Capítulo 10

577 90 10
                                    

Creo que es mi octava clase o novena, ya no estoy muy segura, pero ha pasado cerca de un mes desde que comencé y no creo haber avanzado mucho. Entiendo a la perfección lo que Zac quiere decir con respecto a mi rendimiento, aunque desearía que no fuera tan complicado. Con Garrett a la par mío, las risas no me faltan y la amargura que a veces quiero esconder, termina por desaparecer.

Zac se ha vuelto de lo más profesional, hasta parece un cubo de hielo y aun no puedo recordar el motivo por el cual se volvió tan distante de repente. No es que me interese en lo más mínimo, pero solo me ha permitido pagar las clases y ni siquiera he firmado mi inscripción. Bridget no ha aparecido por aquí y si no fuera por la presencia de Grace y Rose, no creo tener los ánimos para venir.

El patán es un maldito gritón.
«Quiero que equilibren su cuerpo».
«Muevan los pies».
«Corran más rápido».
«Dediquen tiempo a su respiración».

Los ejercicios de respiración me hacen sentir que me preparo para un parto y no para golpear a alguien. Admito que es un gran entrenador, pero su personalidad deja mucho que desear.
En este momento, nos encontramos golpeando un saco de box para lograr aumentar la fuerza de nuestros brazos. Zac nos grita cada vez más fuerte y estoy muy tentada a voltearme para darle a él los dichosos golpes. Creo que, de todos los ejercicios, este es el peor y odio admitir que prefiero las interminables vueltas alrededor del gimnasio. La resistencia es dura, mas esto es una pesadilla agotadora.

Mis brazos están cansados y dormidos de tanto esfuerzo. Decido parar a beber un poco de agua, pero parece ser una mala decisión.

—En una situación real no paras a beber agua. —Su voz retumba en todo el espacio.

—Creo que por eso no estoy en una situación real —arremeto, un poco molesta.

Dejo la botella de agua en mi bolso y comienzo a dar golpes flojos al saco de box.

—Debes golpear con fuerza. Tus brazos deben ser firmes con cada golpe y tu postura debe ser fuerte.

Sus manos sujetan mi cadera en un intento de afirmarla y mi mente se dispara.

«—Eres fuerte, perra, pero no lo suficiente. —Otro golpe en mi rostro me deja casi sin consciencia, mis brazos intentan defenderme. Sin embargo, son como gelatina y lo único que logro es quitarle el pasamontañas. Sus asquerosos ojos me ven con rabia porque acabo de ver su rostro—. No vivirás para decir algo…».

—¡Mierda! —grita Zac y hace que salga de mi trance.

Cuando volteo, veo a Garrett con cara de sorpresa, pero a la vez intenta contener la risa. Zac está de cuclillas con ambas manos en su entrepierna y caigo en lo que realmente hice. Lo golpeé.

—Zac, lo siento mucho. —De verdad es así y ni siquiera sé cómo lo hice.

Me agacho a su altura y le tomo el brazo para ayudarlo a levantarse. Se aparta tan rápido de mí que parece que mi toque lo hubiera quemado o algo parecido.

—Estoy bien, solo sigue entrenando.
Él se levanta con algo de dificultad y se aleja caminando despacio hacia su amigo, quien se ríe sin discreción alguna.

—Lo siento —repito con una mueca de pena.

Garrett se acerca riendo sin parar, me esfuerzo demasiado para no reírme con él o ponerme a llorar. Recordé su rostro, su asqueroso rostro está en mi memoria y lo puedo describir. ¿Por qué Zac logra hacer que recuerde cosas sobre mi agresor? Me aterra pensarlo.
Casi dos meses después de salir del hospital y su cara vino a mí como una ola. Inevitable y aterradora.

El conocido nudo está instalado en mi estómago y a duras penas completo el entrenamiento. Las flexiones casi acaban conmigo y luego de que Garrett fingiera un dolor en su brazo, ya no fue tan divertido. Me esforzaba horrores mientras él estaba muy cómodo mirando desde el banquillo de entrenamiento.

—¿Quieres hacer algo esta noche? —Garrett bebe otro trago de agua—. Hay un nuevo club que se inauguró a solo unas cuadras de aquí.

—Suena interesante, pero no estoy en mi mejor momento.

—Por eso te lo propongo, Em. Debes salir y divertirte, sé que no soy el sujeto más fuerte de todos, pero no voy a dejar que nadie se sobrepase contigo.

Sus palabras enternecen mi corazón. Garrett piensa que solo fui asaltada, debido a lo que salió en las noticias, pero debe saber porque no me siento segura volviendo a la vida nocturna. Oteo a mi alrededor en busca de otros oídos que puedan oír de rebote nuestra plática, mas no hay nadie. Respiro hondo y me trago todo el miedo que siento… además de la vergüenza. Es extraño cómo la confianza puede aparecer más rápido en unas personas que en otras. De algún modo, tengo una conexión con Garrett y no hay ninguna opresión en mi pecho ahora mismo. Eso debe ser bueno, ¿no?

—Garrett, debo decirte algo y necesito que me prometas que no me verás diferente por eso. Sé que te resultará extraño, porque apenas nos conocemos, pero tengo el buen presentimiento que nos llevaremos bien.

—Y así es —interrumpe con una pequeña sonrisa de ánimo—, no debes contarme lo que pasa por tu cabeza ahora, tómate el tiempo que necesites. Si crees que no estás lista para salir luego de que te hayan asaltado en la noche, yo lo entiendo perfectamente…

—Abusaron de mí —suelto.

Cierro los ojos y cuando los vuelvo a abrir, mis lágrimas apenas me dejan ver el rostro sorprendido de Garrett. No parece muy seguro de que hacer o decir, parece que va a desmayarse de un momento a otro. La situación se comienza a volver incómoda y el arrepentimiento de haberle dicho lo que me pasó, se hace presente. Cuando voy a abrir la boca, él se adelanta y me rodea con sus brazos de forma protectora. Me permito derramar un par de lágrimas en su sudadera y su abrazo se intensifica.

—Lo siento, sé por lo que estás pasando…

—Espera, ¿qué? —Me aparto de sus brazos lo suficiente para ver sus ojos tristes.

—Cuando tenía siete años, mi padre tenía un amigo en el que confiaba lo suficiente como para dejarme a su cuidado. —Mis orbes se vuelven a cerrar y deseo no oírlo.

—Garrett…

—Mis padres lo denunciaron y actualmente sigue en prisión. Imagínate la sorpresa de ambos cuando les dije que me gustaban los chicos. Los dos se culpan de alguna manera, porque piensan que, si no hubiera pasado por esa experiencia traumática, quizá me sentiría atraído por las mujeres.

—Lo siento mucho.

No se me ocurre qué otra cosa decir, por una vez en mi situación no me siento sola. ¿Cómo pude ser tan egoísta? Pensar que, en todo el mundo, miles de chicos y chicas son abusados, y viven para contar sus historias para ser más fuertes cada día.

—El sexo no fue nada fácil, incluso mi primera vez fue con una chica.
Recuerdo que lloré como un bebé luego de eso y no entendía por qué. Después todo se volvió claro, no quería estar con chicas, solo me sentía atraído hacia los hombres y por más morboso que fuese, ya no podía volver atrás.

—Gracias por compartirlo conmigo —susurro.

—Así seremos más fuertes y realmente espero estar aquí para verte superarlo. —Lo abrazo y con más fuerza que antes.

—Me encantaría salir contigo —digo y él ríe mientras se separa de mi abrazo.

—No tienes que hacerlo.

—Pero quiero. ¿Mañana? Creo que necesito salir y divertirme. —Él asiente, emocionado.

—¡Claro! Y puedes invitar a tu sexi hermano. —Me regala un guiño.

—Y a su prometida —le recuerdo y rio al ver su mueca.

—Sí, también puede venir —dice resignado.

Ambos tomamos nuestros bolsos y salimos por el estrecho pasillo hacia el área de recepción del gimnasio. Ya está oscuro afuera y se nota que comienza a hacer frío. Garrett se despide de mí con un abrazo y la promesa de salir mañana para divertirnos. Le escribo a Aiden para saber dónde está y recibo una respuesta inmediata de que llegará en cinco minutos. Aprovecho para buscar a Zac y preguntarle por la inscripción, hoy tampoco vi a Bridget, porque si no, sin duda me dirigiría a ella. Abro la pesada puerta de la sala de entrenamientos con la esperanza que esté aquí. Y está… no solo.

