Capítulo 32

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Zac

Y ese es el maldito efecto que tiene Em en mí. No me deja pensar con claridad y como he escuchado a Ethan decir varias, los hombres solemos pensar con el pene y eso asusta a las chicas.

Las palabras de mi mejor amigo bailan en mi cabeza y me doy cuenta de que es exactamente lo que está pasando. Em parece aterrada y decido apartarme un poco de su cuerpo para dejarla respirar con tranquilidad.

Aún me cuesta creer lo que me dijo y me siento como un idiota por haberla presionado desde un principio como lo hice. La rabia hierve en mi interior de solo imaginar su sufrimiento, el dolor físico y emocional que le causaron. Un miedo me paralizó por completo ante la idea de perderla de esa forma y la promesa que le hice fue desde lo más profundo de mi corazón. Si hay un loco suelto intentando cazarla, yo me encargaré de que no llegue a ella. Mierda, no puedo ni imaginarme sin ella a estas alturas y es aterrador.

Mi corazón dio un salto de frenesí cuando declaró lo importante que soy en su vida y quizá parezca estúpido, puesto que nos conocemos desde hace tan poco, pero para mí fue una eternidad esperar a que se abra de esa forma conmigo. Sé que no lo hizo por completo, puedo ver como algo se oculta detrás de sus preciosos ojos, pero por ahora estoy más que conforme con lo que se atrevió a compartir.

Me alegra que no haya salido corriendo ante la confesión patética que le hice, me encanta, ¡joder! Ya no puedo estar sin ella y mi estúpido corazón no puede estar más condenadamente feliz por saber que ella siente lo mismo hacia mí.

Cuando me besa soy capaz de perder la poca cordura que aún tiene mi cabeza y mi cuerpo parece ser el indicado para llevar la situación. No sé ni cómo hice para terminar con sus piernas alrededor de mis caderas y nuestros labios luchando por llegar al próximo paso, pero pude detenerme ignorando por completo las objeciones de mi miembro. ¡En tu cara Ethan!

— Zac, quizá deberíamos irnos —Em habla mientras se incorpora.

— Lamento lo que acaba de pasar, tal parece que vamos a tener que llegar a un acuerdo —digo con una sonrisa, la cual crece al ver la pequeña arruga que se forma entre sus cejas en señal de confusión—. Cuando esté así de cerca de arrancarte la ropa, debes detenerme.

Un color rojo fuego se apodera de sus mejillas y una risa nerviosa se escapa de sus labios hinchados. Me mira por un segundo antes de inclinarse hacia mí. Me pierdo en sus movimientos cuando envuelve sus manos alrededor de mi cuello y tira de mí para depositar un pequeño beso en la comisura de mi boca. Cierro los ojos e intento no caer en su hechizo, pero es jodidamente difícil.

— Es que no quería que te detuvieras —susurra y mi miembro se retuerce en respuesta. Una sonrisa tímida pinta su rostro y siento que me caigo en un delicioso abismo—. No quiero que pienses que soy una cualquiera, Zac, pero no me sentía mal con tus movimientos.

Mierda, mierda, mierda. Tengo que estar soñando en este puto instante. El efecto que tienen sus palabras en mí, hacen que el deseo por ella arda y se multiplique por diez.

— Me estas matando —balbuceo cual idiota.

— Somos adultos, Zac. No te digo que pienso hacer que me tomes aquí y ahora, no soy tan fácil —ríe con suavidad—, pero a su tiempo no tendré tanto miedo como ahora.

— ¿Miedo? —pregunto confuso y cuando la veo con más atención, algo en sus ojos cambia.

— No es lo que quise decir —corrige rápidamente—. Me refiero a seguridad, a sentirme segura con mi cuerpo.

Me está mintiendo, lo sé. ¿Cómo es que puedo identificarlo con tan poco de conocerla? Sus señales son bastante obvias, pero por una vez decido dejarlo pasar. Ya me dijo bastante esta noche y no quiero arruinarlo otra vez. No tiene pinta de ser insegura en lo absoluto porque es hermosa y debería ver lo que yo veo.

Pienso que las chicas están cada vez más preocupadas en verse bien que en sentirse de esa forma y eso está tan jodido por donde lo mires. La perfección es una mentira de mierda que no dejan de pintar en todos lados y ojalá llegue el día en el que todos se den cuenta de eso.

