Capítulo 38

514 83 31
                                    

Nadie se mueve. Creo que esto mismo no estaba incluido en todos los escenarios que mi cerebro había imaginado. Este es peor.

Volteo de manera temerosa y a la vez esperanzada de que solo haya sido un juego de mi imaginación, pero me detengo en seco cuando lo veo a tan solo un par de metros de distancia. Su mirada está fija en mí y no logro identificar lo que veo en ella hasta que parpadea. Ira. La ira cruda y fría se abre paso oscureciendo sus castaños ojos y entonces avanza a toda velocidad. Me hace a un lado con facilidad y le avienta un puñetazo a Patrick en la mandíbula.
Un grito ahogado se construye en mi garganta cuando se aprovecha de la ventaja de haberlo tirado al suelo y se sube sobre él.

— ¡Zac! —grito justo cuando otro puño aterriza en la cara de mi ex novio — ¡Detente! —Mis sollozos apenas son controlados y sin importarme me tiro sobre él para intentar separarlos, pero con un rápido movimiento me quita de encima.

— ¿Qué rayos…? —exclama alguien ajeno a nosotros.

— Ethan detenlo por favor —pido presa de mi propio llanto.

El amigo de Zac corre a toda velocidad y sin casi ningún esfuerzo los separa. Patrick se escurre lo más rápido posible alejándose de él. Su rostro está completamente manchado de la sangre que sale a borbotones de su nariz y del corte profundo que hay en su ceja.

— ¡Te voy a demandar por esto! —Escupe la sangre de su boca e intento no vomitar cuando veo eso.

Zac forcejea intentando librarse de los brazos de Ethan y éste le dice algo que lo hace detenerse de forma abrupta. Sus ojos salvajes caen en mí y Patrick aprovecha eso para salir corriendo hacia su auto. Jamás creí que él podría experimentar ese tipo de violencia contra otra persona y me asusté por eso. Sé que Zac no sería capaz de lastimarme de forma física, pero aun así no puedo evitar sentir miedo del chico que está frente a mí. Honestamente no puedo reconocerlo porque su expresión es tan dura, que parece otra persona… Una mala persona.

Mis manos temblorosas secan el exceso de lágrimas en mis mejillas y doy un paso temeroso hacia él justo cuando Ethan lo suelta. Le doy un leve asentimiento a su amigo y se va para dejarnos solos.

Tengo tanto miedo ahora y sé que no es el mismo Zac de hace diez minutos, pero a pesar de eso, temo por no verlo nunca después de esto. No escuchar su risa o sentir sus labios sobre los míos, esto es una maldita tortura. En tan poco tiempo creó un torbellino de emociones dentro de mí y ahora soy incapaz de estar lejos de él. Quería decírselo de la manera correcta, los dos sentados y hablando como personas normales. Sí, probablemente se molestaría, pero luego se daría cuenta de porque se lo oculté y estaríamos bien… Nos quedaríamos juntos.

— Zac —balbuceo caminando hacia él con todo roto en mi interior.

— No. —Freno mi paso—. Todo el tiempo era esto. —Su voz está enronquecida por la rabia y el dolor. Nuevas lágrimas crecen en mis ojos e intento controlarlas lo mejor que puedo.

— Déjame explicar. —Él niega rotundamente y comienza a retroceder. Quiere huir—. ¡Estaba asustada! Temía perderte si te decía todo esto, por eso oculté lo de la violación. —Sus ojos se cierran cuando digo esa palabra.

— Me mentiste, Em.

— Zac…

— ¡No! —Mis manos cubren el sollozo lastimero que emite mi boca—. Yo lo habría entendido —susurra con algo de frustración—. Pero tú decidiste hacerlo así.

— Zac, por favor. —Mi mano logra tomar la suya, pero él se aparta como si fuera el peor de los venenos.

— Solo vete —escupe y sé que está molesto, pero la rabia oscura que veo en sus ojos me hace retroceder de forma temerosa.

Corro hacia mi auto conteniendo lo más posible las lágrimas, pero cuando arranco el coche a toda velocidad no las retengo más y las dejo ir. Apenas soy capaz de ver mientras conduzco por la lluviosa carretera y tengo que obligarme a mí misma a frenar a un lado para no tener un accidente.

¿Cómo pude arruinarlo todo en un ataque de furia contra Patrick? Las imágenes son tan vívidas en mi mente y no puedo dejar de reproducirlas sin cesar. No puedo arreglarlo, lo sé desde lo más profundo de mi corazón. Soy una idiota por haber empezado una relación con Zac en tan poco tiempo, pero soy aún más estúpida por haberlo arruinado porque lo amo… Realmente estoy enamorada de él.

Dejo caer mi cabeza sobre el volante y mi cuerpo se siente terriblemente débil por los sucesos de hace rato, no puedo parar de llorar y no sé a dónde ir. No quiero estar en casa y tampoco quiero ir con Aiden, pero a algún lado debo ir.

