Capítulo 5

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Zac

Me despierto antes de que suene la alarma, como de costumbre, ya llevo más de un año con este maldito insomnio y me pregunto cuándo terminará. Me levanto y voy directo al baño a evacuar mis necesidades, abro el grifo de la ducha y me meto enseguida, ignora por completo el frío del agua. La temperatura agradable tarda unos segundos en llegar y permito que las gotas corran para llevarse todo el dolor físico que me dejó la pelea de anoche. El dinero fácil duele, pero ya hace tiempo que dejé de sentir y el gélido es cada vez mayor que el calor… el calor que ella se llevó.

Tres golpes en la puerta me hacen volver a la realidad, mi tía golpea por enésima vez y decido terminar con mi ducha.

—Salgo enseguida —informo a Bridget.

Envuelvo la toalla en mi cintura y salgo del cuarto de baño. Siento las gotas de agua corriendo en mi espalda mientras me visto, ya es algo tarde y debo abrir el gimnasio hoy.

Entro a la cocina y me encuentro a Bridget, ella prepara el desayuno, me acerco a ella y le doy un beso en la mejilla. Mi tía me sonríe y agrega otra tortita recién hecha a la montaña que hay en el plato, sabe bien que soy capaz de comer todo eso y más.

—Si hubieras desayunado hace diez minutos, probablemente Logan te habría llevado al gimnasio. —Me llena la taza de café.

—No te preocupes, le pediré a Ethan que pase por mí.

—Por cierto, la cuna llega hoy y necesito que ayudes a mi hábil esposo a armarla —satiriza y no puedo evitar reír.

—Apuesto que Logan es perfectamente capaz de hacerlo solo, pero estaré aquí como a las ocho.

Terminamos el desayuno entre alguna que otra charla casual. En menos de cuatro meses nuestra familia va a incrementar, por lo que me siento de forma feliz y extraña al respecto.
Es el primer hijo que esperan y mi tía no podría estar más feliz. Tiene seis meses de embarazo y se rehúsa a saber el sexo del bebé, ya que todo fue tan inesperado y, según ella quiere, que eso también lo sea. Luego de los treinta, lo dejaron de intentar, para que recién seis años después, llegara la gran sorpresa o, como ellos lo expresan … el milagro.

Me sentí muy feliz con la noticia, a pesar de ser muy querido por ambos como un hijo propio, sé que yo nunca iba a llenar ese vacío que ellos tenían.
Mi padre me abandonó cuando tenía ocho años para irse con otra mujer, me dejó a cargo de sus hermanas, Bridget y Jane. Cuando Bridget se casó con su novio de la universidad, habló con Jane y estuvo de acuerdo en que viviera con ellos. Fue una etapa muy difícil para mí, según los psicólogos, es la edad más delicada. El abandono ya de por sí es difícil y más de la forma que lo hizo. Recuerdo cada detalle como si hubiera sido esta mañana.

«Hacía calor y bastante para estar en inicios de la primavera, papá me prometió que iríamos al parque esta tarde y estoy muy emocionado, pues hace mucho que no hacemos algo juntos. Me dijo que jugaríamos béisbol toda la tarde y luego iríamos a cenar pizza.

Lo extraño, es que hace rato que pasamos el parque y me ignoró por completo las últimas dos veces que le pregunté a dónde íbamos. Quizá vamos a otro, a uno más grande, donde haya más niños para jugar.

—Papá, ¿a dónde vamos?

Él me mira por el espejo retrovisor como lo hizo las últimas dos veces que le pregunté.

Antes de volver a inquirir, reconozco la esquina de la casa de mis tías cuando doblamos. Es raro, pero quizá vayamos todos juntos al parque y eso sería genial porque me agrada el novio de tía Bridget, da buenos pases de béisbol.

Papá se estaciona un poco más lejos de lo normal y baja del auto, abre la puerta trasera y me hace un ademán con la cabeza para que baje también. Caminamos en silencio hasta llegar a la puerta; cuando nos paramos en el umbral de la misma, puedo notar algo diferente en él. Pasan unos cuantos segundos antes de que se agache a mi altura y por fin me preste atención.

—Tengo un juego para ti, campeón, ¿te interesa? —Asiento sin pensarlo dos veces.

—¿Cuál es?

—Cierra los ojos y cuenta hasta diez. Cuando termines, quiero que golpees la puerta y luego abras los ojos. Será una linda sorpresa para tus tías.

