🌑 Capítulo 33 🌑

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Para cuando la nueva semana comenzó, Eva aún no se recuperaba totalmente de su resfriado, pero a pesar de su malestar, se levantó de la cama y me acompañó en todo lo que fue necesario. 

Algunas pruebas fueron escritas, otros maestros prefirieron la vieja y tortuosa técnica del interrogatorio para ahorrarse trabajo.

Eddie fue liberado ese mismo lunes, pero con mi ocupada agenda en medio, no tuvimos tiempo de reunirnos y planificar el operativo de aniversario.

Los días pasaron rápido, primero rendí las evaluaciones de asignaturas normales, es decir, las que encontraría en cualquier escuela corriente, tales como matemáticas, ciencias, lengua, entre otros.  A final de la semana me concentré en los exámenes de las materias exclusivas de la Academia, las cuales eran la verdadera novedad y el real desafío.

Aún así, durante la tarde del miércoles, hubo tiempo para que Eva, Aby y yo nos reuniéramos para decidir nuestros atuendos.  Mi compañera había estado ahorrando para poder comprar un vestido digno, por mi parte, tenía el precio cubierto por la bondad de Soulen Limerick.

Era horrible deber escoger por medio de una revista lo que ibas a usar en un evento tan especial, por lo menos habría esperado algún modelo de prueba, para al menos poder sentir la tela, pero nada eso era posible, estábamos obligadas a conformarnos con imágenes en papel brillante.

A ninguna nos dejaba indiferente la ausencia de Hannah, esperábamos que estuviese en primera fila el día en que escogiéramos nuestros vestidos, pero desde el incidente con Eddie, se había mostrado muy distante. Ante lo que decidimos que lo mejor era dejarla sola hasta que lograra calmar su enojo.

Comenzamos por buscar el atuendo de Abigail, considerando su contextura y la forma de su cuerpo.  Ella no tenía muchas curvas, era pequeña y menuda, incluso con los genes de oso que habían ensanchado sus caderas y engrosado sus músculos, como una segunda pubertad, seguía siendo menuda.

Acabamos escogiendo un bellísimo vestido verde, que nacía en un escote en forma de corazón, cayendo suelto y ligero hasta las rodillas.  Con unos zapatos claros, a tiras, que hacían juego y le aportaban varios centímetros de estatura.

Cuando llegó mi turno de elegir extrañé a Hannah por primera vez, necesité de alguien que me empujara hacia adelante, haciendo caso omiso a la culpa que me invadió por aprovecharme del dinero ajeno.

Suspiré y alejé el catálogo, tenía dignidad y no quería tener un vestido gratis.

—¡De ningún modo voy a permitir que rechaces el ofrecimiento de Soulen Limerick! —determinó Eva, al ver que declinaba la oferta.

Levanté el rostro sorprendida, no me esperaba su reacción, pero en cierta manera era consecuente con ella y su amor por los de mi especie.

Intenté convencerla de lo contrario, tenía muchos argumentos a mi favor, partiendo por el hecho que no quería aprovecharme de la amabilidad de Soulen, ni mucho menos agotarme su presupuesto.  Sin embargo todas mis protestas fueron silenciadas.

—No tienes que preocuparte por aquello —sonrió Eva—.  Soulen habló con su madre y la señora Sonia está muy complacida de costear tus gastos de presentación.

No pude evitar sentir que me estaba tratando como si fuese un perfume o algún otro objeto a punto de ser rematado, para la cual debía verse impecable.

—¿Y de dónde viene tanta amabilidad? —pregunté con desconfianza.

La expresión de Eva me dejó entrever que era una respuesta incómoda.

—De todos mis pupilos, eres la más difícil de llevar, Kenzie —alegó, evitando mi pregunta.

—Gracias —sonreí con satisfacción, con el único fin de fastidiarla un poco más.

SelenofobiaWhere stories live. Discover now