40. Crímenes del pasado-Maratón 3/8

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Miedo. Eso describía lo que sentía en este momento, el terror llenaba cada parte de mi cuerpo y la transmitía a todos mis nervios. La única razón por la cual no me desmayaba era porque ya me encontraba en el suelo.

-¿Ahora lo entiendes?

Cierro los ojos y trato de que el llanto no salga; pretendo estar concentrada en una sola cosa que no era más que tranquilizarme. Habíamos salido de ese horrible lugar hace poco y mi piel seguía temblando. Miro a James con detenimiento y sus ojos aspiran algo que no creí ver: pena. No por mí, sino por todos esos niños, chicos...que fueron castigados al tratar de hacer lo correcto.

-Ellos eran estudiantes, al igual que tú. Cuando no sirven los castigan de esta forma-habla con la voz sumamente baja-. ¿Te das cuenta de lo que les pasará a los tuyos si no los entrenas? Estoy harto de presenciar tantas muertes.

-Lo sé-digo con la garganta atada por un nudo.

-¿Y qué harás entonces?

Buena pregunta. ¿Qué haría ahora? Quizá la decisión que tome no sería la correcta, pero haría algo bueno con ella. Ser una maestra era un honor en la sociedad, pero en mis circunstancias era lo último que deseaba hacer; sinceramente ya no tenía ni idea de qué pensar con respecto a todo.

-Lo haré-suelto con los ojos vidriosos.

-¿Lo harás?-preguntan, sumamente anonadados James y Joseph. Sus miradas se clavaban en mí, tanto que podía imaginarme que estaban pensando.

-No voy a permitir-trago saliva con una fuerza gigante-que les hayan daño. A nadie.

Esa era una respuesta que sabía que daría. Yo jamás abandono a quien necesita de mí, sea quien sea. No interesa si fuese hasta mi peor enemigo, jamás los dejaría en una situación en donde su vida peligre. Permanentemente en mi vida he tenido una serie de altibajos que han probado mi carácter ante todo lo que pasa, siempre he desechado la idea de huir. Y no porque dicen que huir es de cobardes, sino porque una vez que huyes, lo harás por toda la vida. Eso da miedo. Da terror al saber que los problemas te ganaron sólo porque tú quisiste que fuera de esa forma. 

Nadie pierde porque sí, la derrota es opcional.

Al terminar de decir esas pocas palabras, siento una ligera decepción en la mirada de Joseph, pero no me interesa en lo absoluto. Si él decía ser un infiltrado debería comprender esto, pero de igual forma estar asustado por esta toma de decisiones tan apresuradas.

Pero jamás se abandona. Jamás.

-Entonces ven con nosotros. Te arreglaremos el papeleo-dice uno de los guardias, quienes custodiaban mi única entrada como salida-. Avisaremos al jefe.

Todos nos ponemos en marcha y es bastante extraño que esta vez nadie me sujetara. Prácticamente caminábamos en una perfecta fila que se alineaba a la pared de concreto, la cual nos guiaba hasta un diferente sitio en segundos. No pasó mucho. Unos cuantos minutos, quizá. Pero cuando nos detenemos, lo único que distingo es una puerta gris y oxidada por todas partes. No reparo en las personas que estaban alrededor, sino hasta que uno de ellos nos señala con una expresión colmada de emoción. Así que en ese momento sé que ese lugar no estaba en estado fantasma.

-¡No puede ser, es ella!-grita un chico del cual no tenía idea de quién era. 

Todas las miradas se fijan en nosotros y poco a poco se van hacia mí. Suspiro algo cansada ante el asunto que estaba pasando en ese preciso momento.

Las personas comienzan a rodearnos por todos lados y aclaman de manera triunfal algo que no comprendo.

-¡Bienvenida!-grita una voz gruesa y densa. Todos callan, pero sus miradas no apagan esa emoción eminente.

The Drama of Problem [MAMP#4] #YoSoyAnarky2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora