He was a boy She was a girl Can I make it any more obvious [Maratón 6/6]

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ESTUPIDO 1

Era uno de esos chicos que prefiere meter mano que darla. No le encontrarás en silencio en la vida, siempre con los cascos en los oídos. A través del aire que le envolvía, podías discernir un poco la música que escuchaba. Se oían versos con fuerza, de esos de los que los padres reniegan. De esos que expresan fuerza, dolor y el orgullo de ser jóvenes. El orgullo y el sacrificio.

Nunca había oído hablar del espacio personal. Tenía una especie de barra de contacto físico que tenía que llenar cada día para ser feliz. Muchas veces me pregunté que pasaría el día que no lo consiguiera. Pero, solía hacerlo. Porque tenía la maldita manía de ser la persona más insistente que conozco. Te imploraba caricias con esa media sonrisa y sus gestos de aire. Era una mezcla de aire y olas que le hacía relucir a la luz de la luna. Si caes en su trampa una sola vez, ya no hay solución. Al "que más da por una vez" se le añade un "más" al final, convirtiéndose así el "que más da por una vez más" en tu frase habitual ante sus ofertas de un masaje a cambio de otro.

Pero eso no fue lo que se me quedó grabado de él. Muchas veces ya me había cruzado con chicos así, adictos a la piel y chicas dependientes del calor de otros cuerpos. No como nada concretamente sexual. Tan solo el simple hecho de saber que no estás solo en el mundo, de saber que hay alguien cerca que te acepta. Lo que me llamó la atención fue su mirada. Aún cuando creía que nadie le miraba, su manera de andar seguía siendo la de un rapero. Forma relajada, fuerte pero ágil con los brazos al ritmo de la música y un skate cerca a ser posible. Pero lo que sí que cambiaba era su mirada. Sus ojos se volvían oscuros, del color de su pelo y su aura cambiaba. Muchas veces te sorprendía abriéndote la puerta de su corazón como quién abre la puerta de su casa a alguien que ya es habitual.
Aunque te acabara de conocer, lo hacía. En las madrugadas, con la mirada cansada y llena de legañas te confesaba algo de su exnovia. Cuando se iba a fumar un cigarro afuera sabías que volvería después para revelarte algo negro de su niñez. No se guardaba sus miedos ni penas, prefería compartirlos antes de que le destruyeran por intentar combatirlos en solitario. Siempre envidié esa facilidad suya de desahogarse.

El pelo tan largo como sus ojeras y su sonrisa tan grande como su ego. No he conocido a un Narciso mejor entrenado. O al menos eso aparentaba. Tenía siempre ganas de todo, y el comportamiento juguetón de querer romper las normas pero aún así desear ganar el juego. Se comportaba como el rey del mundo, todo formaba parte de su propiedad. A pesar de ello, después de comer se encerraba a leer un libro y volvía con una mirada de misterio.

Tenía la ventaja de tener varios años más de experiencia. Pero también la costumbre de burlarse de aquellos que no habían experimentado aún tanto tiempo como el que él llevaba vivo. Pero incluso él tenía que admitir que algunas almas le llegaban a la altura. Incluso cuando más discutíamos, hablando sobre temas polémicos, nunca he estado más de acuerdo con alguien. Con su forma de pensar. Era tan parecido a mi que me asustaba.

ESTUPIDA 1

¿No podía estar de acuerdo conmigo ni una vez? Juro que no he conocido a persona más exasperante. Además, solía tener razón en casi todo. Bueno, tampoco es que haya conocido a mucha gente como ella. Me suelen pasar desapercibidas.

Era una de esas chicas que caminan de la forma que primero les viene a la cabeza. Que van improvisando por la vida y las cuales suelen recibir un 10. Tenía la mirada de quién ha visto mucho y las ganas locas de quién sabe que le falta aún medio mundo por ver. No le faltaban los comentarios sarcásticos. Fue la primera persona con la cual tuve miedo de meterme pero no pude contenerme. Aún no he encontrado una mejor mezcla de adrenalina y diversión, que el fuego de sus ojos al chincharle.

El primer día me habló de sus aficiones, música favorita, el último libro que había digerido y su odio a las personas pegajosas. Desgraciadamente para ella su burbuja de espacio personal pronto se volvió mi hábitat y la devoraba un poco cada noche.


He was a boy

She was a girl

Can I make it any more obvious


Él le llamaba a ella estúpida en su cabeza. Su excusa era que ella creía que todo el mundo era buena persona aunque no lo parecieran, por sus zascas inesperados y sus adicción a la lluvia sin paragüas.

Ella le llamaba estúpido en su cabeza. Lo justificaba por sus locuras, sus pesadas bromas y sus constantes comentarios acerca del gobierno espiándonos a todos.

Lo que no se daban cuenta ellos era que a pesar de insultar el intelecto del otro, cada uno se convirtió en la persona número 1 en la vida del otro. Y no digo que se enamoraran, no digo que fueran novios ni que se acabaran casando.

No, porque no hablo de la típica historia entre un chico y una chica. Hablo de esas personas que puedes conocer durante a lo mejor solo una semana pero que, sin siquiera enamorarte, te marcan de por vida y te cambian.

Porque somos pedazos de todas las personas con las que nos hemos cruzado alguna vez. Porque tenemos muchos estúpidos y estúpidas en nuestro interior pero no tenerlos al lado ahora no nos hace idiotas. Hay gente que no está destinada a quedarse pero oye, siempre podrás hablarle a tus nietos de aquella tontería que hiciste tú y tu estúpido amigo o amiga aquel día.

¿Te vale?

CUADERNO DE BITÁCORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora