Capítulo XXIX ━ Pros y contras

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"We are burried in broken dreams"

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"We are burried in broken dreams"



La contra de tener torcido el pie era tener que depender de alguien para incluso caminar. Su hinchazón y dolor sólo aumentaba cada vez que se mantenía en movimiento. ¿Cómo se supone que iba a estar en reposo ahora? No solía ser chica de descansos.

—Debiste pensarlo antes de creerte Robin Hood —mencionaba Daryl siempre que se le escapaba un quejido.

—Corazón Valiente, Robin Hood, ¿algún otro personaje que les recuerde mis actos de valentía? —contesta con sarcasmo siempre que Daryl hablaba, lo que solo provocaba indiferencia.

Lo bueno de estar herida es que puedes saber quien se preocupa por tí primero. Jessica juraba que haría una lista por las personas que intentaron ayudarla en su estado más débil para luego darles algo a cambio. El primero en esa lista sería Daryl.

Jess bromeaba con que le daría un baño lo suficientemente largo como para que se le caiga el cabello. A Daryl no le causó gracia, pero Tara trató de reprimir su risa para no ser atacada por la mirada del muchacho. Cuando él les dio la espalda, Tara chocó su puño con Jess para felicitarla por el chiste.






Al llegar a la tan aclamada Alexandria, Jess tuvo que pestañear varias veces para acostumbrarse a la luz que este lugar irradiaba. Aarón advirtió que debían pasar primero por una entrevista antes de poder dirigirlos hacia su lugar de estadía. Rick se ofreció primero y así fueron de a poco. La cuarta persona fue Jessica, quien fue acompañada por Marion y Daryl hasta el sofá en el que debía sentarse.

Una mujer, lo suficientemente mayor como para ser su madre, dijo que sería una audición privada, por lo que sus amigos no podrían estar allí. Daryl aún no era entrevistado, por lo que no le dio mucha confianza.

—Estoy bien —advirtió ella para tranquilizarlo. Antes de que se fuera, llamó a Marion para hablarle—. Escúchame con atención, linda —susurró—: Mantente cerca de Daryl todo el tiempo. No te alejes de él ni un centímetro hasta que yo vuelva, ¿está bien?

Ella asintió, y junto a su amigo se retiraron de la sala. Jessica se acomodó un poco en el sofá para que su pie no se durmiera.

—Esa es una gran herida —mencionó la mujer—. Mi nombre es Deanna. Espero que no te moleste que grabe la conversación, es algo rutinario.

Jess la despreocupó y esperó a que ella hiciera las preguntas que debía hacer para irse. 

Pros de estar con una persona desconocida en un cuarto cerrado estando herida: ninguno. Ahora solo rezaba porque fueran tan buena gente como Aaron juraba que lo era.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora