Capítulo 32

6.3K 539 251
                                    

Pase de tenerte conmigo a solo ser un recuerdo en mi corazón vacío.

Pov Tony.

Horas antes.

La ví irse y supe que había arruinado lo único bueno en mi vida, ella lo había dado todo, yo tenía la culpa de haberla perdido. Me puse de cuclillas tomando el cuarzo que me había dado hace unas horas, lo pasé por mi camiseta secando toda humedad de el.

— Nunca me lo quitaré.

— Ni yo tampoco, hermanito.

Sin esperarlo sollocé cayendo al suelo de rodillas, cayendo de trasero para haciéndome bolita. Sintiéndome derrotado. Sintiendo cómo mi pecho se desgarraba en miles de fragmentos. Era cómo si una parte de mi la hayan arrancado, dejando un oscuro y desolado hoyo negro.

— Perdóname, hermanita... Perdóname.— Susurraba moviendome de atrás hacia adelante en posición fetal, mis lágrimas sin dejar de salir.

¿Cómo había llegado a ésto?

¿En qué momento mi vida dejó de tener sentido?

¿En qué momento olvidé ser yo?

¿En qué momento le había fallado a mi mejor amiga?

A veces nos sentimos tan vacíos que no sabemos en qué nos metemos para sentir cómo poco a poco, sientas que ese vacío se llena.

Lo decepcionante era que, chocabas con la realidad, dándote cuenta que estabas más vacío que antes.

Así estaba yo, creí que poco a poco estaba llenando ese vacío en mi, pero ahora me soy cuenta que, lo único que me llenaba lo había perdido por algo que no tenía ni la mitad que tenía ella, mi mejor amiga, mi cómplice... Mi hermanita.

—¡Ey, morro cabron!— Escuché a mis espaldas, limpié mis lágrimas rápidamente parandome del suelo.

Observé el collar, limpiando el resto de mis lágrimas lo colgué sobre mi pecho, mientras Héctor me sonreía.

—¿Qué pasa, Héctor?— Respondí sorbiendo mi nariz.

— Nombe vato, entra a la fiesta está bien buena.— Mencionó dandome palmadas en el hombro, negué con mi cabeza.

— No, debo ir a un lugar.— Contesté llevando una mano a mi cabello.

—¿Qué? ¿Y mi pinche plata quién me la va a dar?— Preguntó Héctor frunciendo el ceño.

— Yo ya te pagué mi parte, los demás no sé.— Me encogí de hombros, buscando las llaves del coche en mi bolsillo.

— Ey morro, el trato no era ése.— Dijo Héctor, fruncí mi ceño sin entender.

—¿Cuál trato? Yo solo te pedí mi parte, lo que te podía pagar.— Mencioné apretando la mandíbula, Héctor comenzó a negar.— No es mi puta culpa que hayas vendido coca a lo pendejo.— Añadí rodando los ojos.

—¡No te pases de listo conmigo, morro!— Me gritó tomándome de la camiseta, lo empujé alzando el mentón.

—¡Vete a la mierda! ¡Yo no te debo nada!— Espeté dándole un golpe en su pecho.

—¡Pinches morros cagados nunca pagan nada a la verga!— Gritó Héctor furioso, yendo al club de nuevo.

Negué con mi cabeza, mientras seguía buscando mis llaves, las encontré al final de mi bolsillo, fruncí mi ceño al encontrarme con algo cuadrado, lo saqué y me di cuenta que era la caja que me había dado Calle con los collares.

Eviterno || TerminadaWhere stories live. Discover now