Capítulo 15

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Maratón 2/2

Zac

Emerson Lowell… te maldigo. No, no es cierto. ¿Cómo podría? No quiero darle la razón a Ethan, pero me gusta y no tiene que gustarme, maldición. Intenté obligarme a creer que solo era deseo físico y todavía lo es, pero hay más. Me encontré queriendo saber qué es lo que pasa por su cabeza y si yo estoy dentro de esos pensamientos. Todo este mes siendo distante y profesional, se fue al caño.

Sí, me dolió que no confíe en mí. No puedo culparla, no he sido muy amable que digamos; ella tampoco es una santa. No entiendo la desesperación de Ethan y Lisa para conseguirme pareja. Ya tuve y me demostró que no valgo lo suficiente para eso.

Em es distinta. No juzga y se toma el tiempo de conocer a las personas. ¿Por qué no se tomó el tiempo para conocerme? Quizá sea porque cuando la invité a salir, me fui corriendo como un maldito loco. Tres días pasaron y se me revuelven las tripas de pensar en verla mañana. ¿Me dirá algo? Tal vez me enfrente porque tenacidad le sobra, mas no creo tener una respuesta clara a sus preguntas.

Yo no era así. La confianza me sobraba. No obstante, todo cambió con Camile. Ella apareció hace cinco años en mi vida y quedé completamente alucinado. No me tomó mucho tiempo invitarla a salir y caer enamorado de esa chica. Se la presenté a mi familia y estaba por primera vez feliz porque me sentía bien conmigo mismo y ya no me importaba mi pasado. Incluso nos comprometimos, luego de tres años de noviazgo, yo sentí que debíamos dar el próximo paso, pero creo que no estaba lista como yo.

Una nota. Una nota de mierda junto a su anillo de compromiso. Me mató y la depresión volvió sin que pudiera detenerla. Ella se fue a América para seguir sus sueños de ser actriz y me dejó bien claro que no era suficiente nuestra vida juntos como para intentarlo. Me sumí en una oscuridad que nunca fui capaz de experimentar y estuve días enteros encerrado en mi habitación. No lo podía aceptar, pero mi tía me prohibió que viajara para pedir una maldita explicación.

Salí adelante, obligado, pero lo hice. Me tiré a unas cuantas chicas para tratar de olvidarla y no fue suficiente. Llegó un momento en que solo las peleas podían calmar mi ira y aún lo hacen. Quizá suene enfermo, pero golpear a los tipos hasta no poder más fue mi única medicina. No me interesaba ganar dinero en ese entonces, solo quería lastimar como lo habían hecho conmigo. Ethan intentaba hacerme sentir mejor y aunque no funcionaba, tenía muy claro que solo con él podía contar. Una mañana me levanté y no sentí dolor ni ira, solo un vacío en el medio del pecho que no podría llenar nunca.

Eso pensé hasta que conocí a Em, creí que estaba vacío y quiero seguir pensando que lo estoy. Los demás no van a entender jamás por lo que pasé cuando Camile me rompió y no quiero que esta chica haga lo mismo. Se va a dar cuenta que estoy podrido y me dejará como ella. No tengo nada que ofrecerle, más que sexo sin compromiso. Debo aclararle que esa fue mi única intención y borrar las palabras de Lisa de mi mente.

«Tal vez ella solo quiere arreglar lo que tú consideras roto».

No lo considero, lo sé y por más que quiera abrirme a Em, no puedo. Se lo debo a mi corazón, pues no creo poder pasar por este proceso si Em me rompe en dos.

—Zachary, si vuelvo a golpear para que bajes, voy a tirar tu puerta abajo. —La voz de Bridget resuena por toda la estancia.

—Ya bajo —gruño más para mí mismo que para ella.

¿Cómo va a dormir la pequeña beba con los gritos de su madre? Voy a culpar a sus hormonas de embarazo y sentirme afortunado porque Logan la sufre peor que yo.

Bajo las escaleras con destino a la cocina para poder tomar algo rápido de la nevera y cenar. Siento el delicioso aroma de la carne asada y me obligo a no abrir el horno para probarla.