Reúno toda mi fuerza de voluntad y trato de mantener mi corazón en mi pecho mientras emprendo mi camino nuevamente. Hace quince minutos dejé de llorar, pero la mirada de decepción y dolor de Zac me persigue a tal punto de tener que cerrar los ojos para evadirla. No quiero morir o terminar con el auto contra un poste por tener el corazón destruido así que sin darme cuenta realmente de lo que está pasando, mi camino termina en la casa de mis padres.

Sé que mi madre está en Italia porque mi tía Lidia tiene algunos problemas de salud, pero a pesar de que mi padre no sea el mejor hombro para llorar siento que tengo que estar aquí hoy.
No toco, como de costumbre y cuando entro a la mansión Lowell el silencio predomina todo el lugar. Mis ojos hinchados apenas me permiten adaptarme a la poca luz del lugar y me encamino hacia la sala de estar mientras escurro un poco mi cabello. Los truenos resuenan en toda la casa y fue cuestión de segundos terminar completamente mojada por la densa lluvia que cubre los cielos de la ciudad.

Me paro en la entrada de la sala y las lágrimas comienzan a picar de nuevo. Mi padre está inmerso en unos papeles que sostiene entre sus manos, con la mirada ceñuda y completa concentración.

— Papá… —balbuceo con la voz rota y su cuerpo gira como un resorte.

— Em —dice con sorpresa. Salta del sofá dejando caer todos los documentos cuando ve el estado en el que me encuentro y sin decir nada me rodea con sus brazos. Me siento como una niña otra vez y me rompo.

— Lo arruiné, papá. —Apenas reconozco mi propia voz, pero a mi padre no le interesa eso. Su agarre se intensifica sin importar que esté arruinando su camisa con mis lágrimas o con el agua de la lluvia.

— ¿Qué pasó, preciosa? —pregunta en un tono dulce.

— Zac lo sabe todo y no se enteró de la mejor manera —explico apartándome de él. Tiene una gran mirada de confusión en su rostro, pero no hay enojo como esperaba, solo el entendimiento tiñe sus facciones.

— Brenda —llama y unos segundos después ella aparece por el umbral de la puerta, me dedica una mirada llena de cariño antes de darme un beso en la frente—. Creo que necesitaremos dos chocolates calientes.

— Con malvaviscos —murmuro avergonzada y ella me regala una sonrisa antes de desaparecer por donde vino.

— Siéntate cariño y cuéntame todo.

Mi padre nunca fue una persona interesada en los líos amorosos que podría tener o que haya tenido, pero ahora se encontraba sentado dando pequeños sorbos a su chocolate mientras yo le ponía mi corazón en frente.


Le cuento todo. La pesadilla lo hizo pasar una mano por su rostro en gesto de frustración, pero no dijo nada al respecto y cuando le dije sobre mis sospechas hacia Patrick un brillo extraño se presentó en su mirada. Dejé a Zac para el final contándole todo, como es y cómo me hace sentir, cada fibra de seguridad que implantó en mí desde el ataque y la manera en que estoy completamente enamorada de él. Para cuando terminé, las lágrimas corrían libremente de nuevo y mi padre parecía traumado.

Le doy un gran sorbo al chocolate antes de dejarlo sobre la pequeña mesa y acercarme más a su cuerpo. Él deja su taza también y me envuelve entre sus brazos una vez más. Me siento tan segura aquí porque por más que lo haya arruinado con Zac y le haya ocultado todas estas cosas a mi padre, no puedo evitar que el peso de las mentiras se haya reducido en mis hombros dándome la suficiente paz mental que no había notado que necesitaba.

— Sé que no soy tu madre Em, pero puedes contar conmigo para todo. —Asiento incapaz de emitir algún sonido y me aferro más a él—. Si ese chico te quiere, te va a buscar y si no lo hace entonces yo lo buscaré, pero no será para hablar bien si es lo que estás pensando. —Dejo escapar una pequeña risita que me deja un gusto amargo en la boca.

— Lamento no haberte dicho sobre él desde el principio —suspiro—. De verdad quiero que te agrade.

— Cariño nunca necesitaste mi aprobación y sí, ahora mismo estoy molesto con todo esto, pero me acabas de contar toda la historia y lo único que puedo decir es que Zac tiene un punto a favor y Patrick en contra. Por más que me duela porque conozco a ese chico desde que era un niño, a mí siempre me va a importar lo que creas tú primero y si no es él pues será quien tu decidas.

Me siento nuevamente e intento procesar todo lo que acaba de decir. Papá me regala una sonrisa y toma mi mano entre las suyas para darle un pequeño beso en mis nudillos helados. No me había dado cuenta de cuánto tiempo esperé esas palabras y escucharlas ahora se siente demasiado irreal, pero aun así dejo que le den esperanzas a mi corazón porque hoy puedo asegurar que Greg Lowell ha escrito historia.

Aquí la continuación que estaban esperando ❤ muchas gracias por leer y les cuento que estoy escribiendo un capítulo on fire 🔥 jaja muchas gracias por leer y si les gusta la pueden recomendar ❤ los leo...x

FIGHTOVE © 《DISPONIBLE EN AMAZON》Where stories live. Discover now