🌑 Capítulo 6 🌑

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Escuché una gran cantidad de murmullos a mi alrededor en cuanto regresé junto a Finn al frontis de la academia, no estaba segura si las clases habían terminado o todos tenían demasiado tiempo libre como para chismorrear en la entrada .

—Ya sabía, mi primo les fue con el chisme a todos —suspiró pesadamente Finn.

Pude ver lo mucho que le molestaba tanta atención sobre él, pero también podía pensar que estaba intentando ser respetuoso con mi situación. Había evitado mirarme durante todo el caminopara evitar el efecto que me producían sus ojos, tampoco habíamos intercambiado muchas palabras.

De alguna manera me había fallado a mi misma siendo tan amable con un miembro del clan al cual le declaré la guerra, pero era inevitable. Finn no se notaba una mala persona y odiaba reconocerlo, su presencia me traía una paz que me hacía falta en medio del caos en que mi vida se convirtió.

No tenía intenciones de idealizar una imagen de él, aunque ciertamente me había salvado de un poderoso conjunto de colmillos. No entendía muchas cosas de esta nueva sociedad, pero tenía razones para pensar que su actuación solo se debía a ese orgullo de cada clan, es decir, mi agresor era su pariente, lo que dejaba las cosas en su estado inicial, pues, de lo contrario habría tenido que cargar con la culpa de no haber intervino y yo no le debía nada. Aún así, si estuvieramos en otro escenario, lejos de los lobos, las manadas, y me refiero a ese ambiente que me rodeaba antes de verme encerrada en una escuela como esta, quizás habría estado infinitamente agradecida.

Quizás, porque en esa realidad, nadie es familiar de un agresivo lobo con los ojos inyectados en sangre. Lo más cercano sería pensar que nadie es culpable de los errores de los demás, incluso si son familias.

El hilo de mis pensamientos se desvaneció cuando se giró para despedirse, me quedé pasmada por el brillo de sus ojos y lo vi alejarse a través de la masa de estudiantes que emitían una serie de comentarios al respecto.

Sentí un brazo pasar a través de mis hombros, sacándome de mi estupor. Me encontré con el rostro de Hannah, quien me observaba con picardía.

—Ya atacaste —señaló—. No esperaba menos de una mujer loba.

—No digas estupideces —pedí, liberándome de ella y caminando hacia los salones.

Abigail estaba ahí, esperándome.

—¿Estás bien? —preguntó.

—¡Cómo no va a estarlo! —exclamó Hannah detrás de mí—. Si salió a conocer el bosque con Finn Limerick, cualquiera estaría bien. Tienes que contarnos los detalles más tarde.

—Oh, Hannah, no digas tonterías —repliqué—. Por poco me mata un lobo salvaje.

—¿Finn? —preguntó Abigail sorprendida—. No creí que él fuera esa clase de personas.

—No, fue su estúpido primo que me siguió mientras intentaba escapar —expliqué molesta.

—¿Su primo? —repitió la mujer jaguar, viendo el ala este—. Pero si tiene tantos.

Me paré en seco, había olvidado preguntarle a Finn a cuál de sus primos le debía el favor de haberme convertido en loba.

—No sé cuál de los dos —dije, con rabia—. Pero ambos están en mi lista de personas a las que voy a patearle el trasero en cuanto aprenda a convertirme en loba.

—No olvides decirnos cuál tiene mejor trasero después —concluyó Hannah con una sonrisa. Aby le dirigió una mirada de desaprobación—. Es simple curiosidad —se defendió ella.

*******

Soulen entró al comedor con la misma gracia que la caracterizaba, sus movimientos eran suaves y rítmicos, como una bailarina de ballet, su sonrisa resplandecía y su belleza era capaz de opacar a todas las mujeres del lugar, atrayendo un gran número de jóvenes dispuestos a mantener una platica con ella.

SelenofobiaWhere stories live. Discover now