Capítulo 25

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El amor no duele y el dolor no ama...¿Cómo es posible que me hagas sentir ambas?

Pov Calle.

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—¿Por qué tú?— Susurré sintiendo mi labio temblar, Poché intento acercarse a mi.

— No me toques.— Pedí dando pasos hacia atrás.

— Te juro que todo tiene una explicación, te juro que las cosas no son cómo piensas, bonita.— Mencionó con desespero, negué con mi cabeza.

— Me mentiste.— Susurré sin poder creer aún.

—¡Me mentiste, María José!— Grité con dolor, ella bajó la mirada en silencio.

—¡¿Y dices qué hay una explicación?! ¡Estás casada... Y con mi hermana!—

—¡Todo tiene una explicación! ¡No sabía cómo decírtelo! ¡No quería perderte!— Contestó intentando tomarme en sus brazos, me alejé.

—¡¿Por qué soy tan estúpida y confiada?!— Tomé mi cabeza entre mis manos sintiendo enojo conmigo misma.—¡Soy una estúpida al creer que eras diferente y no una más del montón!— Añadí pinchando su pecho con mi dedo índice.

— Dani, no digas eso, por favor.— Pidió tomando mis manos, me solté de su agarre bruscamente.

— Espero no volver a verte en mi puta vida...

Abrí mis ojos lentamente sintiendolos pesados, tragué saliva sintiendo mi garganta seca, mis ojos se cerraron de nuevo al sentir la luz en mi retina estorbando. Me quejé al sentir un dolor infernal en mi cabeza, llevé mis manos a mi cabeza, fruncí mi ceño al sentir un vendaje.

—¿Dónde estoy?— Susurré con la voz desgastada por la sed que tenía.

Observé a mi alrededor y me pude dar cuenta que estaba en un cuarto de hospital, me quejé al sentir las punzadas en mi cien. Me senté en la cama lentamente tomando mi cabeza, miré mi mano y tenía la intravenosa, bufé por lo bajo sintiendo mi cuerpo adolorido.

— Estoy entrando ahora para ver cómo está-

Ladeé un poco la cabeza al ver a mi mejor amigo con el teléfono en la oreja, él se quedó con la boca abierta, los ojos cómo platos y en estado de shock, suspiré.

—¿Te vas a quedar ahí cómo pendejo, cara de moco?— Hablé con voz obvia.

—¡Mi pony salvaje, estás viva!— Gritó corriendo hacia mi para abrazarme, me quejé ante su efusivo abrazo.

— Tony, me aplastas.— Hablé con voz entrecortada.

— Lo siento, lo siento. Tu cabeza.— Se separó rápidamente con gesto culpable, sonreí a medias.

—¡Mafe, Callecita está viva!— Habló por el teléfono haciendo un baile raro con sus pies, reí.

— Si, si, si. Venga después yo la cuido, bye.— Respondió y colgó la llamada con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Quieres algo?— Me preguntó tomando mi mano.

— Agua, cara de moco.— Respondí aún muriendo de sed.

Tony asintió con su cabeza, mientras dirigía sus pasos a una mesa que estaba a mi lado, tomó la jarra de vidrio más un vaso sirviendo agua. Me tendió el brazo y lo tomé, lo llevé a mis labios bebiendo todo el contenido, mi boca sintió satisfacción al sentir el líquido transparente refrescar mi garganta.

Eviterno || TerminadaWhere stories live. Discover now