CAPÍTULO XL

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- Es arriesgado.

Naira levantó la mirada del plan de acción que tenían dibujado en la tierra de la base del árbol, de donde no se habían movido en unas cuantas horas.

- Sabíamos que era arriesgado desde el principio- frunció levemente el ceño y cambió de mano el palito que había usado para dibujar en el suelo- ¿Qué te pasa ahora? Es como si pasases de estar seguro a no estarlo con sólo respirar.

Pox bajó la mirada, pensativo como siempre, indescifrable para Naira como solía ser. La chica se dio cuenta, para su sorpresa, de que aquel día estaba empezando a cansarse de la actitud de Pox.

Y era algo que pensaba que nunca le iba a pasar. Solía estar tan encandilada con cada pequeño movimiento que hacía el chico que le daba la impresión de que él no podía hacer nada para molestarla o hacer que saliera de ese estado de tontería absoluta, de embobamiento.

Y resultaba que sí, que su actitud le molestaba. Que le gustaría que estuviera más seguro de lo que iban a hacer para sentirse respaldada y apoyada. Y que no lo estaba consiguiendo y se empezaba a poner de los nervios por culpa de Pox. Por culpa de Pox, sí.

- Nunca hemos hecho una misión tan arriesgada- dijo el chico como única explicación.

- Pues no pasa nada porque esta sea la primera vez. Y no será la última, te lo aseguro- aseguró Naira, con expresión más que seria.

- Te veo muy segura de ti misma- comentó Pox, todavía sin mirarla.

- Claro que lo estoy. Hay que estarlo.

- ¿Tú crees?

- ¿Tú no? ¿No te ves capaz de hacer esto? Porque aún puedes irte, estás a tiempo.

Supo que había sonado más seco de lo que hubiera pretendido en un principio, pero dado el día que llevaban le salió solo y sin poder evitarlo. No tenía muy claro cómo iba a reaccionar el chico, y aunque podría haber pedido perdón por su rudeza, no lo hizo. Su orgullo se lo impedía. Así que se limitó a esperar una reacción por parte de Pox.

Éste levantó la cabeza para mirarla directamente a los ojos, cosa que la pilló por sorpresa.

- No me voy a ninguna parte- aseguró Pox con tranquilidad.

Parecía que lo decía como si fuera lo único que tenía seguro en el mundo. Eso tranquilizó a Naira, había tenido miedo de que el chico se fuera y la dejara sola. La soledad era algo que nunca le había gustado, porque aunque había llegado a acostumbrarse a ella seguía teniéndole bastante miedo.

- Gracias- dijo, en voz baja y con sinceridad.

Y entonces él sonrió. Y a Naira se le paró el mundo por un instante, o dos, o tres, o lo que durara aquella sonrisa. Y supo que, por muy cansada de su actitud que pudiera llegar a estar, por mucho que le molestara lo que hiciera o dijera de vez en cuando, siempre que Pox volviera a sonreírle, ella sería suya de nuevo.

Esperaba que el chico no se diera nunca cuenta de esto, porque le daba un poder sobre ella inimaginable. Y le daba miedo que alguien tuviera semejante poder sobre su persona sin su permiso. Sin que ella pudiera hacer nada para evitarlo.

"No lo puede saber nunca" decidió.

Los guardianes del AmuletoWhere stories live. Discover now