello. Movía la lengua de lado a lado en un gesto de pura concentración.   
   Ten me echó un vistazo rápido antes de volver a mirar la pantalla del televisor. Tenía una ceja enarcada y los labios apretados en una fina línea.

   —¿Te encuentras bien? —me preguntó. Su personaje golpeó con fuerza al mío en la mejilla y yo le devolví el golpe sin remordimiento alguno—. ¿Estás enfermo?
   —Solo estoy pensando.
   —Dios mío, se ha obrado un milagro —se mofó.

   Le asesté un golpe en el hombro en la vida real y él se carcajeó.

   —¿Es por Dion? —se atrevió a decir.
   Suspiré con fuerza.
   —No. Es por las clases de filosofía. Creo que están haciendo mella en mí, porque no paro de plantearme la existencia de la vida —contesté. Después, recapacité y añadí—: Y, bueno, puede que mi pelea con Dion tenga algo que ver.

   Mi hermano puso el juego en pausa y giró sobre su propio eje para acabar justo frente a mi cara. Yo ni siquiera me moví de mi sitio, todavía con la cabeza colgando a ras del suelo. Ten se llevó el mando a la boca, entrecerró los ojos y puso una expresión que hacía parecer que estaba meditando sobre algo importante. Se pasó la lengua por los labios, un gesto que hacía cuando estaba pensativo y que había heredado de mi padre.

   —¿Qué? —le interrogué. Algo estaba tramando su mente.
   —¿Tan malo fue? —cuestionó al fin—. No nos contaste demasiado, y nosotros no queríamos agobiarte con preguntas.

   Me incorporé en mi sitio y me senté como las personas civilizadas sobre el sofá.

   —Bueno, prácticamente dijo que yo no era importante y que era un lameculos, un mocoso y un acosador sexual. Pero he de decir que él también lo es, porque me besó sin mi permiso.

   Ten sonrió.

   —¿¡Te dio un beso!? —Asentí—. ¿En los labios? Puede que estuvieras delirando por la fiebre, Simon —se burló. Le lancé un cojín a la cara a modo de respuesta y él se quejó entre risas—. Oye, no creo que lo dijera en serio. Y, de haberlo dicho de verdad, entonces es un gilipollas que no te merece. Da igual que mamá diga que es un ángel caído del cielo, ¿vale? Es un puto demonio con cuernos y solo escupe veneno de víbora por la boca.

   Torcí el gesto en una sonrisa, mezcla de diversión y tristeza.

   —Estoy intentando imaginar un demonio con piel y lengua de serpiente.
   —Es una puta pasada, ¿a que sí? —Me guiñó el ojo.
   —Esa boca —le advertí—. Te estás volviendo muy maleducado.

   Resopló y puso los ojos en blanco.

   —¿Y de quién lo habré aprendido?
   —¿De mamá cuando habla con los comerciales de telefonía? —Sonreí con inocencia.

   Ten soltó una risotada.

   —Touché.

   De pronto, un estridente grito por parte de mamá nos hizo sobresaltar y provocó que ambos, mi hermano y yo, nos miráramos con complicidad, preocupados. Al intentar levantarme, mis piernas quedaron enredadas en la manta y yo caí de cara al suelo. Traté de poner las manos frente a mi rostro, pero mi nariz y frente se llevaron un golpe que no pude evitar. Ten, quien consiguió ponerse en pie sin apenas esfuerzo, se detuvo en el acto al verme de morros contra el suelo. Probablemente, se estaba debatiendo entre ir corriendo a ver qué le ocurría a mi madre o ayudarme con mi problema de torpeza. Le grité atropelladamente que fuera en busca de nuestra madre, por lo que salió corriendo en dirección a la cocina.
   Cuando conseguí escapar del enredo que había causado con la manta, me puse en pie para ir tras mi hermano. Noté un líquido que resbalaba por mi nariz y rodaba por mis labios. Tenía un sabor a metal que relacioné con la sangre.

Simon diceWhere stories live. Discover now