🌑 Capítulo 21 🌑

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Aby me ayudó a estudiar toda la semana, partíamos muy temprano en la biblioteca y terminábamos muy tarde en nuestra habitación. Nunca fui una estudiante modelo, pero tampoco era la mediocre de la clase, por lo que en las asignaturas corrientes lograba resultados decentes, no así en las materias nuevas, las cuales cuestionaba constantemente.

Con Shiomara avanzaba más rápido, al menos en lo que a defensa personal se refería, siempre me había interesado en los deportes, por lo que mi estado físico era bastante bueno, lo que sumado a mi entusiasmo, ayudaba a progresar a grandes pasos. No podía decir lo mismo de mi transformación, ya que a pesar de mis esfuerzos, todavía no lograba ni siquiera cambiar la punta de mi nariz.

A veces me asaltaba el temor de cambiar mi forma y no saber cómo retornar a mi cuerpo humano, o quedar convertida en una cosa híbrida de manera irreversible. Shiomara me decía que debía sacarme de la cabeza esos miedos sin sentido, o continuaría retrasando mi metamorfosis.

Hannah y Daniel habían estado recopilando información, sin embargo no habían logrado averiguar nada que nos fuese útil para completar nuestra misión. Perdimos el apoyo de Eddie cuando, a mitad de semana, sufrió un violento cambio que lo dejó internado en el hospital.

La noche del viernes Hannah golpeó nuestra puerta, me sorprendió encontrarla sin un paquete de comida chatarra entre las manos.

—¡Buenas noticias! —exclamó, pasando por el lado de Aby y entrando a toda prisa, con los brazos en alto, en señal de victoria.

—¿Ya saben la fecha del Gran Evento? —preguntó Aby.

Habíamos ideado un código para ocultar nuestra misión, en el cual "Gran Evento" se refería al día en que los idiotas pensaban atravesar el bosque.

—No, mejor que eso —contestó Hannah, conteniendo la emoción.

La recién llegada movió los libros que teníamos abiertos sobre mi cama, haciendo espacio para sentarse.

—Aprobaron el permiso que pedimos Daniel y yo, así que este sábado podremos ir a la ciudad —explicó.

Aby y yo intercambiamos miradas, en realidad la idea no emocionaba a ninguna.

—Podré observar los vestidos y escoger aquel que sea perfecto para el baile de aniversario —continuó diciendo—. Claro que preferiría ir a ver tiendas con ustedes, aunque Dany es mejor que nadie, solo espero que tenga suficiente paciencia, pues no será sencillo. A veces envidio a los hombres, para ellos es mucho más fácil.

Casi sentí lástima por Daniel, no estaba segura si estaba capacitado para soportar a una mujer como ella comprando un vestido para una gala importante. Aunque confiaba que su carácter y buen humor lo ayudarían.

Recordé el día en que Soulen se ofreció a pagar mi atuendo, aunque dados los recientes acontecimientos, comenzaba a dudar si un vestido sería suficiente para compensar los golpes que Cedric dime había dado. Como sea, tenía que hablar con Eva para poder cobrar la palabra.

—¡No pongan esas caras! —chilló Hannah—. Me hacen sentir como si no les importara.

—Solo estamos un poco cansadas —se excusó Aby.

En realidad, su paseo a la ciudad era poco relevante en estos momentos, nosotras ya teníamos nuestros propios planes para este fin de semana, los cuales podrían resumirse en la expresión: "Estudiar sin descanso".

—¡Bien! Les devolveré su ánimo. Presten atención y acérquense para que puedan escuchar —resolvió la joven jaguar, adoptando la actitud que se toma al contar un secreto y bajando la voz—. Cuando entré a la Academia, Brenda Mitchell, una chica adorable, que para entonces llevaba dos años aquí se ofreció para llevar una carta a mis padres durante su salida. Ella ya lo había hecho años atrás, es un buen método para poder comunicarse con nuestras familias y dar señales de vida.

»Aunque las casas de nuestros parientes son rodeadas por una especie de campo mágico que impide que nos acerquemos y también los protege, a modo de garantía, el secreto es dejar las cartas en el buzón de correos sin que nadie lo note, así serán entregadas como simple correspondencia.

»Por lo tanto, tienen esta noche para redactar algo decente y entregármelo mañana. ¿No soy grandiosa?

Mis ojos se abrieron a su máxima capacidad, al tiempo que la esperanza de apoderaba de mí. Pude haber gritado de la emoción o incluso llorar de felicidad, sin embargo aún era consciente que debí contenerme para evitar ser descubierta.

Aby no tuvo reparos en lanzarse a los brazos de Hannah, agradeciendo una y otra vez el favor, miré la escena por unos segundos hasta que no aguanté más y acabé uniéndome al abrazo.

Luego que nuestra heroína abandonó nuestra habitación, ambas arrancamos un par de hojas y comenzamos a redactar nuestras respectivas cartas.

Era un ejercicio tan íntimo que ninguna dijo nada en toda la noche, aunque tampoco pudimos conciliar el sueño buscando las palabras adecuadas para plasmar en papel.

En mi caso, quería darle tranquilidad a mi madre, hacerla saber que estaba bien y que lamentablemente no podría reunirme con ella pronto. Desconocía si la Academia se había puesto en contacto con ella y siendo ese el caso, tampoco sabía qué podían haberle dicho, por lo que debía proceder con cautela, si bien la extrañaba, cualquier cosa que dijera podía desencadenar una actitud errática, pues la conocía lo suficiente como para saber que era imposible que no estuviese preocupada y que era capaz de cometer una locura con tal de tenerme de regreso.

No iba a exponerla a este mundo y sus peligros.

No iba a exponerla a este mundo y sus peligros

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SelenofobiaWhere stories live. Discover now