Vuelvo a asentir, emocionado por este nuevo juego, jamás se me habría ocurrido algo así.

Comienzo la cuenta y, como dijo mi padre, me acerco lo suficiente a la puerta para tocar cuando llego al diez. Cuando por fin siento la puerta abrirse, me atrevo a mirar a mi tía Bridget. Tiene una gran sonrisa, la cual se borra cuando nota algo que yo no.

Estoy solo.

Pasaron dos horas, creo yo, o más. Escucho a los oficiales de policía hablar con mis tías. Sin embargo, al mismo tiempo, me siento en trance. Observo por el gran ventanal que hay en la sala hacia la calle, el auto de mi padre no está ahí y eso es porque me abandonó.

—Zac… —Oigo a mi tía Jane. Mi vista sigue enfocada en la calle—. Cielo, ¿me escuchas?

—Seguramente esté en shock, señora, deberá ver un psicólogo infantil.

Siento a mis tías llorar y quiero consolarlas, pero mi cuerpo se niega a moverse.

Jamás creí que mi papá iba a ser capaz de dejarme, siempre fue algo distante conmigo. No obstante, pensé que me quería al menos lo suficiente como para ir al parque un rato. No iba a insistir mucho, solo un par de paces y tal vez una manzana con caramelo, pero sus planes fueron otros desde el momento que subimos al auto.
No vi muchas cosas que ahora me quedan claras, él planeando un viaje de “trabajo” o poniendo algunas de mis cosas en mi mochila para venir al parque.

No cuestioné nada y aquí estoy. Tengo ocho años y no tengo padres. Mi mamá me dejó para irse al cielo cuando yo nací y mi padre murió en el momento que me pidió que cerrara los ojos y contara hasta diez».

—Zac, tu amigo está aquí —informa mi tía desde la sala. Me despido de ella y salgo en busca del auto de Ethan.

—¿Qué tal, amigo?

Chocamos puños a modo de saludo y nos ponemos en marcha hacia el gimnasio.

—¿Qué me tienes? —Tomo los papeles de la guantera.

—Una gran pelea dentro de unas semanas, cinco mil garantizados.

—¿Cinco grandes? —cuestiono, sorprendido.

—Contra Dawson.

Suspiro al oír quién será el contrincante.

—Billy Dawson es duro. Será difícil esconder los moretones que seguramente va a dejarme.

—No te preocupes, le darás una buena paliza como la de ayer. Nadie puede con el gran Zac.

—Sí tú dices. —Subo el volumen de la música.

—Tranquilo, le pediré a Lisa que consiga más maquillaje para que tu tía no te descubra.

Las carcajadas inundan el coche y seguimos hablando de los detalles de la pelea hasta llegar al trabajo.


Cerca de las seis de la tarde, comienzan a llegar las únicas tres personas que se anotaron al curso de defensa personal que mi tía decidió poner para generar más ganancias. Claro que no me opuse, quiero fingir todo lo posible que el gimnasio lo necesita para desviar la atención de las peleas ilegales.

Me encuentro entrenando con Ethan, antes de comenzar con esta clase, lo tengo justo contra las cuerdas cuando siento a mi tía gritar mi nombre y decido terminar. Cuando bajo del cuadrilátero, veo a Bridget acercarse con otra chica.

La observo por un par de segundos nada más, sus ojos son de un color verde intenso, creo que jamás he visto orbes así. Mi tía la presenta como Emerson y, sin poder contenerme, expulso toda el agua que intenté beber.

Me ve con rabia y vergüenza; decido divertirme con ella un poco.

—Lo siento. —Comienzo a reír—. Creí escuchar que te llamas Emerson.

—Y así es. ¿Cuál es tu maldito problema? —replica, molesta.

—Oh, ninguno, es solo que pensé que ese era nombre de hombre. ¿Eres transexual? —Puedo ver cómo sus luceros se abren demasiado y no puedo evitar sonreír.

—¡Zac! —Bridget me ve de mala manera mientras me encojo de hombros—. Lo siento tanto, Em. Mi sobrino es un maleducado.

—No te preocupes. —Ella le sonríe de forma educada.

—Zac es el instructor —explica Bridget y veo la duda en sus facciones.

—Lo siento, pero creí que las clases las darías tú. —Y ahí está la duda—. No un hombre.

—¿Eres de esas feministas o algo así? —Me siento ofendido. Sin embargo, me siento un poco divertido.

—Lo siento, cariño, pero el doctor me dijo estrictamente que no haga ningún esfuerzo.