Mi teléfono resuena en la estancia y nos hace saltar en nuestro lugar. Me aparto un segundo de ella para rebuscar en mi bolso, cuando encuentro el aparato contesto sin mirar siquiera. Sé bien quién es.

— Estaré ahí en media hora —digo a Bridget en modo de saludo.

— De acuerdo, ¿tus amigos vendrán?

— Sí y cuenta un plato más —hablo con mi vista clavada en Em. El grito de emoción me perfora los tímpanos y una sonrisa idiota se apodera de mi rostro—. Ya salgo para ahí, no hagas un escándalo.

— No prometo nada, los espero. —Finaliza la llamada sin darme tiempo a replicar.

— ¿Bridget? —pregunta la chica frente a mí y asiento.

— ¿Te gustaría venir a mi cena de cumpleaños? —Sueno más avergonzado de lo que pretendo, pero al parecer no lo nota.

— Me encantaría.

...

Em lucha para escribir la dirección en su GPS luego de haberse vuelto loca con las indicaciones que traté de darle para llegar a mi humilde morada. Mis mejillas aún están entumecidas por las carcajadas que hasta hace unos minutos se escapaban de mi cuerpo mientras que en su frente hay un profundo ceño fruncido.

— Bonita —llamo y ella me mira un segundo antes de concentrarse en el camino nuevamente—. ¿Estás molesta conmigo?

— No, Zac. —Ella sonríe y le devuelve la tranquilidad a mi cuerpo—. Solo debo decirte algo y no sé cómo hacerlo —suspira.

Mi sangre se congela y de repente todo el humor previo se desvanece con el peso de sus palabras. Quizá se arrepintió de lo que me dijo hace rato. Quizá se acaba de dar cuenta de lo patético que soy. Quizá solo quería algo sin compromiso. Cientos de posibles hipótesis comienzan a dar vueltas en mi cabeza y me doy cuenta de que termino hecho mierda en cada una de ellas.

— Te escucho. —Soy capaz de gesticular sin apartar la mirada de su rostro concentrado por la carretera.

— Es acerca de tu tío.

Alivio y confusión se instala en mi sistema y soy capaz de notar a través de la tenue luz del auto el nerviosismo que irradia su cuerpo.

— ¿Qué sucede con él? —pregunto. Su cuerpo se estremece y no la culpo, mi tono sonó más rudo de lo que pretendía.

— Yo te mentí —balbucea—. Yo soy la que va a la consulta con él, no mi madre. Él es el psicólogo que me asignaron después de lo que me pasó.

Mi mente explota en ese momento y cierro los ojos intentando procesar la nueva información. Logan es su psicólogo y eso me indica que también sabía lo que le pasó antes que todos los demás; sin embargo no puedo molestarme con ella, porque sé cómo es el endiablado tema sobre la política de privacidad. Logan jamás habla del trabajo en la casa, es una regla que impuso el mismo, porque sabe que nos volvería locos si comenzara a relatar las cosas que oye de sus pacientes, pero ahora mismo siento la enferma necesidad de afrontarlo y decirle que me cuente todo lo que sabe sobre la chica que está a mi lado.

— Gracias por decírmelo —digo luego de unos instantes. Em se detiene justo en la puerta de mi casa y acto seguido apaga el GPS.

— Creí que te molestarías por eso no te lo había comentado, además es tan incómodo. —Ambos nos desabrochamos el respectivo cinturón y bajamos del vehículo. Em activa la alarma y espero pacientemente a que se pare justo en frente de mí.

— ¿Por qué es incómodo? —Tomo sus manos y las llevo a mis labios. Sus mejillas se vuelven a encender ante mi gesto y me muero por besarla.

— No quiero que pienses que estoy loca o algo… —No la dejo terminar cuando uno mis labios con los suyos callando todas sus inseguridades.

— No vuelvas a decir eso, bonita.


Bueno espero que les guste este capítulo 🔥 de a poquito se van revelando las cosas 😏 gracias por leer y espero que tengan un lindo fin de semana ♡ los leo...x

FIGHTOVE © 《DISPONIBLE EN AMAZON》Where stories live. Discover now