Capítulo 42

546 83 18
                                    

La habitación era un completo sueño y parecía literalmente sacada de un cuento de hadas. El baño sin duda me dejó con la boca abierta cuando vi el enorme jacuzzi a un lado de la ducha corriente y la idea de estar ahí con Zac hizo que la sangre se concentrara en mis mejillas. Los italianos no escatimaban en ningún tipo de gasto y eso me quedó clarísimo. El balcón es mi parte favorita hasta ahora, desde ahí, se ve una hermosa imagen de la ciudad que, en mi humilde opinión, es una de las más hermosas del mundo. La noche se estaba viniendo con rapidez y las hermosas estrellas comenzaron a hacer presencia en el cielo. Jamás creí sentir esta sensación de tranquilidad que relaja todo mi cuerpo mientras observo el espectáculo que nos regala la naturaleza.

El agua deja de correr haciéndome ver que la ducha de Zac había llegado a su fin. Aún se siente irreal que esté aquí conmigo a pesar de todo y más aún el hecho de que nos hayamos profesado nuestro amor. Estoy tan aterrada de que esto puedo desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, pero por ahora quiero apartar todo lo negativo y disfrutar el momento.

Mi teléfono suena sobre la mesa de noche y entro corriendo para ver de quien se trata. Sonrío como idiota al ver el nombre de Tara en la pantalla y abro el mensaje al instante.

Espero que ya estén con las paces hechas y arrancándose la ropa.

Me atoro con mi propia saliva y comienzo a toser. Tara está loca de atar sin duda, pero no puedo negar que he pensado en eso desde que vi a Zac en la maldita recepción del hotel con toda la intención de arreglar las cosas conmigo.

El calor se fue esfumando poco a poco después de nuestro arrebato sentimental, porque nos sentamos y le conté cada detalle que le había omitido en todo este tiempo juntos. Su cara decía mucho más que si en verdad hubiera hablado y me mostró desde ira hasta compasión, pero no se atrevió a decir otra cosa que no fuera “te voy a apoyar en todo lo que me permitas” y con esas palabras en mi corazón me permití sentirme normal de nuevo. Estuvimos un rato abrazados y con la excusa de estar apestoso por haber corrido por varias calles hasta que encontró un taxi para llegar aquí, él se fue a duchar mientras yo recorría toda la habitación.

Gracias por todo Tara, te mantendré al tanto. Cuida mucho a mi pequeño Aj.

Tecleo en respuesta con una sonrisa de victoria creciendo en mi cara porque se lo rabiosa que la pondrá que no le cuente más que eso. Debe estar golpeando algo ahora, pero sé que aun así ella va a  esperar ansiosamente cada jugoso detalle.

El calor vuelve a recorrer todo mi cuerpo y se concentra en mi espalda. Cierro los ojos al instante y dejo caer el teléfono de nuevo en la mesa de noche mientras mi cabeza se recuesta en el hombro izquierdo de Zac.

—Me gusta cómo te quedó el pelo —murmura al mismo tiempo que lo hace a un lado para depositar besos húmedos en la piel sensible de mi cuello—. Toda tú me gustas. —Su tono de voz enronquecido enloquece mis hormonas por completo.

Mi mano va directo hacia su cabello húmedo incitándolo a acercarse más a mí. Sus dientes muerden con suavidad el lóbulo de mi oreja provocando que mi cuerpo se arquee de forma involuntaria y haciendo que mi trasero choque justo en el punto donde comienza a crecer su deseo por mí. Un gruñido retumba en su pecho y de un movimiento me gira para mirarme directo a la cara. Sus brazos están envueltos en mi cintura y recién ahora me percato de la desnudez de su abdomen. Muerdo mi labio inferior cuando le doy una mirada poco disimulada desde sus abdominales hasta la notoria V que se forma en sus caderas y se pierde bajo el pantalón de gimnasia que trae puesto. Está para comérselo.

Mi teléfono vuelve a sonar con lo que asumo es la respuesta de Tara, pero lo ignoro y subo la mirada a sus ojos de nuevo. Hay una pizca de picardía entre las tonalidades oscuras del deseo que me llena de audacia, mis dedos acarician su pecho firme y sus parpados se cierran con fuerza mientras su respiración se vuelve errática. Continúo mi exploración por sus abdominales y cuando quiero llegar más abajo, sus manos detienen las mías y lleva mis nudillos a sus labios.