Ella parece pensar demasiado las cosas y es bastante frustrante no saber qué es lo que pasa por su cabeza.

—Sí, como sea. Vamos, bonita, no te golpearé muy fuerte.

Cuando le digo lo que parece ser la quinta broma desde que la conocí, noto algo distinto. Parece distraída y asustada al mismo tiempo; lo que yo me pregunto es el porqué.

—Linda, ¿estás bien? —indaga mi tía. Notó, al igual que yo, que algo raro le sucede.

—Lo estoy y tomaré las clases. —Me mira y asiento con un poco de curiosidad por saber más de ella.

—Claro, ven, y te presento al resto. —Decido dejar las bromas atrás y comenzar de nuevo.

Luego de hacer las respectivas presentaciones, le sugiero que observe por hoy y si de verdad le interesa la clase, comenzaré una rutina para medir su rendimiento en el futuro. No puedo evitar notar que me ven. Entretanto, intercambio unas palabras con Ethan y, en efecto, cuando me volteo, encuentro a Garrett y a la chica nueva, se hablan y se observan al mismo tiempo. Sus ojos son intensos, pero no estoy dispuesto a perder el duelo de miradas. Cuando por fin la hago apartar la suya, vuelvo al centro para comenzar con la clase.

—¿Garrett? —llamo.

Este comprende a la perfección y se acerca al centro para ser voluntario de la demostración.

—Esto que voy a mostrar es solo para que veas lo que puedes aprender aquí, en realidad aún no hemos comenzado con técnicas, pero, como verás, necesitamos todos los interesados posibles y por eso haré esta demostración —explico y veo que todos asienten con la cabeza. Le digo a Garrett en qué consiste todo y mi buen amigo lo comprende a la perfección—. Muy bien. Digamos que me acerco a ti con malas intenciones para asaltarte o algo peor. Si saco un arma y te apunto directo a la cabeza ¿Cuál sería tu reacción?

—No lo sé —suelta Garrett con sinceridad

—Bien, aunque no lo creas, desarmar a un criminal es bastante sencillo si sabes cómo mantener el control. —Me alejo lo suficiente para tomar un arma de utilería y apunto directo a su cabeza—. Mantener la calma es prácticamente imposible y es comprensible, pero la adrenalina también es un buen factor para estas situaciones —informo a las chicas y luego me concentro en Garrett otra vez—. Una técnica sencilla para desarmar a alguien es tirar del cañón de la pistola y una vez en nuestro poder, lanzarla lo más lejos posible para poder escapar. Sin embargo, si saben cómo apuntar y manejar una, no duden en cambiar papeles e intimidar. Si es necesario, mantengan así hasta que llegue la policía. A veces lanzar el arma puede estar en contra de ti, dado que te puede atacar por el miedo. ¿Entendido? Hagámoslo.

Garrett asiente con bastante seguridad y vuelvo a ponerme en el papel del malvado para llevar a cabo la técnica.

—Dame todo lo que tengas o…

Y antes de que siga hablando, Garrett hace exactamente lo que le dije. Tira del cañón del arma con rapidez y la lanza lo más lejos posible. Escucho cómo aplauden nuestras admiradoras y me alegra haber concretado la técnica con éxito.

—Muy bien —lo felicito y luego miro a la chica nueva—. Eso sería algo que puedes aprender, bonita. —Le sonrío y por primera vez desde que nos presentaron hace veinte minutos, me corresponde el gesto. Y logro sentirlo, el maldito y familiar cosquilleo, hace mucho que no lo sentía y no estoy listo para esto aún—. Creo que es suficiente por hoy, nos veremos el viernes.

Busco el arma que tiró Garrett y la guardo donde corresponde. No puedo permitirme sentir algo por esta chica, deseo físico, sí, eso debió ser. No podría encontrar otra explicación para esto, me prometí a mí mismo que luego de lo que pasó hace un año, jamás volvería a confiar en una chica. «Las bonitas son las peores», me repetí por semanas; no fue suficiente. No pienso caer por ninguna más.

—Lo siento, chicos, pero tengo que ir a un lugar ahora y… yo, ya saben… Los veré el viernes.

Sé que mi tía me matará cuando se entere que di una clase nefasta, pero ahora mismo siento que no tengo opción y, en serio, debo salir de aquí.


Nuevamente me disculpo por la demora, he tenido mucho trabajo y me costó terminar el capítulo, pero aquí está y espero que lo disfruten.

Gracias por la paciencia y el apoyo ...x

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