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Capítulo 37

Zac me hace una señal para que pase al frente, es mi turno de golpear a Luther. Camino de forma lenta y nerviosa hasta por fin estar frente al muñeco magullado. Zac se pone detrás de mí y sin decir una palabra, coloca ambas manos en mi cadera posicionándola de la forma correcta. Ignoro todas las sensaciones que traen su toque a mi cuerpo porque estoy bajo la pícara mirada de Garrett combinada la curiosidad de Grace y Rose, esto no podría ser más incómodo.

— Bien, muéstrame lo que tienes —susurra Zac en mi oído de forma coqueta y disimulada. Quiero matarlo y besarlo al mismo tiempo.

Me posiciono a cierta distancia de Luther y levanto ambos puños como ya nos había enseñado Zac hace unos instantes. Tomo una profunda respiración y enfoco toda mi ira reprimida en una sola imagen… El monstruo.

No me permito amedrentar por sus ojos de psicópata mirándome fijamente y su sonrisa enferma que provoca estragos en mi estómago. Doy un paso decisivo hacia atrás y sin pensarlo me armo de todo el valor que desconocía tener y le doy un golpe seco en el cuello  del maniquí haciéndolo caer al suelo a unos cuantos pasos de nosotros.

Abro los ojos sin darme cuenta de que los había cerrado en un principio y me encuentro con las miradas sorprendidas de todos. Mi pecho sube y baja de manera anormal mientras que intento controlar el leve temblor que sacude mis manos en este momento. Cuando fijo mi mirada en Zac, noto la gran sonrisa pintando su rostro orgulloso y dejo el impacto de mi propia fuerza atrás para devolverle el gesto.

Literalmente siento como mi espíritu se va levantando sin saber que estaba tan abajo desde que desperté en el hospital y le debo todo al patán de mi instructor, que creyó en mí sin siquiera notarlo. Estoy loca por este hombre.

— ¡Wow! No quisiera meterme en tu camino —exclama Garrett y se me escapa una risita nerviosa.

— Hagámoslo un par de veces más —Zac se agacha para levantar a Luther del suelo.

Aún me sorprende haberlo tirado porque a pesar de ser un muñeco, es bastante pesado y solo Garrett podría haberlo dejado de la misma forma que yo, si Zac no hubiera estado detrás. Culparé a la adrenalina.

Lo hice otras dos veces más y el resultado fue más que satisfactorio. Nada podía borrar el sentimiento de victoria que se había instalado en mi pecho así que lo guardé ahí, bien adentro para no olvidarme lo que sentí hoy.

— Bien, la segunda técnica es bastante sencilla y estoy seguro de que les gustará —dice Zac de manera profesional—. En esta no vamos a utilizar a Luther porque creo ya está bastante magullado. —Todos reímos—. Lo haremos en parejas. Grace con Rose y Garrett con Em. Esta técnica consiste en mostrar cómo defendernos si nos atacan de espalda. Grace, ¿te interesa ser voluntaria?

— Claro.

Grace pasa al frente y suspiro llena de alivio porque no me eligió a mí. Ser acorralada por Zac no me dejaría pensar con claridad y ahora mismo no sirvo para hacer demostraciones.

Zac le dice un par de cosas a Grace y ella se pone de espaldas. Él la rodea por encima de los hombros aprisionando sus brazos y dándole pocas posibilidades de poder defenderse.

— Quiero que intentes liberarte —le dice a Grace, pero al mismo tiempo nos habla a todos.

Grace inmediatamente lleva sus manos al brazo que la tiene apretada de forma incómoda e intenta forcejear para liberarse, pero lo único que logra es hacer que Zac apriete más el agarre.

— No puedo —musita con frustración.

— En estos casos lo último que debemos hacer es forcejear con el atacante porque solo nos vamos a cansar sin lograr nuestro objetivo. —Zac libera a Grace y ella vuelve al lado de su hermana—. Lo que debemos hacer es más fácil de lo que creen, deben ir al suelo. —Los cuatro miramos de forma confusa a Zac, por lo que prosigue—. Cuando nos están sujetando e impidiendo usar nuestros brazos debemos agacharnos hasta casi llegar al suelo. Eso no solo va a desconcertar al atacante sino que nos dará un buen ángulo para golpear con el codo el estómago o la ingle desestabilizándolo lo suficiente para huir.