Capítulo 37

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Muy jóvenes para entender que dos almas rotas no pueden ser una sola.

Pov Poché.

Abrí mis ojos con pesadez, encontrándome con mis brazos que habían sido usados cómo almohada, alcé mi vista mientras pasaba una mano por mi cara despertándome. Estiré mis brazos sobre mi cabeza escuchando el crujir de mi columna.

«Dormir sentada es mala idea» Pensé escuchando los característicos pitidos de hospital.

Torcí mi cuello escuchando cómo crujía, mientras me detenía a observar a una castaña que aún dormía plácidamente, la mitad de su cara tapada con una máscara de oxígeno. Llené de aire mis pulmones acariciando su mano que estaban vendadas.

Después de salvar a Dani en el lago inmediatamente la trajé a un hospital, ella estaba demasiado débil y necesitaba atención médica de urgencia. Llevaba un par de horas con ella, no me quería despegar de su lado ni un segundo.

El doctor había dicho que dormiría ciertas horas por los medicamentos, agradecía a todos los santos existentes al saber que mi chica linda estaba estable. Mi mundo sin ella se hubiera convertido en uno oscuro.

Una parte de mi se rompió cuando el doctor me comentó que sus muñecas tenían cortes. Supuse que se los había hecho ella en un intento de quitarse la vida.

En mi mente habían mil preguntas sin respuestas y eso me tenía inquieta, pero sabía que aturdir a Dani con preguntas ahora sería lo más estúpido del mundo. Salí de mis labios al escuchar el sonido de la puerta abrirse.

— Poché.— Susurraron suavemente, giré mi cabeza y me encontré con Laura, sonreí a medias.

— Vamos un momento afuera.— Respondí en su mismo tono de voz, levantándome de la silla.

Laura asintió con su cabeza alejándose de la puerta, le dí un último vistazo a Dani antes de tomar el pomo de la puerta y salir de la habitación. Dirigí mis pasos hacia donde estaba Laura esperándome, con una bolsa en mano.

— Ten, te dará un resfriado si no te quitas esa ropa húmeda.— Mencionó entregandome la bolsa.

— Gracias.— Agradecí tomando la bolsa, encontrándome con ropa seca y comida, alcé una ceja en dirección a Laura.

— Sé que no haz comido, así que más vale comas ahora.— Amenazó apuntandome con su dedo índice, reí por lo bajo.—¿Cómo sigue Calle?— Indagó dando un bostezo.

— Estable. Agradezco que no haya sido algo peor.— Respondí en un suspiro, Laura torció el gesto.

Después de haber traído a Calle al hospital y ver qué todo iba bien con ella, le informé todo a mis amigas y hermana. Las tres se impresionaron y preocuparon mucho cuando les conté lo sucedido, Laura dijo que vendría lo más rápido posible y así había sido.

— Todo es muy extraño. Calle desapareció de la nada, me preocupa eso.— Comentó Laura con duda, asentí mientras sacaba la comida que me había traído mi amiga.

— Con Vale y Luci investigamos un poco.— Mencionó Laura haciéndome fruncir el ceño.— Recientemente murió el mejor amigo de Calle, es obvio que fue un golpe muy fuerte.— Habló con obviedad y yo simplemente asentí.

— Obviamente investigamos a fondo y nos encontramos con el perfil de su mejor amigo, dimos con su madre, luego con una amiga cercana de su madre, dando con la hermana de su madre para finalmente darnos cuenta por una noticia que la doña se pegó un tiro y se murió.— Tragué el bocado en mi boca para ladear la cabeza.

Eviterno || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora