🌑 Capítulo 9 parte 1 🌑

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Luego de un largo día, nos reunimos en mi habitación, pues mis amigas querían escuchar cómo había hecho para conseguir dos hazañas con los chicos lobos

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Luego de un largo día, nos reunimos en mi habitación, pues mis amigas querían escuchar cómo había hecho para conseguir dos hazañas con los chicos lobos. No era mi tema favorito de conversación, pues de momento, tenía preocupaciones más importantes de las que ocuparme.

Por ejemplo, tal vez uno de los principales problemas que una chica debe enfrentar cuando se acerca un baile es el vestido. No tenía ni la menor idea de dónde iba a conseguir uno, ni siquiera tenía ropa propia, apenas sí poseía el uniforme que Eva me trajo y lo que Aby me prestaba, si con suerte lograba vestirme para el diario vivir, mucho menos podría para un evento de esa magnitud.

—No te alteres, Kenzie. Puedes ahorrar y comprarte uno —dijo Hannah.

—¿Cómo esperas que haga eso? —repliqué, recibiendo un par de miradas que envolvían la respuesta a mi pregunta—. Oh, no. No pienso trabajar para esos estúpidos del ala este, solo miren lo que pasó la última vez.

—Yo creo que te fue muy bien —replicó la joven jaguar, recordando mi incidente con Angus.

Suspiré pesadamente, en cualquier otra circunstancia, que un chico apuesto detuviera mi caída habría sido fantástico, pero en este caso, resultaba agobiante.

—Tranquila Kenz —dijo Aby—. Solo tienes que preocuparte de prestar atención a la solicitud y no intentar algo raro esta vez. Yo ya he ahorrado mucho en tres meses.

—¿Es obligatorio asistir? —alegué, cruzándome de brazos.

—¡Ni lo pienses! Es el evento más espectacular de la escuela y nuestra oportunidad para lucirnos, no puedo permitir que faltes —reclamó Hannah—. Te llevaré aunque uses el uniforme de la escuela.

—¿Puedo ir con el uniforme de la escuela? —pregunté.

—No.

Rodé los ojos. Si no podía, para qué lo sugería.

Aunque para ser sincera, no me gustaba la academia, mucho menos los alumnos del lado este, y si bien, la idea de llevar un hermoso vestido en un salón, que de seguro sería precioso, no me dejaba indiferente. Sabía bien que disfrutar de un evento en un lugar del cual tal vez nunca saldría sería un pequeño oasis en medio del desierto, que no ayudaría a sanar las heridas que llevaba dentro.

No podía colgarme del cuento de la cenicienta, permitir que un chico apuesto me sacara a bailar y pasar toda una noche romántica, para que luego al volver a mi cuarto, la magia desapareciera por completo y volviese a ser la plebeya infectada por un lobo.

Era absurdo, sabía que era un destino fatal, cuando todo acabase ya no iba a quedar nada de aquel momento especial. Por eso, no debía, tenia que ser firme y resistir a la tentación de actuar como si todo estuviese bien, porque no era así. Entregarme a la diversión que me ofrecía un lugar como este, era aceptar mi condena, yo debía luchar contra ella, no iba a dejar pasar lo que me hicieron, ni mucho menos disfrutar de una felicidad tan efímera, pues solo sería un analgésico.

El resto de la noche les conté cómo un lobo salvaje me había perseguido por el bosque hasta que Finn inventó la excusa de que iba a reunirme con el, y como me caí de la ventana luego de recuperar mi colgante.

Estaba cansada, solo quería dormir. En cuanto toqué la almohada caí en un profundo sueño, que acabó convirtiéndose en una pesadilla donde era perseguida y devorada por un lobo.

Sin embargo al día siguiente me sorprendí a mi misma siendo arrastrada por Aby hasta el panel de los empleos.

—¿Y éste chico como es? —pregunté indicando una de las solicitudes.

—Es un descarado, mejor ni lo pienses —respondió—. La última vez que acepté un trabajo suyo resultó ser que no quería que lo ayudara con su tarea, sino que me pidió que me desnudara frente a él.

—¿En serio puede hacer eso? —inquirí con horror.

—Ellos mandan —suspiró—. Una cosa es lo que escriben en la solicitud y otra muy distinta es lo que quieren en realidad.

De pronto, el enorme tablero me pareció más un juego de buscaminas que un panel de avisos.

—Nos vamos —dije, dándome la vuelta.

—¿Nos vas a seguir buscando? —preguntó Abigail.

—No.

—¿Y el vestido?

—No me importa.

No iba a caer, definitivamente, no me permitiría dejarme llevar por sus trucos sucios. Este lugar no valía la pena, no iba a entrar en el cuento de la cenicienta en medio de un grupo de cambia formas, por más atractivos que fueran los chicos, no importaba cuanto chillara Hannah ni las súplicas de Aby.

Me di la vuelta, en un pequeño momento de debilidad que bastó para que mi mirada fuese a cero en uno de los anuncios, donde se leía un nombre: Cedric Limerick.

***

Quería ver esto más como una oportunidad para acercarme al sospechoso número dos que como un intento por obtener dinero para el vestido, para no sentirme tan culpable por lo que había hecho. De todas maneras, de una u otra forma estaba matando dos pájaros de un tiro.

En el cruce de ambos hemisferios me encontré con Angus, se me hizo imposible de ignorar, aunque apenas lo vi de reojo, estaba leyendo un libro en una esquina, tenía ese mismo aire desinteresado de siempre, ajeno al resto, sin embargo en cuanto se percató de mi presencia dejó su lectura a un lado y se acercó a mí, provocando la misma extraña calidez en mi interior.

—Espero que no vengas a saltar por las ventanas otra vez —comentó.

—Lo siento, pero hoy no eres mi objetivo —respondí con el mismo sarcasmo.

—¿En serio? —preguntó con fingida sorpresa—. ¿Quién tendrá el placer hoy?

—Tu hermano, Cedric —respondí con suficiencia.

Vi que su mirada despreocupada de hace un rato cambiaba radicalmente, su ojos se abrieron, y su boca se convirtió en un línea recta que demostró lo poco que le agradaba la idea. Por más que se apresuró en cambiar su expresión, ya se había delatado a si mismo.

—Si tienes problemas con él, grita. Estaré escuchando —contestó, antes de irse, llevándose con él la calidez que me envolvía.

Arrugué el entrecejo, su extraña advertencia no me hizo ningún sentido, así que decidí restarle importancia y continuar mi camino.

SelenofobiaWhere stories live. Discover now