—Mira quién está aquí. —Me volteo para encontrar a Bridget con una gran sonrisa y junto a ella está mi tía Jane.

—¿Cómo está mi niño guapo?

Jane se acerca y me rodea con sus delgados brazos. ¿Cuándo dejé de ser más pequeño que ellas? Le correspondo el gesto. Hace casi un mes que no la veíamos debido al trabajo, y sospecho que es por eso que Bridget estaba tan insistente con que bajara.

—Bien, Jane, me alegra verte. —Le sonrío.

—A mí también, cariño. ¿Aún no hay chicas? —Volteo los ojos y ambas se ríen sin descaro.

—Saben que soy solo suyo. —Sus risas crecen y me uno a ellas.

—Queremos que tengas a alguien, Zac, y me imagino que no le andas diciendo a cada chica que conoces que somos aterradoras para asustarlas.

—Te aseguro que no conozco chicas muy seguido como piensas, pero será lo primero que les diga cuando pase.

Ambas me dan un puñetazo y me carcajeo, contento de la reacción que provoqué. La cena se pasa rápido y a gusto, mi familia es la única constante en mi vida y no necesito de una chica para mejorar esto.

Me lo repito cuando me acuesto sobre mi cama e intento que mis pensamientos no vayan hacia ella. No obstante, es difícil cuando lo único que veo al cerrar los ojos, son sus labios increíblemente cerca de los míos.


Cuando llego al trabajo al otro día, encuentro a Ethan hablando por teléfono y noto que está preocupado. Espero a que termine y comienzo a aprontar todo para la clase de defensa que tendremos hoy. Tengo la intención de enseñarles a dar golpes específicos para derribar a tu atacante y dejarlos practicar con esos extraños muñecos de entrenamiento.

Quiero tener el menor contacto posible con Em hoy, pero en cuanto la veo entrar por la gran puerta del gimnasio, caminando directo hacia mí y con nadie más en la estancia, me doy cuenta que va a ser imposible. Falta media hora para las seis, ¿qué demonios hace aquí? Me sonríe de forma incómoda, al menos sé que no soy el único en esa situación.

Me tomo mi tiempo para evaluar su vestuario, tiene uno de esos leggins ajustados como los que tenía el otro día, pero de color azul marino que le quedan perfectos. Una camiseta color rosa de manga corta que la luce muy bien. No como la de la otra noche que enseñaba todo, esta solo enseña algo de escote que no es muy exagerado. Mis ojos dejan su cuerpo para encontrar los suyos, me miran con cierta cautela y temo lo que me vaya a decir.

—Hola, Zac.
—Hola…¬—Quiero decirle algo más, pero no se me ocurre qué.

—Vine antes para ver si podíamos hablar.

—Yo no tengo nada que decirte. —Mi tono es frío. Es mejor así.

La sorpresa es clara en sus ojos verdes y me siento como un imbécil.

—No pretendía molestarte. En realidad, solo quería saber si puedo firmar mi inscripción. Bridget me dijo que ella lo haría después, pero no ha venido.

¿Cuánto es idiota multiplicado por mil? Porque el resultado es lo idiota que soy, sin duda. Em es la chica más madura que puede existir en este puto mundo. Aquí estoy, tratándola como basura cuando fui yo el que hizo las cosas mal desde un principio.

—Ella está en reposo por órdenes del médico… —Sueno patético.

—Oh, entiendo, entonces quizá tú me puedas hacer firmar la inscripción.

—Claro, pasa por aquí.

Camino antes que ella y noto cómo me sigue. Casi me desmayo del alivio cuando Ethan entra. Nunca me sentí tan nervioso en toda mi vida.

—Oye, amigo, te conseguí una pelea para este sábado…

Comienzo a negar con la cabeza para que se calle, pero es tarde. Em está justo a mi lado y no podría ser peor. Lo último que quería es que ella supiera que peleo ilegalmente.

—Hola, Ethan.

Ella le sonríe de forma amable, él le corresponde el gesto y yo quiero que me trague la puta tierra.











Aquí les dejo todo por esta semana ❤ gracias por leer y no olviden comentar porque me encanta leer lo que piensan ♡...x

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