Bolsillo vacío

143 6 3
                                    

Érase una vez una niña pequeña que no creía en los deseos. No había soplado jamás un diente de león, deseado ver una estrella fugaz o esperar a que el reloj dibujase en su letrero un número capicúa. Desde que era un bebé sus padres le habían inculcado la importancia del trabajo duro para conseguir lo que quería así que no creía que una frase formulada dentro de su cabeza fuese de mucha utilidad.

¿Era ella fría o eran ellos los ingenuos?

¿Era una tontería de niños que no debía hacerse o una convicción que ayudaba a sobrellevar lo malo?

¿Era mejor sola o acompañada por un deseo fatuo?

¿Era ella más feliz o el resto disfrutaban más la vida?

¿Era ella feliz? Esa era la pregunta.

Porque esa joven no era princesa, reina, hada, criada o malvada así que esto no es un cuento de hadas y su vida tenía cosas buenas y otras que mejor no hablar de ellas. Si alguna vez un mago las escribiera en un libro para niños los padres arrancarían las hojas y las escondería debajo de las almohadas de sus hijos para que estos no tuvieran pesadillas. Además, el final de esta chica no parecía involucrar a perdices doradas cocinándose doradas a la luz de su amanecer perfecto. 

Se podría decir que era feliz en general. Había pasado por bastante pero lleva ya un par de meses sin llorar. O eso dice ella. Lo que ella no dice pero sabe de sobra es que se permite una especie de desliz cuando llega el fin de año.

Sí, os hablo de ese día de cotillón, de todo el mundo felicitando a todo el mundo a pesar de no recordar ni su nombre ni si te importa, de apuntarse al gimnasio pero solo un mes, de uvas y chocolate. En ese día ella llevaba siempre pantalones con bolsillos, en uno de ellos una lista. Días antes se habría encerrado en su cuarto para elaborarla y consistía en 12 cosas por las que daba las gracias y que esperaba seguir teniendo al año siguiente.

No eran propósitos de año nuevo que olvidaría en cinco días ni tampoco deseos porque ya hemos dejado claro su ateísmo. Eran cosas importantes de las que se había dado cuenta con los años y que todo ido apuntado. Para que quería las entradas para el concierto de Ed Sheeran que oyó susurrar a su mejor amigo cuando mandaba paracaídas por todo el verde prado con su aliento, si su abuelo moría. Obviamente había elementos que tuvo que cambiar a lo largo de los años porque por ejemplo lo de su abuelo dejó de hacer falta en un momento pero ella no se alegró precisamente por ello.

1) Salud desde aquel año en el que a su mejor amiga nacida el 27 de junio se la llevó su signo zodíaco a pesar de que la chica tampoco creía en ellos.

2) Que su familia estuviera bien porque Hakuna Matata, porque les quería con locura y no seo decía lo suficiente entre peleas y gritos, porque es necesario, instintivo y porque sí.

3) Por sus amigos, por tenerlos y que fueran de verdad, por que no les pasara nada y sobretodo para verles sonreír más a menudo y decirles más cumplidos que reproches.

4) Por sus notas que podían no parecer importantes pero eran su orgullo. Me gustaría decirle que no es un número que ni una cifra roja en un papel ni una media será capaz de expresar jamás su valor como persona.

5) Por su abuela que es la única que queda. Que ser la superviviente de cuatro le convierte en la más maltratada de todos porque ya está mayor, porque carga con el fantasma de los otros tres, porque cuesta más andar y levantarse sin su marido. Pero ser la última es ser también la más querida y nuestra joven la besa y le invita a jugar al cinquillo cada tarde. Ve a todos en sus cataratas y apreta esas manos arrugadas que para ella tienen 40 dedos a los que debió apreciar más antes de que fuera tarde.

El resto son quizás muy personales para ponerlas aquí pero solo digo que la última es muy corta pero es la que pone con mayúsculas y a la que añade una carita al final.

12) Por ella misma

Cada vez que una de las 12 uvas toca su boca recita en su cabeza una de sus esperanzas y pasa revista al bulto de su bolsillo. Muchos tienen problemas para ponerse tal número de comida en la boca en solo doce segundos. Ella además acumula en sus carrillos doces frases sin embargo no se ha atragantado ni un solo año. Tiene demasiado estómago y mucha sangre fría para ello. 

Seguro que os habéis enfadado por no haberos dicho más frases de las que escribe. A lo mejor pensáis que es pura vagancia, que no se me ocurrían más pero es privado. Además todo eso no importa porque este año lleva falda sin bolsillos y se traga las uvas sin pensar en nada más que en la suerte que tiene de estar compartiendo la llegada de ese nuevo día con la gente de alrededor. Mira a su prima reír y se salta una uva, mira a su hermano que come turrón porque odia la fruta y no puede evitar carcajear. Entonces se atraganta y el nuevo año lo empieza con la cara roja y un fuerte abrazo de su padre para ayudarle a respirar. 

No necesita deseos, no necesita frases solo vive, que con eso ya tiene suficiente. Que no necesito deseos os digo, que no necesito frases solo vivo, que con eso ya tengo suficiente.

Colorín colorado este año se ha acabado.
Érase una vez 2019.

CUADERNO DE BITÁCORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora