🌑 Capítulo 17 🌑

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Estar en reposo me ayudó a pensar mejor las cosas, no de la misma manera que la primera vez que estuve internada, cuando tuve que tomar la decisión entre incorporarme o no, esta vez sabía a lo que me enfrentaba, había tenido tiempo de experimentar dentro de la Academia, de conocer a sus estudiantes, el sistema escolar, y por sobretodo, ya conocía el rostro de la persona que me había traído a este lugar.

Me sentía decepcionada y me odiaba por eso, ahora que recordaba al culpable, en vez de trazar un plan de venganza como desde un principio me propuse, estaba aquí, en una cama de hospital, defraudándome a mí misma.

Cuando vi a los hermanos Limerick por primera vez mis sospechas se dirigieron inmediatamente en contra de Angus, por su personalidad seria, indiferente y el aura peligrosa que desprendía, pero con el pasar de los días descubrí la otra cara de Cedric y comencé a pensar en él como culpable. Tal vez incluso, muy en el fondo, dentro de mí ya había aceptado la idea y había decidido convertirlo en el blanco de mi venganza.

Ahora me daba cuenta que en realidad ambos eran la misma mierda, con distintos rostros.

Definitivamente, ya había tocado fondo y no estaba dispuesta a caer más bajo, no podía permitir que siguieran haciéndome daño, iba a retomar el control de la situación para hacerlos pagar. Nunca debí haber perdido ese objetivo de vista.

La puerta de mi habitación se abrió, pensé que podía ser Aby trayéndome los apuntes o cualquier otra persona de visita, pero en su lugar apareció Finn.

Entró cabizbajo, como si la culpa lo estuviera aplastando, también noté la preocupación en su rostro, a pesar de la débil sonrisa que traía.

—Te daré dos opciones —dijo—. Puedo quedarme o puedo irme, tú decides.

—Haz lo que quieras —respondí desanimada.

—Son tus opciones, no mías.

Sabía que lo más sensato en ese momento era decirle que se fuera bien lejos, y de paso informara a sus primos que iba a vengarme por todo lo que me habían hecho.

Sin embargo, por algún motivo, no podía estar molesta con él. Poco antes de la pelea con Cedric había decidido a seguir su consejo y seducida por la idea de sacar toda la mugre que había dentro de esta escuela, todo aquello que me molestaba, hasta convertirlo en un mejor lugar, en favor de las personas inocentes, como yo, que se habían visto atrapadas contra su voluntad. Ahora, la idea me parecía estúpida, esto era el infierno y sin importar lo que hiciera, el infierno siempre sería doloroso y ardiente.

—Vete —mascullé.

—En ese caso me quedaré —resolvió Finn, le dirigí mi mejor mirada asesina—. Mis opciones eran obedecerte o no.

—Si lo hacemos así entonces siempre saldré perdiendo —contesté.

—Solo se trata de convertir la realidad en un juego que sepas jugar muy bien —explicó, sentándose en un pequeño sillón junto a la camilla—. Mi primo es un pésimo jugador, pero sabe convertir a los demás en jugadores aún peores. Sobretodo, tratándose de una chica muy obstinada, que fue atacada por uno de los suyos, pero ya sé que no quieres hablar de él, así que no vamos a perder el tiempo.

—¿Qué quieres decir? —pregunté.

—¡Ah! Puede ser que ahora quieras hablar de Angus —cuestionó Finn.

Arrugué mi frente al darme cuenta que estaba a punto de caer en su juego. Me habría gustado evitarlo, sin embargo el tema que proponía era demasiado interesante como para perder la oportunidad.

—¿Qué sabes? —inquirí.

—No mucho, mi tío ha prohibido hablar del tema —explicó—, solo hay algo que pude sacarle al Reid estos días, ya que ha estado inestable emocionalmente.

SelenofobiaWhere stories live. Discover now