Capítulo XXIV ━ Indefensas

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"So show me the way home, I can't lose another life"

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"So show me the way home, I can't lose another life"


La última vez que ella había estado en un hospital estaba visitando a su prima; se había fracturado un brazo patinando en un cerro peligroso. Recordaba no haber visto la herida, pero con solo ver el yeso que envolvía su pequeño brazo le causó mucha impresión.

Sin embargo, ella no estaba herida, o al menos eso era lo que creía. Tenía una de esas típicas batas celestes que los pacientes llevan; así fue como reconoció que estaba en un hospital. Miró a su alrededor; aquel aroma inhóspito que se impregnaba en sus fosas nasales y el constante color claro y brillante en la habitación le traían malos recuerdos.

¿Por qué estaba en un hospital? Si la última vez que estaba despierta se encontraba... huyendo de los caminantes con Beth mientras Daryl los mataba desde dentro.

—¿Beth? —susurró primero. Al no escuchar respuesta, repitió—: ¡Beth!

Sin esperarlo, el sonido de la perilla que había en la puerta la espantó. Lo más rápido que pudo, divisó su mochila y sacó de allí un cuchillo con mango plateado; obsequio de Jess antes de lo sucedido en la prisión. Apuntó hacia la puerta, esperando a ver a quién se enfrentaba en ese lugar.

Se alegró mucho al ver a Beth, vestida de igual forma que ella, con su mano enyesada y una pequeña cortada en la frente. Soltó el utensilio y corrió a abrazarla. Era la única persona que tenía en este momento, y no desperdiciaría ni una sola oportunidad para estar junto a ella.

—Gracias a Dios estás bien —exhaló Beth.

—¿Dónde está Daryl? —preguntó la niña al recordarlo.

—Aquí estarán a salvo —interrumpió una oficial junto a un médico—. Estaban solas cuando mi gente las vió, les salvamos la vida. Están en deuda con nosotros.

A Marion no le agradó mucho el tono de la mujer; si bien sus ojos le hacían acordar a Jess y su semblante un poco a Daryl, su temperamento no era de su total agrado. Y Marion sintió que la forma en la que dijo eso significaba peligro inminente.

Se aferró aún más a las piernas de Beth, se sentía protegida junto a alguien conocido. Ahora se tendrían la una a la otra hasta que pudieran hallar el modo de salir de ese lugar. Porque ese era el plan: salir de ahí y buscar a Daryl.

Antes de salir a hacer una guía turística por el edificio, le dieron a ambas una pijama quirúrgica para que no se sintieran incómodas con las batas. Beth ató su cabello y de paso también el de Marion. La más pequeña sentía la mirada constante de aquella oficial mirando a ambas, esperando a que se arreglaran.

La bata no es lo único que es incómodo aquí, pensó Marion en cuanto miró a los ojos de la mujer y luego los retiró antes de que pudiera siquiera darse cuenta de la mirada que le había echado.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonWhere stories live. Discover now