A la aventura

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Ella quiere probar el aire de la locura. Los hombres del grupo le paran, cansados ya como están de sentir la brisa de la aventura. No quieren acompañarle, pero es que ella tampoco necesita compañía. Ella desea saborear un poco más, le abruma el futuro. Le preocupa el hecho de que no vayan a pasar más trenes. De que su andén se quede vacío, que no venga ninguno más y que ella permanezca a solas acompañada solo de una maleta, entonces inútil. Quiere exprimir la vida al máximo, e incluso lamer las gotas que caen. Pero le da miedo que el zumo sepa demasiado ácido y que le haga poner muecas.
Como le inundan esos pensamientos, tiene que contenerse para no llorar. En vez de hacerlo, reclama su deseo con fuerza, haciendo ver que realmente quiere que algo interesante ocurra. Entonces apreta al botón de la próxima parada. En tres minutos ya está de vuelta al ruedo. Se ha bajado del autobús y ahora camina de vuelta hacia lo que busca. Le queda un rato aún, pero le da igual. Sabe que al fin ha escogido el tren correcto.

CUADERNO DE BITÁCORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora