Debajo de la cama(5/5 Maratón)

102 12 7
                                    

Estás tumbada, intentando dormir. Cuando el sopor ya te alcanza, justo cuando tus ojos van bajando como a cámara lenta, un ruido de unos pies descalzos correteando hace que tus párpados suban de un tirón.
Ahora estás tensa sobre la cama, intentando no mover ni un músculo, intentando calmar tu respiración, que al igual que tu corazón, va cada vez más rápido. Intentas no hacer ruido para oír algo que te indique quién ha entrado en tu habitación. O qué...
Pasan varios segundos en el más absoluto silencio que, tan asustada como estás, se te hace la espera una eternidad.
Empiezas a dudar si es mejor que haya luz, para verlo. Quizás es mejor ver la monstruosidad que ha entrado en tu cuarto, para ver cómo se acerca poco a poco. Aunque a lo mejor, es preferible sumirse en la más densa oscuridad, para que no te permita ver nada. Mientras, el silencio y la espera te corroen por dentro y hacen que prefieras que te despedace con sus garras en comparación con el suspense anteriormente vivido.
Vuelves a la realidad, ahora sí que oyes unos ruidos que hacen que también consideres si sería mejor oírlos o no. Los susurros, pisadas, silbidos del viento en la ventana, extrañamente abierta rompen el silencio fácilmente como si fueran ruidos sonidos de altos decibelios. Se hacen más fuertes por momentos, y la tensión te hace hiperventilar. Lo notas cada vez más cerca, como si estirando los dedos pudieras tocar su mugrienta piel. Pero ni la más valiente se atrevería a sacar la mano así que te tapas hasta la nariz esperando el fatídico momento...
Sueltas un grito cuando la bestia te toca pero la luz recién encendida convierte a la bestia en tu hermano pequeño, y la terrorífica situación en una broma inocente. Se quedará grabada en tu mente durante un largo período de tiempo... si vives para recordarla.
Salgo despacio, arrastrándome, justo cuando tu hermano se va y mi parte del día favorita vuelve a reinar sobre la habitación. Me acerco silenciosamente a ti mientras vuelves a intentar dormir, ajena a mi presencia, que tienes a menos de un palmo.
Mi trabajo termina silenciosamente, sin ningún contratiempo, y me dirijo a mi lugar predilecto, limpiándome las garras manchadas de sangre. Vuelvo a ese sitio encima del cual reposa un cadáver encima del cual mañana, después de un grito ensordecedor, la madre llorará desconsoladamente.
Siento remordimientos, mas no puedo volver al pasado y cambiar los acontecimientos de lo que hice. Siempre me pasa lo mismo, salgo de cacería movida por la sed de sangre, y vuelvo con el más profundo arrepentimiento y con ganas de ser un niño normal. Pero soy así. Soy un monstruo.
Sí, a veces es mejor la noche.

CUADERNO DE BITÁCORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora