Capítulo 35

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Zac

— ¿Quieres conducir tú? —Su pregunta me saca de balance por un momento.

— ¿En serio?

— Sí, no me molesta en lo absoluto y de esa forma nos evitamos las pésimas indicaciones que quieras darme para llevarme a donde sea que pretendes llevarme —explica con una sonrisa divertida.

— ¿Cómo sabes que tengo permiso de conducir? —pregunto tomando las llaves.

— ¿No lo tienes? —Frunce el ceño.

— Por supuesto que sí, ya tuve un coche, pero cuando mi tía tuvo la idea del gimnasio tuvimos que venderlo para poder tener garantía en el banco —explico—. La pelea mañana me dará lo suficiente para comprarme uno nuevo.

— ¿Qué? —pregunta una vez que pongo en marcha su coche.

Sin duda el motor de este vehículo es un deleite a la hora de conducir, no me había dado cuenta de lo mucho que había pasado sin hacerlo.

— La pelea con Dawson, son cinco grandes si gano.

— Creí que ya no pelearías. —Noto algo de reproche en su tono de voz.

— Necesito el dinero, Em —digo con más calma de la que siento en realidad.

Ella no dice nada al respecto, pero sé que se está muriendo por refutar mi última palabra. Su mirada está puesta en la ventanilla y mi mano se posa en su rodilla sobresaltándola en el proceso. Cuando sus ojos caen en el punto en cuestión duda un segundo antes de dejar caer la suya para cubrir la mía.

Me gusta tanto que es insoportable y prácticamente imposible de explicar, no podía esperar a después de nuestra clase de hoy para mostrarle mi nuevo departamento así que en cuanto terminé con el entrenamiento de esta mañana, le pedí a Ethan que me cubra hasta las seis que es la hora de la clase de defensa personal y de esta forma pasar más tiempo con ella. Mi necesidad de protegerla crece cada día más, cada maldito segundo porque veo su miedo por más que intente ocultarlo y eso me desespera. Me jode demasiado no poder quitarle ese peso de encima porque si algo le llega a pasar no sé qué sería capaz de hacer, pero no puedo permitirlo y no voy a hacerlo.

Doblo en la esquina ya conocida para mí y estaciono el coche frente al pequeño y pintoresco edificio. Bajo del auto y troto hacia el lado del copiloto para ayudarla a salir. Su mirada recorre la solitaria calle antes de posarse en el complejo de departamentos que yace frente a nosotros.

— ¿Qué es este lugar? —pregunta mientras sujeto su mano y la guío hacia la entrada del edificio.

Obviamente hay una gran diferencia de tamaño cuando por fin nos adentramos en el pequeño departamento, en comparación con el suyo esto es nada, pero me siento inmensamente feliz de tener mi propio espacio. Las paredes son grises y combinan con mi personalidad en general, tengo una cocina cómoda para la comida a domicilio que pienso pedir y mi habitación está separada del área de la sala de estar lo cual me costó mucho conseguir porque normalmente y por este precio, solo se consiguen mono ambientes. Em se adentra en el espacio y su mano se posa en la tela de uno de los sofás mientras mira todo a su alrededor.

— Bienvenida a mi departamento —digo con un toque de nerviosismo desconocido. Me muero por saber lo que piensa.

— Es acogedor. —Sonríe—. Perfectamente acogedor.

— Sí es lo mejor que conseguí y estuve demasiado tiempo pagándolo para por fin decidir mudarme —hablo mientras me acerco más a ella.

— Me alegro mucho por ti, Zac —susurra cuando estoy justo frente a ella.

— Me gusta tener mi privacidad y podrás venir cuando tú quieras —explico esperanzado de que prefiera estar aquí conmigo en vez de tener que estar en su intimidantemente lujoso piso.

— ¿Me estas invitando a dormir contigo? —pregunta enredando sus dedos en mi cabello y hago un esfuerzo imposible para opacar el placer que me genera esas palabras.

— Solo si tú… quieres —balbuceo de forma idiota y una sonrisa se extiende en su precioso rostro.

— Eso me parece bien. —Sus labios buscan los míos antes de darme tiempo de contestar.

No sé cuánto tiempo pasó desde la última vez que tuve sexo, pero fue hace meses y el deseo que siento por ella es cada vez más insoportable. Mis manos bajan peligrosamente y aprieto su trasero con fuerza provocando un gemido que prende fuego mi interior. Sus dientes atrapan mi labio inferior de una forma increíblemente sexy por lo que busco más… lo deseo todo.

— ¿Me detengo? —murmuro recorriendo el camino de su cuello hasta rozar la piel sensible con mi aliento.

Ella no contesta y eso me está volviendo loco, se está debatiendo entre lo que pasa por su cabeza y lo que pasa por su cuerpo. Esta vez creo que la cabeza va a ganar y me aparto de ella de mala gana.

— Lo siento. —La escucho decir y su voz tiembla levemente.

— ¿Qué no me estás diciendo, Em? —Mi mano ahueca su mejilla y sus ojos vidriosos me devuelven la mirada.

— Solo necesito más tiempo contigo para entregarte cada parte de mí —musita con suavidad, pero algo me dice que esa no es toda la verdad. El otro día me confesó que tenía miedo y aunque evadió mi pregunta con una estupidez como la inseguridad con su cuerpo, sé bien que hay algo más en el fondo.

— Todo a su tiempo entonces. —La envuelvo en mis brazos y ella respira con tranquilidad. Pase lo que pase no quiero romper esta seguridad que le estoy dando —. Ya estaba creyendo que eras virgen. —Una carcajada sacude su cuerpo y me contagio de ella también.

— ¿De verdad crees que estuve dos años con mi ex sin tener sexo? —pregunta de forma obvia, pero la sola idea de imaginarla en manos de otro y específicamente de él, hace que la ira crezca como un torbellino dentro de mí—. Zac, está en el pasado, ¿recuerdas?

— Lo sé —digo intentando borrar las imágenes exageradas que crearon mi cerebro.

— Escucha, me encantas —dice y no reprimo la sonrisa que se abre paso en mi cara—. Y  no tienes ni idea de lo mucho que me gusta que me toques, pero necesito que confíes en mí y me des un poco de tiempo para poder asimilar todo esto.

— ¿Qué es lo que necesitas asimilar, Em? Me deseas y te deseo, entiendo lo del tiempo para conocernos mejor y dejar un poco de lado nuestras necesidades, pero hay algo que no me estás diciendo y me jode más de lo que quisiera porque no quiero perderte por secretos. —Sus manos bajan a la altura de mis hombros y se quedan ahí por un instante antes de dejarlas caer a un lado.

— ¿Puedes confiar en mí? —Sus ojos me miran con súplica y sé que no podré hacer nada más por ahora.

— Sí bonita, lo haré.

La abrazo nuevamente y aunque mis demonios me estén demandando seguir con la discusión, los ignoro porque a pesar de tener todas las ganas de saber lo que está pasando realmente; puedo asegurar que la presión no es la forma y lo que menos deseo es que se aleje de mí.

¡Buen viernes para todos! Actualizo hoy porque mañana no voy a poder 😕 pero espero que disfruten el capítulo y que compartan ❤ gracias por leer como siempre. Nuevamente les dejo a nuestro bombón en la portada 🔥 Los leo...x

P.s. Si les interesa escribí una historia corta llamada La chica del café 💗 por si les llama la atención ♡ Gracias ♡

FIGHTOVE © 《DISPONIBLE EN AMAZON》Where stories live. Discover now