Capítulo 8

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Zac

Me entierro en la almohada cuando siento la dichosa alarma del teléfono. ¿Por qué debo madrugar todas las malditas mañanas? Ah, sí. Zac, eres pobre. Bueno, no diría pobre, soy un sobreviviente. Pese a todo lo que pasó el año pasado, diría que soy más que eso o, por lo menos, así lo ven mis tías. Me sorprende haber dormido una noche completa, creo que después de todo, sí hay una luz al final del túnel.

Me estiro en la cama, disfruto de los últimos segundos en mi tibio colchón, no necesito salir para saber que hace un frío de mierda. Toda la casa es un puto congelador desde que se rompió la calefacción y es demasiado extraño cómo hace frío en las noches y en el día hay treinta grados. Maldito clima. Le prometí a Bridget que intentaría arreglarlo mañana, por su estado no puede estar pasando por estos cambios bruscos con el clima y aunque no sepa nada de electricidad, al menos quiero intentar. Espero que el verano se arregle pronto y que algún día deje de llover.

—Zachary, tu desayuno se enfría. —El grito de Bridget se oye desde el otro lado de mi puerta y no puedo evitar voltear los ojos al escuchar mi nombre completo. Así debe sentirse la chica nueva con su nombre de hombre. ¿Por qué ella viene al cabo?

Sacudo la cabeza, la alejo de mis pensamientos y me levanto rápido de la cama. Maldigo el piso helado hasta que llego al baño, mi ducha no dura más de diez minutos debido a la insistencia de mi tía para que baje a desayunar. Me visto a toda velocidad y bajo la escalera mientras me pongo la sudadera.

—Te escuché la primera vez, ¿sabes?

—Te grité unas diez veces, ¿sabes? —imita mi voz. Sonrío y sirvo mi café.

—Necesito que le lleves unos papeles a Logan, el cabezota olvidó su maletín. —Asiento sin problemas—. ¿Cómo le fue a la chica nueva en su primera clase? —El trozo de pan tostado me queda atorado en la garganta.

Comienzo a toser en busca de aire para mis nerviosos pulmones, mi tía me mira preocupada y me da palmaditas en la espalda. Obviamente no sabe que el miércoles di menos clase de lo normal porque esa chica me sonrió e hizo temblar mi estabilidad emocional.

—Estuvo bien, parece un poco intensa y desconfiada. —Intento terminar el tema de conversación.

—Y debería, pasó por algo horrible y… —Bridget se calla al instante y no puedo evitar sentir curiosidad.

—¿Qué le pasó?

—¿Qué? —Me mira y se hace la desentendida.

—¿Qué fue lo horrible?

—Oh, no es nada, y no seas chismoso, ve a trabajar.

Me da la espalda y sale de la cocina sin darme oportunidad de preguntarle otra cosa. Siento esos molestos nervios en el estómago por quedarme con la duda de qué le pudo haber pasado. Mi tía no puede tirar una bomba y esperar que no estalle, puede que sí sea algo chismoso y culpo a Jane por eso. Desde pequeño, me hacía mirar los programas de chismes e incluso me mandaba a comprar sus revistas de farándula. Ser criado por chicas relativamente adolescentes, es todo un reto y hay ciertas costumbres que de mala gana se me pegaron.

Jane tenía veintidós años cuando mi padre me dejó y Bridget diecinueve. Fue muy duro para ambas tener que cortar su juventud para hacerse cargo de mí y jamás me va a dar la vida para agradecerles.

Bridget me trae el maletín de Logan y me dice que tiene un hueco libre en la tarde antes de las cuatro, intento memorizar eso mientras uso su auto para ir al gimnasio. Hoy debo encargarme de abrir y de cerrar, ya que ella debe hacer reposo absoluto, según su última consulta médica. El bebé está muy cerca y se puede sentir los nervios de ambos. Logan está hecho un loco, en el mejor de los sentidos, y creo que ya sacó sus cuentas hasta para la universidad. Es muy gracioso en realidad, él es un reconocido psicólogo y gana muy bien. Sin embargo, es de esas personas obsesivas con que todo se haga de una forma y es feliz con eso.

