Capítulo XIII ━ Nuestras vidas

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"The lingering question kept me up, 2 a

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"The lingering question kept me up, 2 a.m., who do you love?"



Unos meses parecían ser suficientes para que la prisión creciera como un hogar y no solo como un refugio para sobrevivir. Gracias a todas las personas que ahora conviven con el grupo original, crearon una especie de hogar en el que viven en armonía. Ahora tenían tareas para realizar, grupos para exploración y un Consejo que tomaba las decisiones.

A todos se los veía tranquilos, ningún rastro de peligro (y con eso, se referían al Gobernador, el cual nunca más encontraron) y una gran tranquilidad en el ambiente. Jessica se sentía importante en el grupo, aunque rechazara la petición de ser parte del Consejo; sabía que podía ser de mejor ayuda si estaba fuera de él.

Digamos que ella era el nexo entre el Consejo y los residentes de la prisión; un filtro para comunicar con tranquilidad lo que decidían. Así se sentía mejor, ya que conocía a todo el mundo.

Ahora mismo, caminaba feliz hasta el patio, donde Patrick estaba sirviendo el almuerzo del día.

—Creí que no llegarías —dijo Patrick con una sonrisa mientras servía su plato—. Cortesía del Sr. Dixon.

—Gracias, Patrick —agradeció—. Por cierto, ¿sabes dónde está?

—Se fue con Carol. Hacia allá —señaló a su izquierda. Jess agradeció con una sonrisa—. Que tengas un buen día.

Ella le recomendó lo mismo. No sabía porqué, pero Patrick había tenido confianza con ella desde que le habló, y siempre solía esperarla para recibir el almuerzo. Al ver a Daryl de espaldas junto a Carol, Jess tocó la espalda del primero como si fuera un tambor.

—Buenas tardes, ¿qué hay de nuevo?

—La reja —señaló Carol—. Si no hacemos algo, terminarán por derribarla del todo.

A lo lejos, había un grupo de gente matando caminantes a través de la reja; estos intentaban entrar y con la cantidad que había, el alambre se flexiona cada vez más y más.

—Si sucede eso, no habrá salida —concordó la chica—. Podríamos hacer un grupo para que los atraiga desde fuera de la reja y matarlos, así no quedan acumulados allí, de lo contrario, estaremos en el mismo problema.

—Hablando de grupo, tengo que designar a uno para la expedición, ¿vendrás? —cuestionó Daryl.

—Hoy no, tengo muchas cosas que hacer. Y debo ver cómo arreglar eso —señaló al alambrado—. Pero si vas, necesito que me traigas algunas cosas.

—Con "algunas cosas" te refieres a menos de cinco, ¿verdad? —preguntó Carol en un tono de sarcasmo.

—Ya hago la lista.

—No, listas no —dijo el hombre—. Siempre pides más de diez cosas, y la mayoría no las puedo conseguir.

—No se considera lista si son menos de cinco —se atajó ella.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonWhere stories live. Discover now