Capítulo 22

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Y aunque mi mente deje de recordar, mi cuerpo reaccionara ante la presencia de mi mejor casualidad.

Pov Poché.

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Una vez alguien dijo "el mentir es sinónimo de destrucción" no lo creía, no lo creía porque siempre de alguna forma he preferido decir la verdad. Por desgracia, hay momentos en los que la vida te pone contra la espada y la pared, a lo que preferimos escoger el camino de la mentira.

¿Irónico? Si.

¿Un gran error? Demasiado.

Tuve la oportunidad de decirle la verdad a Dani y no la aproveché, no la aproveché porque la cobardía me ganó. Me ganó tanto que ahora me sentía con el corazón doliendo y tristeza habitando en mi ser, todo por no decir la verdad.

Entonces las palabras que dije anteriormente cobraban sentido, destrucción. Había destruído lo poco que Dani y yo habíamos construido, todo se derrumbó por mi culpa. Y justamente eso era lo que más me calaba el pecho.

Lo había arruinado yo.

Suspiré mientras abría la puerta de mi departamento para entrar a casa, necesitaba una ducha y relajarme, pensar mi siguiente paso para hablar con Dani, de paso hablar con Liam mi abogado, para poner la demanda de divorcio urgentemente.

— Vale, ya llegué.— Avisé un poco alto para que mi hermana saliera de su escondite.

—¿Vale?— Llamé de nuevo, pero se me hacía muy extraño el que no estuviera.

Si hubiera salido me lo habría dicho, algo extrañada caminé hasta su habitación para corroborar si estaba ahí, pero no había nadie. Caminé hasta el baño y...

—¿Vale? ¿Pero que mierda?— Dije alterada viéndola de color papel tirada en el suelo junto al inodoro.

—¿Vale? ¿Pulga? Reacciona, peque.— Decía desesperada poniendo su cabeza entre mis piernas.

—¿Poché?— Escuché en un leve susurro, agradecí a Dios de que aún estuviera consciente.

— Iremos al hospital, pulga.

Con mucho esfuerzo levanté a Vale del suelo sacándola del baño, pude percibir olor a vómito. Poniendo un par de zapatos en sus pies la saqué del departamento para subirla al coche e irnos.

En el hospital.

—¡Señorita, señorita!— Mencioné con Vale en brazos viendo cómo estaba cada vez más pálida.

— Un momento.— Respondió de mala gana hablando por teléfono, fruncí mi ceño.

«¿Y ésta qué?» Pensé.

—¿Disculpe? No ve que-

— Un momento.— Me calló alzando su dedo índice, apreté la mandíbula.

—¡Deje el maldito teléfono y atienda mi hermana!— Grité molesta, la enfermera rodó los ojos y colgó.

— Traigan una camilla.— Mencionó la enfermera.

Un par de enfermeros aparecieron con una camilla, me quitaron a Vale de mis brazos para subirla y llevarla.

— Estaré aquí, pulga.— Le dije dejando un beso en su frente, ella murmuró algo intendible mientras los enfermeros se la llevaban.

— Voy asegurarme de que le llegue una queja.— Avisé a la enfermera la cual solo rodó los ojos.

Fui a la sala de espera para sentarme a esperar, cerré mis ojos recargando mi cabeza en la pared, me sentía cansada, tanto físicamente y mentalmente también. Vaya día el de hoy, parece que no quiere tener fin.

Eviterno || TerminadaWhere stories live. Discover now