Capítulo XLIII ━ Cómodo silencio

182 10 0
                                    

"If I went and hurt my body, baby, would you love me the same?"

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

"If I went and hurt my body, baby, would you love me the same?"



—Vamos, Marion. Debes ayudarme con los mandados —apuraba Jessica, quien preparaba los bizcochos para la tarde.

—¡Tranquila! Recién son las ocho de la mañana.

—Es decir, ¡estamos llegando tarde, jovencita! —reprocho a la niña de forma dramática.

Hoy era día de cooperación. Significaba que Jess debía preparar y hacer obras de caridad para mantener la paz en la comunidad. Normalmente no se centraría en este tipo de cosas, pero dado al incidente con Kenny hace unos días necesitaba que la gente viera que no era el monstruo que todos pensaban que era.

Ahora ella estaba realizando tarjetas con lindos mensajes para dejar en cada casa. Siempre en la escuela hacía calcomanías creativas, y decidió que podía usar las pequeñas enseñanzas de su pasado.

—¿Qué te parece? —mostró con una sonrisa hacia su querida hermana.

Entre la niña y ella había, como mucho, un metro y medio de distancia, por lo que no había chance de que Marion esforzara su vista para adivinar lo que había escrito en la calcomanía. A no ser que...

—¿Qué dice? —preguntó la niña, como si el cartel estuviera a 15 kilómetros de distancia.

—Marion, ¿te encuentras bien? —preguntó seria—. Estás forzando mucho la vista. A ver, ¿cuántos dedos ves aquí? —Alzó cuatro de sus dedos. Marion hizo el mismo gesto que antes: entrecerró sus ojos para forzar su vista—. ¿No ves de esa distancia?

—Bueno, mi papá me contaba que cuando mi mamá tenía mi edad comenzó a usar anteojos. Eso es hereditario, ¿verdad? —argumentó—. Creo que dijo que se llamaba "asmatico".

—¿Astigmatismo? —corrigió. La jovencita asintió mientras terminaba de comer su desayuno—. Eso es peor, linda.

Su hermana había escogido un mal momento para perder la vista de una forma tan brutal como esa. Tuvo que interrogarla cuándo había comenzado a ver así, a lo que ésta contestó que hace una semana tenía unos problemas para enfocar la vista.

—¡¿Por qué no me lo dijiste?! —reclamó.

—¡Nunca me lo preguntaste! —gritó Marion—. Además, no es tan importante.

—¡Sí lo es, Marion! —repitió algo histérica—. Tendré que llevarte con Denise.

En cuanto fueron a la enfermería a hablar con Denise sobre el problema de la pequeña en los recientes días, Denise hizo que Marion se probara sus propios lentes y ella dijo que pudo ver con claridad, aunque un poco borrosa a lo lejos. La doctora supo qué grado de aumento debía traer. No era oculista, pero era buena aprendiendo.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonWhere stories live. Discover now