🌑 Capítulo 8 🌑

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Les voy a decir de qué hablaba todo el mundo ese día: de la nueva niña lobo, que ya se había metido al bosque con uno y al otro día andaba en los brazos de otro.

Era el chisme de la academia, todos hablaban de mí, se daban vuelta a verme sin la menor discresión y en cada pasillo escuchaba mi nombre entre murmullos. No era la mejor manera de hacerme conocida, lo odiaba, porque en ninguna de las dos situaciones fue culpa mía.

Bueno, quizás.

Mi clase más concurrida era genealogía, una estúpida asignatura donde debíamos aprender la historia de los Clanes, sus miembros históricos y actuales, entre otras cosas, lo cual me parecía absolutamente ridículo. Debía soportar una hora de cátedra sobre la grandeza de los alumnos del ala este, mientras aguantaba las miradas en mi espalda, ya que Hannah había guardado asientos para todos en primera fila.

Aún no entendía por qué Hannah estaba en una clase conmigo si cursaba un curso superior, supuestamente aquí los grados escolares se llevaban de acuerdo al tiempo que llevabas dentro.

—Lo reprobé intencionalmente el año pasado —explicó.

—¿Por qué hiciste eso? —inquirí con horror.

—Muchos lo hacen, por eso somos tantos, no hay nada como una clase donde te muestran fotos de chicos lindos y debes aprenderte sus nombres e historia —señaló sonriente.

Definitivamente, a veces no entendía la lógica con la que funcionaba su cabeza.

—¿Y Daniel? —pregunté. Él también llevaba un año más que yo encerrado en este lugar.

—Yo solo soy malo con los nombres —Se disculpó el aludido.

La clase fue horriblemente aburrida, tal y como lo sospechaba, el profesor, un señor mayor que se quedaba en blanco cada cierto tiempo, hacía que todo fuera peor. Acabé quedándome dormida encima de mi escritorio, despertando a saltos, producto de los suspiros y leves chillidos de las estudiantes cada vez el maestro enseñaba una que otra fotografía de los miembros de los Clanes.

Durante el descanso, Daniel intentó convencer a Eddie que se uniera a su equipo de fútbol, me costó creer que en medio de la dictadura que se vivía aquí dentro los estudiantes pudiesen formar clubes.

—El deporte es importante para controlar las transformaciones —explicó Daniel—. Me anima mucho poder ayudar a mis compañeros, es muy difícil los primeros meses. Además, necesitamos nuevos miembros, pronto será el aniversario de la Academia y se nos vienen muchos partidos por delante.

—¿En serio celebran aniversarios? —pregunté.

—¡Así es! —exclamó Hannah—. Eres muy afortunada de haberte integrado a comienzos de año. Yo entré poco después y tuve que esperar al año siguiente para poder participar.

—¿Y qué cosas interesantes se hacen? —pregunté.

No podía imaginarme el aniversario escolar en una escuela de animales. ¿Qué hacían? ¿Competencias de transformación? ¿Desenterrar huesos en el patio?

—Competencias deportivas —respondió Daniel emocionado.

—¡El Baile de Luna Llena! —chilló Hannah.

Lo primero que se me vino a la mente fue un grupo de lobos aullando a la luna, con música de fondo.

—¿Qué es eso? —preferí preguntar.

—Es un baile que se celebra en el salón del ala este, donde todos los alumnos pueden asistir. Se supone que es una oportunidad para que todos nos conozcamos y establezcamos lazos —explicó la chica jaguar.

SelenofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora