Capítulo 41

5.6K 476 513
                                    

Al menos el cielo nos unía en esta distancia tan desgarradora.

Pov Calle.

— Emilia, hija, que alegría verte.— Me saludó alegremente, dándome un abrazo, correspondí el abrazo dudosa.

— Hola, Mafe.— Contesté sonriendo a medias, mientras ella se separaba de mi y daba un beso en mi mejilla.

— Me alegraría que me dijeras mamá.— Comentó con una sonrisa.— Pero será luego.— Añadió acariciando mi mejilla.

— Espero que sí.— Respondí curvando mis labios en una sonrisa.

—¿Cómo estás, hija?— Mafe me soltaba del abrazo para sentarse en la silla, imite su acción.

— Bien, supongo. Es lo que hay cuando no se recuerda nada.— Contesté en un suspiro, bajando la vista unos segundos.

— Tranquila, vas a recordar.— Mafe ponía su mano sobre la mía, asentí lentamente con la cabeza.— Sebastián me dijo que todo va bien, seguramente recordarás muy pronto.— Añadió con voz alegre, sonreí a medias alzando la vista.

—¿Qué fue lo pasó? ¿Cómo fue el accidente?— Pregunté a Mafe viéndola con curiosidad, ella suspiró.

— Habíamos discutido.— Comenzó a relatar.— Tú... Bueno, no lo recuerdas pero tenías adicción a las drogas y eras ninfómana.— Soltó apartando la vista, mientras yo quedaba en shock.

—¿Qué? ¿Drogadicta? ¿Ninfómana?— Pregunté sin poder creer que yo era así antes, Mafe asintió lentamente.

— Tenías una vida muy divertina, yo intentaba sacarte de ese mundo pero tú te enojabas.— Decía Mafe con temor, tiré mi espalda a la silla sin creerlo.

—¿Y qué más pasó? Cuéntame qué pasó el día de mi accidente.— Indagué en un suspiro, Mafe me observó.

— Te drogaste en casa, discutimos muy fuerte y tomaste el coche para irte. Desapareciste un día entero hasta que la policía te encontró.— Explicó con lastima, negué con mi cabeza.

— Es que no puede ser... Posible. No siento que haya sido así.— Murmuré pasando una mano por mi frente.

No podía creerlo, cómo es posible que haya sido así. Dios, odiaba no recordar nada y que contarán mi vida desde otro punto de vista.

— Sé que es difícil de creer, pero no voy a mentirte, Da... Emilia.— Fruncí mi ceño al escuchar a Mafe, pero decidí olvidarlo.

— Necesito más respuestas, algo no sé. ¿Tengo papá? ¿Hermanos?— Pregunté jugando con mis dedos en la mesa, Mafe ladeó la cabeza.

— Solo me tienes a mi, tu papá nos abandonó y desde entonces quien nos cuida es tu tío, Daniela es su hija.— Explicó Mafe, haciéndome recordar a la chica pelirroja con su padre a lado.

—¿Tuve pareja? ¿Amigos? ¿Estudiaba?— Indagué curiosa, tratando de resolver las dudas que tenía.

— Tuviste muchas parejas, por ya sabes... Tu adicción al sexo.— Murmuró bajando la vista, fruncí los labios.— Amigos pues, drogadictos al igual que tú.— Suspiró, mientras sentía una punzada de decepción en mi pecho.

— Y estudiabas en la universidad, tus notas antes de caer en drogas eran tan buenas que a los 15 ya estabas en la universidad, pero dejaste la carrera.— Completó tomando mi mano y dando un apretón.

—¿Tan mala hija era?— Pregunté con voz temblorosa, sintiendo mis lágrimas acumularse en mis ojos.

— Todo es pasado, hija. Ahora puedes empezar de nuevo.

Eviterno || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora