Capítulo XXXII ━ Permitirse explotar

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"You don't know the half of the abuse"

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"You don't know the half of the abuse"



Hoy era el primer día de Daryl como reclutador, así que Marion quiso visitarlo. Le llevó un pequeño dibujo que había hecho con una vecina de por ahí, el cual Daryl guardó en su chaqueta. Marion le deseó suerte y Jess igual, expresándose con una sonrisa tímida; aún no sabían cómo reaccionar por la situación de anoche.

Un beso en el cachete no era mucho, pero para un hombre como él era como decir que le estaba proponiendo matrimonio.

La luz se había ido en Alexandria, así que hoy Marion solo se dedicaría a dibujar y fotografiar a cada uno de los miembros de su grupo. Había hecho un dibujo para Jess, Daryl, Carol, Glenn, Maggie, Carl, Judith y Rick.

Jessica la ayudó a repartir las obras de arte hechas por crayones y lápices de todos colores, y luego acordó que la acompañaría a probar la cámara

Glenn y Maggie se encontraban empacando para ir a buscar lo necesario y volver con energía suficiente para iluminar a Alexandria por unos días más. Marion les entregó los dibujos a estos dos y ellos agradecieron.

—Ya sabemos quienes son sus favoritos —bromeó Tara con Noah.

—No tuve mucho tiempo, pero cuando vengan les prometo que tendré listos los suyos —juró—. El de Noah será muy colorido y el de Tara tendrá muchas decoraciones.

—Ya, May. Los dejamos solos —saludó a los chicos de lejos antes de irse.

Cuando regresaron a casa en busca de más hojas para dibujar al aire libre, y unas fotografías tomadas rápidamente, Jess se encontró con su amiga sentada en las escaleras de la casa en espera de ella. Le pidió a Marion que entrara y las dejara solas para hablar. Viniendo de Katie, ella ya podía saber de lo que trataría la conversación.

—Dice que lo lamenta. Está muy enfermo como para levantarse de la cama.

—No es fiebre, se llama resaca y ocurre cuando tienes en tu sistema más cerveza que un barril por haber tomado con tus amigos toda la noche anterior —dijo sin piedad—. Ni siquiera preguntó cómo estaba. No me sorprende, si te soy sincera.

—No deberías ser tan ruda con él. Está tratando de acostumbrarse a tu regreso —habló pacífica—. Antes de que tú llegaras...

—Katie, Kenny siempre ha sido así —trató de hacerla entender—. En la fiesta de fin de año fue el hazmerreír de toda la universidad. Tengo que admitir que me daba vergüenza que arrastrara las palabras al hablar. —Cambió de tema porque de lo contrario se le reventaría la cabeza de tanta furia en su interior—. Por cierto, ustedes están viviendo en la misma casa, ¿verdad?

Katie se quedó helada y no contestó, pero su mirada la delataba a 100 metros de distancia. Era obvio que si hubieran venido juntos los habrían puesto en la misma casa. Lo mismo pasaba con ella; vivía con Carol, Marion, Rick, Carl, Judith y a veces Daryl en la misma casa para mejor capacidad.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonWhere stories live. Discover now