Capítulo 9

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Y es que el roce de tu boca me hace ver las estrellas.

Pov Calle.

— Tú y yo tenemos algo pendiente.— Comentó sin despegar la vista del camino.

Me quedé pérdida en mis pensamientos sin decir nada, giré mi cabeza hacia la ventana.

— No es cómo que haya mucha explicación.— Contesté sin atreverme a verla a los ojos.

—¿No la hay? Dani, anoche nos besamos.— Dijo con voz seria, me atreví a verla, ella apartó la vista unos segundos para volver a ver el camino.

—¿Entonces qué? ¿Finjo que no te besé? ¿Finjo que en toda la maldita noche no he dejado de pensar en ti? ¿Finjo que no estoy qué me lleva el diablo?— Arrojó esa horda de preguntas apretando el volante, pasé una mano por mi frente.

—¿Y qué se supone que tengo que hacer?— Ataqué sintiéndome aturdida por las preguntas.

— No huir de la realidad.— Contestó María José deteniendo el coche.

—¿Qué hacemos aquí?— Pregunté viendo el edificio del consultorio de Poché, ella no respondió.

Poché se bajó del coche cerrando la puerta, lo rodeó y abrió mi puerta, se quedó esperando, fruncí el ceño.

—¿Qué esperas? Baja.— Mencionó, bufé mientras salía del coche.

Ella cerró el coche, me observó y tomó mi mano para jalarme de ella y adentrarnos al edificio, ninguna dijo nada, solo entrelazamos nuestros dedos y seguimos caminando.

Poché sacó una llave de su bolsillo, sin soltar mi mano abrió la puerta de su consultorio. Ambas nos adentramos y fue ahí cuándo soltó mi mano para quedar recargada en el puerta, me quedé en medio del lugar esperando.

— Te traje aquí porque tendremos privacidad.— Mencionó cruzando sus manos hacia atrás de la puerta.

—¿Y por qué la necesitamos?— Indagué alzando una ceja, el fantasma de una sonrisa apareció por su rostro.

— Por ciertas razones.— Se limitó a responder, asentí.

— Volviendo al tema...— Dijo bajando la mirada, suspiré.— Tenemos que hablar, Dani. No podemos hacer cómo si nada ha pasado.— Agregó acercándose a mi, puse una mano sobre su pecho.

— Ayer en la noche me dije que no llegaría al fondo de ésto,— Nos señalé a ambas.— Ni siquiera sé que pensar ahora.— Agregué totalmente confundida, me alejé.

—¿Haz estado con una mujer antes?— Preguntó Poché a mis espaldas, cerré los ojos.

— No.— Hablé tan bajo que no sé si me había escuchado.— Y luego apareces tú, me haces de dudar de mi sexualidad y mierda, no sé que hacer cuándo estoy contigo. ¡Pones mi mundo al revés!— Confesé tomando mi cabeza.

— Yo estaba bien antes de ti, todo iba bien. ¡Mi única preocupación era la universidad y tener la frustración de no poder tener un orgasmo!— Grité riendo, entonces me di cuenta que había hablado de más.

«Daniela eres una estúpida» Me dije a mis adentros apretando los labios.

—¿Por qué no puedes?— Indagó con voz gutural, no me atreví a verla, moría de la vergüenza.

— No lo sé, n-nunca he podido llegar.— Murmuré entre tartamudeos.— He estado con chicos, pero simplemente no puedo.— Respondí encogiendome de hombros, rascando una de mis cejas.

—¿De esos chicos el idiota de tu ex entra en la lista?— Soltó con tono de voz molesto, giré para verla con la mandíbula tensa.

—¿Qué tiene que ver Bratt aquí?— Arrojé rodando los ojos, yo muriendo de la pena y ella pregunta por ese idiota.

Eviterno || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora