🌑Capítulo 12 (parte II) 🌑

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Eva lucía muy feliz esa tarde, cuando la encontré corriendo detrás de mí por los pasillos, me sorprendió verla tan extasiada, últimamente solo la veía cuando necesitaba ser reprendida por algo o durante mis evaluaciones médicas

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Eva lucía muy feliz esa tarde, cuando la encontré corriendo detrás de mí por los pasillos, me sorprendió verla tan extasiada, últimamente solo la veía cuando necesitaba ser reprendida por algo o durante mis evaluaciones médicas.

—¡Mackenzie! ¡Buenas noticias! —exclamó, provocando que un gran número de miradas se voltearan en nuestra dirección, haciéndome sentir avergonzada.

—¿Qué pasa Eva? —inquirí.

Ya sabía que mi definición de buenas noticias era muy distinta a la suya, por lo que solo podía temer sobre lo que estaba a punto de anunciar.

—Me llegó una solicitud, alguien ha pedido que hagas un trabajo exclusivamente para ella —avisó.

Por algún motivo la idea no me resultaba nada agradable, es más, no podía imaginar bajo qué circunstancias esto podía considerarse una buena nueva.

—La rechazo — dije, todos mis trabajos últimamente habían resultado mal, no me interesaba continuar fallando de manera reiterada.

—¡No puedes rechazar a Soulen Limerick! —chilló.

—¿Soulen Limerick? ¿Qué quiere ella conmigo?

—Quiere que la acompañes a tomar el té a la terraza. ¿No es maravilloso?

****

Algo así fue como llegué a estar sentada en la terraza del campus este de la academia, sabía que de alguna manera este asunto iba a acabar conmigo colgada de algún lugar o con múltiples lesiones, pero por el momento todo parecía ir bien.

Soulen era bellísima, no importaba cuantas veces la mirara, en cada vistazo me parecía más hermosa y aún me costaba trabajo aceptarlo.   Me sentía pequeña y fea a su lado, era como si un mono estuviese junto a una princesa, estoy segura que todos los presentes eran capaces de notar las enormes diferencias físicas entre ambas.

Todavía había un par de cosas que no acababa por comprender, como el hecho que este sector de la Academia tuviese todo una parcela para tomar el té, mientras yo tenía que encerrarme con mis amigas en mi habitación a compartir una gaseosa.

Otra cosa que me irritaba enormemente era el hecho que venir a compartir con ella a la terraza podía considerarse un trabajo, ¿acaso aquí no existía un límite para las labores que un estudiante podía realizar?

La respuesta no tardó en llegar a mi mesa, vestido de camarero.

—Hola Kenzie, ¿qué te traigo? —preguntó Daniel con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Dany! ¿Qué haces aquí? —exclamé.

—Hace unos días hablé con la encargada de este lugar —explicó—. Los materiales para el club son caros así que necesitaba un trabajo estable para poder ayudar a costearlos.
Mi boca cayó hasta el suelo.

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