La mañana se pasa rápido. Sin darme cuenta, me encuentro de camino hacia el consultorio de Logan. Enciendo la música para que me acompañe durante los veinte minutos que dura el trayecto y una pequeña llovizna comienza a caer sobre el parabrisas. Adoro mi hermosa ciudad, pero no me molestaría algún día cálido para variar, porque para eso están las estaciones, ¿no? En Londres es gris todo el tiempo, empiezo a pensar que se parece a mi vida. Estoy en un punto intermedio ahora mismo, tengo la responsabilidad de estar bien por mi familia, pero si fuera por mí mismo, ya no siento ningún tipo de motivación. Trabajo porque debo hacerlo y las facturas no se pagan solas; si no es por las peleas ilegales que dejan un buen dinero, no hallo ningún otro tipo de emoción.

Ella se las llevó, creí que estaba roto cuando mi padre me dejó. Me convencieron durante años que no era mi culpa y llegó el momento en que de verdad lo creí. Después de años de terapia y apoyo por parte de mis tías, de verdad pensé que estaba bien, que en mí no había nada malo. Ella me mostró que no, tomó todos mis esfuerzos en ser la mejor persona posible, los hizo una bola y la tiró a la basura, junto con mi corazón y mi alma. Aprendí dos lecciones gracias a ella. Uno, solo tú eres capaz de repararte si es que así lo quieres, porque no puedes darle la responsabilidad a los que te rodean; y dos, siempre habrá algo roto en mi interior que ni yo mismo podré entender y mucho menos arreglar.

Estaciono fuera del complejo de edificios y bajo del auto. Me cubro con el maletín de Logan de la lluvia que cae con más fuerza. Me adentro en el pequeño consultorio y el calor de la calefacción me abraza. La recepcionista de Logan, creo que se llama Penny, dibuja la sonrisa más descarada posible en cuanto me ve… como siempre.

—Hola, Zac —saluda y se recarga sobre el mostrador enseñando sus atributos.

—Hola, Logan me está esperando. —Sin darle tiempo a decir nada, sigo derecho por el estrecho pasillo.

Me la tiré una vez, una maldita vez, y ya cree que estoy enamorado de ella. Las chicas están locas, ahora solo busco estar en mi propia compañía y disfrutar del placer que me da el sexo sin compromiso. Nunca fue así, me gusta la idea de pertenecer a alguien, pero ella se robó toda mi estabilidad. Esto es lo único que me queda y lo único que le puedo ofrecer a las chicas como Penny.

Doblo al final del pasillo para llegar a mi destino, mas choco con alguien y de la manera más rápida posible, le tomo el brazo para evitar que caiga al suelo. Cuando empieza a disculparse, me percato de quién es.

—Hola, bonita.

Las palabras salen antes de que pueda procesarlas siquiera. No puedo evitar sonreír cuando frunce el ceño y sus mejillas se tiñen de un ligero color carmesí.

—Zac. —Su mirada nerviosa va de mí a la mujer que está a su lado—. ¿Qué haces aquí?

—Este es el consultorio de mi tío, vine a traerle unas cosas —explico sin entender por qué le estoy dando estas explicaciones.

—Mierda…

—¿Mierda? —repetimos al unísono la mujer que está a su lado y yo.

—Oh… ella es mi madre, Beatrice, vine a acompañarla a una consulta. —De repente, tiene una gran sonrisa que parece todo menos real.

—Es un placer, yo trabajé a su hija… digo…

Ambas me miran con sorpresa; su madre parece que se va a desmayar y ella parece querer darme con un palo. No la culpo.

—Él es el entrenador de la clase de defensa personal que estoy tomando, mamá. —Yo asiento de acuerdo y la mujer cambia la cara.

—Bueno, así está mejor entonces. Es un placer, Zac. —Vuelvo a asentir de forma incómoda.

—Ya debemos irnos, te veré esta tarde. —Hay algo de prisa en su tono de voz.
—¿Hoy?

—En la clase. —Me mira, ceñuda.

—Ah, sí… Yo… Te veo luego.

¿Qué mierda me pasa? Nunca me quedo sin palabras, eso no es habitual en mí. Antes de seguir metiendo la pata hasta el fondo, sigo mi camino y entro a la oficina de Logan.
Algo en esa chica no me deja pensar con claridad, no sé qué es, pero quiero que termine. No sé si pueda lidiar con mi estado de estupidez cada vez que ella está cerca, hace dos días que la conozco y ya ha dado vuelta mi cabeza. Quizá deba tirármela también, para darme cuenta que es solo deseo físico. ¿Qué otra cosa podría ser? Parece muy delicada para mi gusto y, sin duda, tiene dinero, lo deduje en cuanto la conocí. No voy a involucrarme más de lo necesario, a partir de hoy, la trataré como una más, porque eso es lo que es.








Espero que lo disfruten y leo sus comentarios ❤ muchas gracias por leer 💜...x

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