Capítulo 41

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Su mirada recorre toda la extensión de mi nervioso cuerpo y atrapa el labio inferior entre sus dientes con tanta fuerza que temo que se haga daño.

Siento mis lágrimas agolparse rápidamente en mis ojos porque no veo ningún rastro de enojo en los suyos. Simplemente me ve, como si temiera que fuera a desaparecer para siempre y mi estómago se encoje ante ese pensamiento.

Nunca se me habría ocurrido que el vendría a mí después de haberle mentido de esa manera y mucho menos a buscarme a Italia. Una única lágrima se desliza por mi mejilla y la seco de forma rápida al darme cuenta de que no estamos solos.

Zac da un paso indeciso y temeroso hacia delante, pero yo acorto la distancia restante cuando me tiro sobre él. Sus brazos me envuelven automáticamente con fuerza y un par de lágrimas más se atreven a salir, aunque esta vez no me molesto en ocultarlas.

— Hola amor —murmura contra mi pelo y mi corazón enloquece, no entiendo como no me ha dado un ataque de taquicardia aún.

— Hola… —Me acurruco en el hueco de su cuello con miedo de que desaparezca.

— Que bien hueles… Maldición. —Zac aspira con poco disimulo y eso logra hacerme sonreír. Esto sin duda no es lo que esperaba.

— ¿Usted es la señorita Lowell? —pregunta la voz femenina y ambos nos apartamos bruscamente.

— Soy yo. —Logro pronunciar sin apartar los ojos de Zac.

— Lamento decirle que su habitación ya no está disponible, la esperábamos para el medio día y al no recibir ningún tipo de información tuvimos que cancelar su reserva —informa la chica con una mirada de disculpa—. La próxima habitación se va a liberar en dos horas —explica mirando el monitor.

— Se quedará conmigo —establece Zac—, mi reserva ya está hecha.

Ambos me miran por varios segundos y me doy cuenta de que están esperando por mi respuesta. Asiento efusivamente porque no pienso desperdiciar ni un segundo a su lado.

La chica sonríe aliviada y llama a uno de sus compañeros para que nos ayude con las maletas y nos guíe a través del edificio gigante.
No me pasa de ser percibida la mano de Zac entrelazando la mía con cierta tensión, pero a la vez noto el alivio que se presenta en sus facciones. Sé que tenemos demasiado que hablar y me prometí a mi misma que si él me daba la oportunidad, contestaría cada pregunta que me hiciera por más incómoda que fuera.

En cuanto la puerta se cierra a mis espaldas, me volteo para poder encarar lo que se viene. Zac se queda mirando unos segundos la madera perfectamente pulida antes de dejar caer su maleta y girarse hacia mí. Apenas ahora puedo ver las bolsas oscuras bajo sus ojos y la severa palidez que pinta su rostro cansado. Todo el mal que le causé.

Mi lengua sale ansiosa para remojar mis labios y su mirada se concentra en ese único movimiento, provocando así, que mi cuerpo estalle en llamas.

Sus movimientos son demasiado rápidos para registrarlos cuando me acorrala contra la pared más cercana y me besa con urgencia. Mis manos van directamente a enredarse en su cabello mientras que su cuerpo se pega aún más al mío, no hay ni un centímetro de espacio entre nosotros y eso me está haciendo perder la razón. Antes de que el pensamiento de comenzar a arrancarle la ropa se termine de formular en mi cabeza, él se aparta lo suficiente y deposita pequeños besos en todo mi rostro. Mis mejillas están más calientes que nunca y no me atrevo a mirarlo a los ojos en su totalidad, por lo que dejo caer mi cabeza en su hombro mientras ambos suspiramos sonoramente.

— Perdóname —balbuceo y él niega rotundamente.

— No, Em. Tú debes perdonarme a mí. —Esta vez me armo de valor y lo miro directo a los ojos—. Fui un idiota por reaccionar así y el peso de perder esto… —suspira—. De perderte a ti me hizo dar cuenta de lo estúpido que fui por no escucharte siquiera.

FIGHTOVE © 《DISPONIBLE EN AMAZON》Where stories live. Discover now