—Zac, ¿qué diablos te sucede? No estas así por lo de la pelea. —El chico que descubrí que se llama Ethan, le da un suave golpe en el hombro—. ¿Aún te duele el puñetazo en las bolas?

Su risa llena todo el lugar y tengo que taparme la boca para no reírme también.

—Cierra la boca —escupe, molesto.

—Oh, ya veo lo que pasa. —Aplaude un par de veces.

—No sé de qué hablas.

—Te gusta esa chica —canturrea. Me quedo petrificada y la risa de Ethan se vuelve a hacer presente.

—Sabes bien que no es así, no te metas en mis asuntos. —Zac parece más molesto que nunca.

—En algún momento tendrás que superarla —suelta y su tono parece más serio de pronto—. Y quizás esta chica, que sabe ponerte en tu lugar, sea la respuesta.

—Escucha, no me gusta en lo absoluto. Es una maldita Snob y sí, está buena y sin duda me la tiraría, pero quizá se fije dos veces dónde lo estemos haciendo por temor a que no sea de su categoría.

No sé si emití algún sonido o simplemente sintió mi presencia, pero en ese segundo, se volteó y mi mirada de asco combinada con la rabia fue lo primero que sintió. Me doy media vuelta y salgo lo más rápido posible de ese lugar. Las náuseas se presentan en mi estómago al imaginarme con él, creo que lo sentiría con cualquier hombre en este momento. No obstante, sus palabras y la forma en que dijo todo eso, hace que todo sea peor.

Jamás di ningún indicio de ser una Snob o algo parecido, siempre traté bien a las personas y simplemente no entiendo cómo llegó a esa maldita conclusión de mí. ¡No me conoce! Y en este momento no me interesa que me conozca, si pudiera, no volvería nunca, mas no puedo hacer eso. Por muy cretino y arrogante que sea, da buenas clases y le prometí a Tara y a Bridget que lo haría. Debo dejar de prometer cosas.

Salgo al exterior y la lluvia cae sobre mí, es densa y fría, pero no siento nada al respecto. Corro por el camino para llegar al final de la calle vacía. Algo me detiene o, mejor dicho, alguien.

—Espera…

Su mano sujeta mi brazo con firmeza y a la vez con la presión suficiente para no lastimarme.

—Suéltame —bramo molesta. Mi voz suena más fuerte que nunca y me felicito por eso.

—No quise decir eso, solo intentaba que mi amigo me dejara de molestar.

—Yo no soy una Snob. —Me volteo para verlo.

Sus ojos están más oscuros que de costumbre y su cabello, aplastado por la lluvia, cubre su frente. Su lengua sale un poco, humedece sus labios ya mojados por el agua. ¿Por qué lo observo con tanto detalle?

—Lo siento.

—¿Sabes? Podrías tomarte el tiempo de conocer a las personas antes de juzgarlas. Créeme, no estoy buena en lo absoluto, porque no soy un maldito pedazo de carne.

Puedo ver por el rabillo del ojo el auto de Aiden. Mi hermano baja sin importar la lluvia y contempla la escena por un segundo, antes de dirigirse lo más rápido posible hacia Zac.

—Suéltala —sisea. Sus dientes están apretados y parece que esto va a terminar mal.

Zac parece analizar sus opciones, obviamente no le teme a Aiden ni un poco, pero donde piense en lastimarlo, me va a temer. Suelta mi brazo con suavidad y antes de liberarlo por completo, roza mi palma con la suya. Sus orbes no dejan los míos y por un segundo siento que no hay nadie más.

—Lo siento —repite. Contempla a Aiden con una mueca de diversión y algo más que no puedo detectar.

Se da media vuelta y vuelve trotando al gimnasio. Aiden me da un leve empujón para que me mueva y así lo hago. Nos subimos al coche y partimos rumbo a su casa. Mi corazón no ha tomado su ritmo natural y aún siento el calor en mi mano derecha, a pesar de estar empapada por la lluvia. No puede gustarme, atracción física debe ser. No quiero otra explicación lógica a eso.

—Em… —Aiden me da un golpecito en la pierna para que reaccione.

—Sí.

—¿Qué diablo fue eso?

—No… —suspiro—. No lo sé.

¿Qué les parece hasta ahora? Espero que estén disfrutando la historia ❤ muchas gracias por leer y no olviden votar ⭐...x

FIGHTOVE © 《DISPONIBLE EN AMAZON》Where stories live. Discover now