🌑Capítulo 4🌑

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Fue iluso pensar que mi primer día de clases sería normal, partiendo porque no estaba metida en un sito normal, donde mi mejor golpe de suerte, consistía en conocer un grupo en resistencia, ideando un plan de escape.

Bueno, quizás podía meter el chisme en algunas cabezas inmaculadas, y pronto tendría todo un séquito a mi disposición. Aunque claro, no podía esparcir demasiado el rumor, o las autoridades reforzarían la seguridad, y no podría llevar a cabo la fuga.

Como sea, en mi primer día, me vi obligada a saltarme la primera hora para asistir a un control obligatorio, del cual me informó Eva unas horas antes.

Sentí que no era un buen comienzo.

Me puse mi uniforme y me di un par de vueltas en el espejo, la falda era más corta de lo que me habría gustado y el suéter más grande, un pésima combinación en mi humilde y ponzoñosa opinión, pero al menos me veía decente.

Si me hubieran dejado un delineador, quizás hubiera podido hacer algo con mis ojos levemente rasgados, debido a la ascendencia asiática de mi madre. No era algo que pasara desapercibido, menos cuando abría la boca y no lanzaba un montón de sonidos incomprensibles. A la gente le impactaba que dijera cosas que pudieran comprender, y no quería que esa fuera la primera impresión en mi nueva escuela.

Pese a mis diecisiete años, aquí era una simple estudiante de primero, no importaba la edad para medir el grado que cursadas, sino el tiempo que llevabas aquí metida. Aún así, mientras mis asignaturas de reinserción eran del primer grado, el resto de las clases eran las adecuadas para nivel académico fuera de Louksna.

La clínica quedaba lejos de los dormitorios, así que tuve que partir con tiempo para llegar a la hora. Eva estaba esperándome con una radiante sonrisa en la entrada, era increíble lo incómoda que podía ponerme esta mujer, sin ningun esfuerzo de su parte. No hice ningún comentario y me dejé guiar por un largo pasillo. Llegamos a una habitación grande, con una camilla, una corredora y cientos de máquinas extrañas. Solo había una mujer mayor en el lugar, vestida con un delantal blanco.

En algún momento pensé que querían hacer experimentos conmigo.

La señora se presentó a sí misma como Marcia Muller y me indicó que sería la encargada de examinarme durante mi estadía en la academia.

—Durante las primeras semanas es importante que vengas cada tres días, luego una vez por semana y así, iremos reduciendo las visitas —explicó.

—¿Por qué debo ser examinada? —pregunté.

—Para ver como está llevando tu cuerpo los nuevos genes y tu metamorfosis, cariño.

Obedecí y me senté en la camilla, miré silenciosamente cómo la doctora preparaba un montón de jeringas. La detuve justo antes que pudiera inyectarme, no iba a dejar que metieran cosas extrañas en mi cuerpo sin saber qué eran antes.

SelenofobiaWhere stories live. Discover now