🌑Capítulo 46 🌑

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Le mostré mi autorización a los guardias de la entrada, quienes sin dirigirme palabra alguna, se hicieron a un lado, permitiéndome avanzar, ya no era objeto de su preocupación

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Le mostré mi autorización a los guardias de la entrada, quienes sin dirigirme palabra alguna, se hicieron a un lado, permitiéndome avanzar, ya no era objeto de su preocupación.

No estaba nerviosa, ya había realizado trabajos para esta persona un centenar de veces, siempre solía escogerlos, no era peligroso, ni siquiera cuando le di motivos para tomar venganza en mi contra, lo que me daba mayor seguridad.

Sin embargo, las palabras de Hannah pesaban como plomo en mi espalda, perturbando mis pasos.

No estaba siendo honesta, ni conmigo, ni con nadie, no sabía cómo salir de la vorágine en que me encontraba, no podía lidiar con todo. Y me odiaba por eso. Si tan solo por un instante recobrara la valentía que tuve el día en que Kenzie por poco es aplastada por Cedric, de seguro actuaría, solo necesitaba un minuto, una insignificante porción de tiempo para arreglar las cosas.

Llegué al sector de los lobos y de pronto sentí que las puertas se agradaban, mientras mi cuerpo disminuía.

Golpeé dos veces a la puerta de Cedric Limerick, era una especie de señal que ambos habíamos acordado. Él no tardó en abrir, con su característica sonrisa que solía relucir siempre que tenía público, sin embargo, en cuanto entré, sus comisuras cayeron, formando una perfecta linda recta, que revelaba su verdadera identidad.

-Necesito que vayas por un encargo a las oficinas -explicó, sin saludar-, lleves mi ropa a la lavandería y limpies esta habitación. Mis padres vendrán y quiero causarles una gran impresión.

Asentí sin dudar. Cedric era así, tenía una personalidad dual, incomprensible, lleno de barreras que ocultaban lo que realmente sentía, le preocupaba causar una buena imagen, ser un buen hijo. Podía darme cuenta de muchos detalles con solo observarlo detenidamente.

Comencé a recoger la ropa que llevaría, así solo haría un viaje desde los dormitorios a las oficinas, ida y vuelta, pasando por la lavandería. Me sentí como una empleada, pero en este sector de la Academia, yo no era más que eso.

Mientras hacía mis labores no pude evitar detenerme al descubrir el colgante de Kenzie sobre el escritorio de Cedric, junto a un gran libro, que a juzgar por sus hojas gastas, tenía varios años de antigüedad.

El mayor de los Limerick se dio cuenta de mi indiscreción, carraspeó para llamar mi atención y cuando volteé a verlo, me hizo un gesto indicando la bolsa de ropa sucia.

¿Cómo me fui a enamorar de alguien como él?

Buena pregunta, Aby.

Desde la primera vez que lo vi me impresionó, más allá del efecto de atracción que producen los licantropos que nacieron con esta cualidad, pues yo estaba segura de ser una mujer osa y los lobos me eran indiferentes en ese sentido. Sin embargo Cedric era apuesto, irradiaba en el grupo, todos parecían esperar su oportunidad para hablarle y él parecía estar siempre de buen humor para todo. Era inhumano.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2022 ⏰

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