—Zac —digo apenas audible.

—Creo que voy a necesitar otra ducha. —Su tono sigue siendo grave, pero una sonrisa dulce está presente ahora.

—No creo que sea necesario —musito.

Él suelta mis manos justo cuando lo beso y me envuelve en el calor de su cuerpo una vez más. Nuestros labios hacen un baile sensual y de a poco se va drenando la cordura para ser reemplazada por la pasión del momento. Su lengua roza la mía de manera experta y me pego aún más a él. Mis uñas se clavan en la carne sensible de sus hombros y otro sonido gutural es emitido por sus labios.

—Bonita… Tenemos que parar —dice, pero no deja de besar mi cuello.

—No quiero hacerlo —admito y él se aparta de mí.

—No tiene que ser así, Em —balbucea intentando recuperar el ritmo natural de su respiración.

—Zac, ¿me amas? —Sus ojos se encienden ante mi pregunta.

—Demasiado —susurra acercándome más a él.

—Entonces desvísteme —murmuro viendo fijamente sus ojos—, porque quiero hacer esto contigo.

El fuego se come la duda de sus ojos, pero aún lo veo indeciso al respecto. En la habitación solo se oye el sonido de nuestras respiraciones combinadas con el escaso tráfico que se infiltra por las ventanas abiertas del balcón. La luz del ambiente es tenue y eso calma más de lo que quiero admitir a mis nervios.

Los labios de Zac me encuentran en un movimiento suave en comparación con los arrebatos apasionados de hace un momento. Es como si quisiera tomarse el tiempo suficiente para memorizar cada milímetro de mi boca. Guío sus manos hacia el bajo del vestido y entiende a la perfección cuando comienza a subir la tela suave para quitarlo por completo. Sus ojos barren con cuidado la extensión de mi cuerpo y su labio es atrapado agresivamente entre sus dientes.

—Acuéstate —pide con suavidad y obedezco.

Me siento en la cama sin apartar los ojos de él y antes de recostarme por completo, me agacho lo suficiente para quitarme las sandalias, pero él es más rápido y decide hacerse cargo. Una sonrisa ansiosa es arrancada de mis labios y bajo su atenta mirada me dejo caer sobre las suaves sábanas de la cama. Mentalmente me felicito por haber elegido la ropa interior de encaje blanco que, según Tara, queda muy bien con mi tono de piel. Zac aún está de pie observándome como si fuera un espectáculo y de forma involuntaria eso me comienza a cohibir.

—Zac —lo llamo sacándolo de su estado de ensimismamiento. En cinco segundos lo tengo encima de mí pero sin ejercer el peso suficiente como para aplastarme. Su cabello cae sobre sus ojos e incluso llega a hacerme cosquillas en la frente—. Necesitas un corte —digo riendo y él sonríe en respuesta.

—¿Em? —Sus labios acarician mi mejilla y mi piel se estremece.

—Humm… —balbuceo, presa de las sensaciones. Zac besa mi nariz trayéndome a la realidad. Cuando abro los ojos lo tengo frente a mí cara con su mirada castaña consumida por el deseo y el amor.

—¿Serías mi novia, amor? —No puedo evitar reír mientras mi pecho se infla.

—Zac, estamos a punto de hacer el amor. —Su sonrisa crece—. Creo que ya dejamos esa parte clara.

—Soy muy tradicional —presume alzando una de sus cejas y mi risa no cesa ni por un instante—. ¿Eso es un sí?

—Eso me encantaría. —Envuelvo mis brazos alrededor de sus hombros y lo beso con urgencia, pero sobretodo, con el amor más puro que nos envuelve ahora.

Bueno les dejo esta hermosa actualización ❤ ¿A quién más le gusta la iniciativa de Em? 🙋‍♀️como siempre, muchísimas gracias por leer ♡ espero que disfruten el capítulo y anhelen con ansias el próximo 🔥😏 los leo...x

FIGHTOVE © 《DISPONIBLE EN AMAZON》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora